lunes, 10 de enero de 2011

LA ESCUELA, EL PARQUE Y LA POLÍTICA


por Mariano Molina

www.radiosudaca.com.ar


El Parque y la ciudad


Me crié en Villa Lugano y desde hace años trabajo por muchos barrios del sur de nuestra ciudad y, en especial, por los pagos del lugar de conflicto que se viene sucediendo en Villa Soldati. Conozco el lugar. He recorrido cientos de veces el Parque Indoamericano y he visto el proceso de deterioro permanente de un espacio que es cuidado –fundamentalmente- por la comunidad Boliviana. Repito, para que se entienda, cuidado por la comunidad Boliviana de la zona, que lo utiliza casi todos los fines de semana.


Al Parque lo rodean cantidad de barrios pertenecientes a Villa Soldati y Lugano, o sea, a la comuna 8. Algunos de estos barrios son Carrillo, Villa 3, Fátima, Los Piletones, Calasita, Villa 20, Nágera, Sámore y algunos asentamientos recientes que se encuentran sobre la autopista Cámpora. Un poco más alejados tenemos a Villa Cildañez, Copello, las torres de Soldati, Lugano 1 y 2 y otros barrios. Es una zona muy poblada, donde las viejas rivalidades barriales a veces hacen estragos en los adolescentes.


Frente al Parque Indoamericano, justo detrás del estadio de Deportivo Español, se está terminando la “Escuela de la Policía Metropolitana” que por ahora sólo “cuida” a los barrios de clase media o media alta y a la cual el Gobierno de la Ciudad no le escatima ningún peso.


En otra punta del Parque, frente al “espectacular” Hospital de Villa Lugano creado por esta gestión, se encuentra el Polo Farmacéutico, cuya entrada custodiaba el viernes por la noche la Policía Metropolitana. ¿Saben lo que es el Polo Farmacéutico? Un viejo estacionamiento del Parque de la Ciudad que durante años muchos hemos usado de manera clandestina para aprender a manejar. Hoy sigue abandonado a su suerte. Como muchas veces hace el Estado, sólo se puso un cartel de lo que en algún momento se supone que será…


¿Saben lo que es el Hospital de Lugano? Dejo correr la imaginación de cada lector…


Por las imágenes de la TV mucha gente habrá podido ver los escombros que están esparcidos en gran parte del parque, ya que decenas de camiones lo usan como lugar clandestino de descarga porque el Estado de la ciudad se desentendió de su control. Nadie imagina que la misma situación podría repetirse en los bosques de Palermo, en la Costanera de Puerto Madero, en Parque Saavedra o algún otro lugar de la ciudad de avenida Rivadavia hacia el norte.


Nadie lo imagina porque en la ciudad no discriminamos, pero da la casualidad que estos parques reciben mejor atención y presupuesto que el Indoamericano.


En la ciudad no discriminamos, pero da la casualidad que la mayoría de pobres sólo vive en un sector de ella.


En la ciudad y en nuestro país no somos racistas, pero da la casualidad que los barrios pobres están habitados, en su gran mayoría, por seres humanos de tez oscura y los barrios ricos por seres humanos de origen más blanco.


En nuestra sociedad todas las vidas valen lo mismo, pero da la casualidad que si muere por motivos políticos un docente, un estudiante universitario o un trabajador de algún sindicato inmediatamente se realizan paros, marchas, protestas… Si muere un boliviano, un paraguayo, un pobre sin nada, por las causas que estamos observando, todo es más difícil…


Somos una sociedad que integra, donde los sectores medios y altos con acceso a la cultura pueden contar sus historias y crear sus relatos, pero da la casualidad que la historia de los sectores más pobres y desprotegidos, en estos casos, la cuentan mayoritariamente los voceros de las corporaciones mediáticas.


El Indoamericano es indudablemente reflejo de lo que ocurre en gran parte de nuestra sociedad…



La escuela


Alrededor del Parque Indoamericano hay muchos establecimientos educativos. Uno de ellos es el de la Policía Metropolitana (aún no terminado) y otro es el de la Policía Federal. Más allá de la histórica política de no represión a la protesta social, que la Federal está obligada a llevar adelante por el gobierno nacional, los hechos del martes 7 demuestran que no alcanza con esas órdenes. En sus aulas deben cambiar doctrinas y docentes para que comience a cambiar su esencia. Otra tarea titánica tendrá Nilda Garre en su vida.


Pero estas escuelas no son las únicas que rodean al Indoamericano. En decenas de establecimientos educativos del sur y cercanos al Indoamericano se practica la cara opuesta al discurso y acción del Gobierno de la Ciudad, que en el ámbito educativo lo conocemos muy bien y lo sufrimos día a día.


A pesar de las críticas hacia algunos establecimientos educativos o sobre la tarea concreta de sus integrantes, es momento de reconocer a trabajadoras y trabajadores de la educación, porque diariamente hay cientos de docentes que protagonizan la epopeya de transformar la dura realidad desde el aula. Ahí debaten sobre los valores de nuestra sociedad, sobre la discriminación, la xenofobia e intentan dar vuelta el discurso dominante, tan presente en estos días.


Desde hace un tiempo, en muchas escuelas de la ciudad, se realizan actos donde participan las familias bolivianas, paraguayas, peruanas con sus tradiciones, que se integran a la de las familias que provienen de muchas provincias de nuestro país.


