jueves, 9 de septiembre de 2010

"HAY MAS REVIENTE QUE EN LA ÉPOCA DE SUMO"




El sábado, Las Pelotas estrena en sociedad Despierta, su primer trabajo sin Sokol. Germán Daffunchio explica cómo cambió la movida del rock y por qué cree que el espíritu rebelde sigue vigente.

Veinte años de vida y Despierta, el último disco del combo, son las excusas perfectas para que Las Pelotas pise por primera vez el escenario del Luna Park. La banda –una de las dos patas que congregó a los ex Sumo tras la disolución del grupo comandado por Luca Prodan– fue fundada por Germán Daffunchio y Alejandro Sokol, que abandonó Las Pelotas apenas comenzado 2008 y murió un año después. Despierta (2009) es el primer trabajo sin el “Bocha”, y fue editado después de la muerte de su cantante.
El show del sábado representa el estreno en sociedad del álbum en Buenos Aires. “Queremos tocar ya”, dice ansioso Daffunchio. “Si no tocamos, al mes ya estamos como desesperados”, afirma quien ahora asumió el rol de frontman, reunido con Gabriela Martínez, la bajista de la banda, para hablar con Tiempo Argentino.

–¿ Cómo es llegar al Luna?
Germán Dafuncchio: –Es una continuidad natural de toda la vida de estar tocando. Por otro lado, es el único lugar en el que se puede hacer shows en Buenos Aires, y este era el momento de presentar el disco. Es un reto enriquecedor.
–¿Por qué estrenan en vivo el disco tanto tiempo después de haber salido?
GD: –La pregunta es por qué hay que presentarlo apenas lo sacás. Esta vez, nosotros decidimos lo contrario, quisimos que fuera un trabajo que se escuchara, darle tiempo a la gente para asimilarlo y no sentirnos apurados por una presentación.
Gabriela Martínez: –Muchas veces tenés que dejar que el público lo incorpore. No es lindo cuando presentás el disco y la gente no lo conoce. No lo disfrutás igual.
–¿Cómo fue el proceso de Despierta, ya sin Alejandro Sokol?
GD: –Nosotros siempre fuimos saltando de disco en disco: cada uno fue un desafío distinto. Siempre hubo circunstancias de vida que después se transformaron en música. La transición sin Alejandro fue un desafío muy fuerte para todos nosotros, sobre todo para mí, que tengo que cantar solo. Creo que Despierta es una especie de nuevo comienzo, y estamos muy felices del resultado final. Las Pelotas es como un espíritu, más allá de los que están físicamente y los que están espiritualmente.
– ¿Hay un disco que los haya marcado en especial?
GD: – Cada uno es una etapa de nuestra vida y todo fue para crecer. Todos me mueven emociones, me llevan a ese momento. La sensación es de orgullo con todos los álbumes.
GM: –Para mí es distinto porque, por ejemplo, Para qué marcó algo importante, es el primer disco con Sebastián (Schachtel), con teclados, y como un grupo con una apertura de sonido diferente. Y, después, Amor seco fue el primer trabajo en un estudio propio.
GD: –Eso nos llevó a tener que enfrentar cada trabajo en distintas situaciones técnicas. Amor seco es un trabajo que yo amo, lo grabamos en condiciones que vos ahora mirás y decís: “¿cómo hicimos esto? A nivel público, hubo uno que fue el detonante, el que hizo que Las Pelotas se conociera: Esperando el milagro, el que tenía “Será” que era un tema muy radial. Ahí muchos nos empezaron a conocer. En ese sentido, es un hecho histórico.
– ¿Cómo es el armado de un disco de Las Pelotas?
GM: – Con muchísimo placer.
GD: – Hemos logrado una química, disfrutamos de tocar, componer, y el disco es el resultado de mucho trabajo que viene de atrás. Es algo muy emocional, y cada placa es distinta por eso mismo, por las historias emocionales de cada uno. Uno a través de los años tiene otras perspectivas. Más allá de que haya cosas inamovibles, también busca una forma de crecer.
–Les va muy bien también cuando salen de gira. ¿Se sorprendieron la primera vez que salieron por el país?GD: –Hay algo épico en tocar en las provincias. Hace mucho que tocamos por el interior, y en un primer momento nuestro objetivo era volver hechos, no haber perdido plata. Ahora estamos cosechando todos esos años de interactuar con la gente. Y somos totalmente federales.
–¿Cómo fue retomar la música después de Sumo?–Con Sumo nunca tocamos por la gloria, sino por una necesidad que tenían nuestros corazones de expresarse. Eso me llevó a seguir, a darme cuenta de que más allá del mundo del rock, del negocio del rock, con el que yo no tenía que ver, quería seguir diciendo cosas .
–¿Es distinta ahora esa movida?–Todo el mundo se ha ido modificando con el dinero. Pero todavía hay mucho inconformismo, el espíritu rebelde sigue estando, aunque muchos ya no lo tengan. El sistema te puede comer y, cuando pasa eso, termina devorándose al artista y a sus propios principios.
– Sumo era parte de una generación de mucho reviente, ¿no?–Sí, pero hoy hay mucho más reviente que en esa época. No necesariamente reviente significa reacción. En realidad, sé que viví una época gloriosa. Me siento muy orgulloso de eso. Con Sumo el único objetivo que teníamos era romper cabezas. Y las rompimos.
–¿Por qué vivís en Córdoba?–Buenos Aires no me da ninguna de las cosas que son fundamentales en mi vida. A mí me gusta ver amaneceres, estar al lado de la montaña, oler el perfume del monte. Es una forma de equilibrar, porque la parte social la vivo con la música.
–Son muchos los rockeros que emigran… ¿Hay una búsqueda espiritual?–Son elecciones, aunque la espiritualidad está en cada uno, el tipo de la ciudad también tiene una búsqueda espiritual. Las grandes ciudades ya no ofrecen nada. Pero todo tiene su costo: irte a vivir al interior significa que vas a tener que viajar continuamente, porque todo sigue estando en Buenos Aires. <







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