Se cumplió un año de la catástrofe que provocó la muerte de 300 mil personas en Haití. La ayuda internacional no fue suficiente para frenar la crisis humanitaria, que se agravó con la epidemia de cólera, que ya causó 3700 muertes.
Pese al año transcurrido, el país caribeño aún no se recupera de la crisis humanitaria ocasionada por el temblor, agravada luego por otros fenómenos climatológicos y el actual brote de cólera, que provocó casi 3700 muertos y más de 171.300 contagiados desde su aparición en octubre. Además, el país se encuentra sumido en una disputa política tras las elecciones, que habían generado la esperanza de que el país tomara un nuevo rumbo.
“Los haitianos continúan soportando unas condiciones de vida lamentables, pese a la mayor operación de ayuda internacional jamás organizada”, alertó la organización Médicos Sin Fronteras (MSF). Según la organización, “el terremoto de Haití fue un desastre sin precedentes para los haitianos y creó enormes necesidades médicas y no médicas. La respuesta humanitaria ha sido incapaz de responder totalmente a esas necesidades”, resumió MSF en el informe “Haití, un año después” difundido ayer.
En ese texto, MSF advierte que la comunidad internacional debería haber mejorado su sistema de suministro de ayudas para que sea más eficaz, especialmente en un momento en el que los esfuerzos de recuperación se mueven hacia la fase de reconstrucción. “A lo largo de este año, he pasado mucho tiempo escuchando cómo se hablaba de promesas, planes, estrategia, dinero. He escuchado estas palabras una y otra vez... lo que veo ahora es que esas promesas y planes tienen que ir seguidos de acciones concretas”, criticó el jefe de la misión médica de MSF en Haití, Stefano Zannini.
Por su parte, el presidente internacional de MSF, Unni Karunakara, consideró que uno de los principales problemas ha sido la falta de coordinación tanto en el nivel de gobierno como de agencias. “Ha habido una falta de capacidad a dos niveles: para coordinar, pero también de muchas agencias para trabajar”, afirmó Karunakara.
También la Red Internacional de Médicos del Mundo, que mantiene su trabajo en Puerto Príncipe, Cité Soleil, Petit Goave, Grand Goave Nippes, Grande Anse y en comunidades rurales de Leogane, se refirió al aniversario al destacar que “en estos momentos son la comunidad internacional y los Estados los que deben actuar y cumplir con los compromisos hechos a la población haitiana”. “De los 10.000 millones de dólares comprometidos en marzo de 2010 durante la Conferencia Internacional de donantes de las Naciones Unidas y los Estados Miembro en Nueva York, sólo unos pocos cientos de millones de dólares han sido desembolsados”, advirtió la red.
Para Médicos del Mundo, “las dimensiones sociales y epidemiológicas de la crisis en Haití se cuentan en vidas de niños, mujeres, como en incidencia de malaria, tuberculosis, fiebre tifoidea, filariosis, VIHsida, infecciones respiratorias, diarreas, abortos inseguros, malnutrición estructural de la población, cólera”. “Podríamos seguir enumerando perfiles epidemiológicos destructivos que tienen que ver con los determinantes sociales y económicos que impactan negativamente sobre la salud de la sociedad civil haitiana”, consideró el presidente de Médicos del Mundo-Argentina, Gonzalo Basile.
“Ya había pobreza en nuestro país antes del sismo”, manifestó el cantante Michel Martelly, uno de los candidatos presidenciales que ha denunciado los resultados electorales. “En cualquier caso, hoy hay miseria. Hemos perdido como nación.” En cuanto a la situación de la niñez, el informe de Unicef es lapidario. Existen 200.000 niños enfermos, entre 13.000 y 14.000 obligados a trabajar y entre 3000 y 4000 que viven en la calle. Además, 71 por ciento de los recién nacidos no tiene un certificado de nacimiento y sólo 10 por ciento queda asentado en un registro. “Son niños invisibles, de quienes nadie se da cuenta porque no existe un registro oficial. Es una situación que el terremoto amplificó”, sostuvo Salvan, de Unicef Italia. Por el momento, las adopciones están frenadas, lo que para Unicef es positivo, pues considera que antes se deben establecer los procedimientos adecuados y firmar la Convención de La Haya.
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