Es en los establecimientos educativos cercanos al Parque Indoamericano y del sur, donde se práctica una verdadera inclusión. En muchos de ellos podemos encontrar las banderas de los países del Mercosur y la whipala de las comunidades indígenas como parte del decorado permanente, por nombrar sólo algunos ejemplos.


No es fácil la integración. A muchos docentes les cuesta, a las familias también, pero lo intentan y lo asumen cómo desafío.


Son estos ámbitos educativos, uno de los pocos rincones estatales desde donde se pelea contra el desprecio por la vida y contra la muerte que acecha estos barrios. Ahora, que muchas alumnas y alumnos de las escuelas públicas de la ciudad con sus familias están allí, peleando por una mejor calidad de vida, nace un nuevo desafío: cuando este tema deje de estar en las portadas de diarios y noticieros, la reflexión y la integración posterior va a seguir en la escuela pública. Este tema va a ser de trascendental importancia en los establecimientos educativos de Villa Soldati, Villa Lugano o Bajo Flores durante los actos de fin de curso y en el ciclo lectivo 2011, porque no va a faltar familia, alumna o alumno que haya estado involucrado, directa o indirectamente en este conflicto.


Y ahí volverá el trabajo de hormiga de la maestra o el profesor que intenta reflexionar sobre lo sucedido para construir mayor ciudadanía, en una sociedad a la que le cuesta asumir que todos tenemos los mismos derechos. Y será nuevamente la escuela pública, con sus trabajadores y la comunidad educativa, el ámbito de igualdad, respeto, inclusión y transformación. Por eso puedo asegurar que la educación pública formal y no formal sigue siendo la herramienta más importante de igualdad e inclusión que hoy tiene el Estado.



La política


Las investigaciones oficiales y no oficiales que se realicen quizás puedan aclarar los puntos oscuros de una trama compleja, donde hubo intencionalidades nefastas y operaciones digitadas sobre las necesidades reales de gran parte de nuestra sociedad, como es el derecho a la vivienda.


Es importante saber que los parámetros de una vivienda digna que tienen los que hoy reclaman en el Indoamericano, son mucho más modestos y sencillos que los de otros sectores de la sociedad. Escuchar y aprender cuáles son esos parámetros sirve para entender qué solicitan estos sectores: una piecita, una cocina, un baño, agua, cloaca… Condiciones que el Estado de la Ciudad no está dispuesto a asegurar y parámetros mucho menores y más modestos que los de la mayoría de los que leerán estas líneas.


En medio de este conflicto, asistimos al verdadero pensamiento del jefe de gobierno y sus secuaces. Racismo, xenofobia, discriminación y un solo pedido: que la policía los reprima para que se vayan del parque. Nada de la política que escucha, dialoga o trata de entender por qué seres humanos están dispuestos a vivir en un lugar tan abandonado para conseguir algo que los ayude a una mejor calidad de vida.


Los muertos son de los sectores más pobres y humildes. Los agresores son claramente la Policía Federal que revivió imágenes que creíamos olvidadas, la Metropolitana y para-policiales que atacaron a mansalva a las familias. Esa fue la respuesta del Estado de la Ciudad de Buenos Aires a los modestos reclamos. Distinto rol tuvo, nuevamente, el Gobierno Nacional, que le dio el micrófono de Casa Rosada a dirigentes sociales de distintos espacios políticos (nadie puede decir que Carlos Alderete de la CCC es oficialista). En otro momento contaremos la conmovedora vida Alejandro Salvatierra, verdadero paradigma de lo que logra un Estado presente en los sectores pobres y cuyos hijos concurren a las escuelas públicas de las que he hablado.


Las políticas de derecha se planifican en diversos ámbitos de la vida de nuestros países. La derecha latinoamericana festejó el triunfo de Macri en la Ciudad de Buenos Aires y necesita, al menos, mantener este baluarte cómo parte de la pelea nacional y latinoamericana contra los gobiernos progresistas y populares.


¿Qué falta que ocurra en la ciudad de Buenos Aires para que todos aquellos que se denominan del campo nacional, popular, progresista y emancipador asuman la necesidad histórica de la unidad para derrotar –al menos en las urnas- a la derecha fascista y discriminadora?


Vamos a ponerle nombre y apellido: kirchneristas, sabatellistas, proyecto sur, las dos CTA cómo mínimo, son el espacio que tiene que asumir que nadie por sí solo va a poder gobernar esta ciudad y mucho menos cambiar situaciones estructurales. Necesitamos una unidad histórica, inédita, pero posible. La no concreción de esa unidad es el auténtico juego a la derecha de la ciudad, el país y el continente.


¿Con quién estamos dispuestos a trabajar juntos? ¿Qué estamos dispuestos a hacer por la unidad? ¿Qué estamos dispuestos a dejar de lado para que esa unidad sea posible?


Las respuestas debemos encontrarlas colectivamente y no sólo en un grupo de dirigentes. Pero no pueden ser respuestas teóricas, sino prácticas que ayuden a cambiar la correlación de fuerzas y le puedan dar un nuevo sentido de pertenencia a los sectores más desprotegidos de nuestras ciudad.

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