Colombia demuestra a diario por qué es epicentro de realismo mágico. Una funeraria de Medellín, segunda ciudad colombiana, l leva a cabo el primer censo de fantasmas de la ciudad . De momento, habitantes de viejas casonas o edificios con historia y tradición han inscrito a 215 seres cuya presencia dicen sentir del más allá. Los cuatro “cazafantasmas” que con logos, uniformes y equipos especializados trabajan en la funeraria ya han comprobado la existencia de 23 “Gasparines” y siguen adelante en su trabajo.
“Los fantasmas existen y están presentes entre nosotros. El que no los conozcamos ni sepamos aún mucho de ellos no es pretexto para dejar de lado su importante presencia. Con este censo pretendemos darle la importancia que merecen, decirles que son bienvenidos entre nosotros y comenzar a estrechar puentes entre nosotros y el más allá”, aseguró a Clarín William Betancur, gestor de la iniciativa y propietario de la funeraria que lleva su apellido.
Según Betancur, la idea le surgió luego de escuchar por años historias de clientes que cuentan sobre la presencia de fuerzas sobrenaturales en sus casas de habitación. También, tras la muerte de su mascota, un perro, cuyo fantasma dicen sentir aunque su cuerpo ya abandonó este mundo.
“No es sólo detectar la presencia de un fantasma ni lograr tomarle una foto o video. Nosotros buscamos establecer la interrelación que existe entre el fantasma y el sitio que habita. Si detectamos un fantasma, por ejemplo, en el antiguo edificio de la Gobernación (de la provincia de Antioquia, cuya capital es Medellín) ¿por qué está allá y de quién se trata? Si logramos encontrar otro fantasma en una calle, ¿se trata de una persona que murió allí y todavía no puede descansar en paz? Descifrar preguntas como ésas es lo que buscamos. Nuestro objetivo es la recuperación del patrimonio histórico y cultural a través del censo de fantasmas”, añadió.
Luego de detectar la presencia de fuerzas extrañas los clientes llaman a la funeraria, que envía a sus trabajadores con sofisticadas máquinas detectoras de espíritus y los clasifican según su manifestación: sonora, luminosa y/o visual. “De momento tenemos 23 casos comprobados de fantasmas. Ya se han dejado ver”, agregó.
Y, según Betancur, su idea ha tenido gran acogida. “Nos han llamado de España, Argentina y hasta Australia para ofrecernos ayuda. Les parece una iniciativa interesante y profesional y por ello nos han ofrecido equipos de última tecnología para darle una base científica y tecnológica a nuestro censo”.
Por ahora, cuatro trabajadores de la funeraria están dedicados de lleno a detectar los fantasmas. Todo aquel que en la ciudad siente la presencia de un espíritu, llama a la funeraria o inscribe su ser inmaterial al correo censofantasmas@hotmail.com y éstos irán con equipos para detectarlos.
“Tenemos un logo de cazafantasmas en los trajes que colocamos en la espalda de nuestros empleados. Están en la parte trasera de sus uniformes porque, en caso de que tengan que salir corriendo, éste quede registrado en las cámaras. Con estas imágenes pretendemos hacer una serie de televisión”, concluyó Betancur.
Existen tres categorías o grupos de fantasmas, según sea su forma de manifestarse: sonora (voces, pasos, quejidos, crujidos, etc.), luminosa (para destellos y bolas de luz) y visual (el ente se ve con nitidez).
Pero este censo de gasparines no es la idea más original ni la más atrevida de la funeraria, fundada en 1912. En el pasado se hizo famosa por ofrecer servicios exequiales para mascotas y hasta ofrecer esparcir las cenizas de sus clientes en el espacio, a través de satélites, a un costo de 10.000 dólares.
En este momento, según Betancur, hacen contactos con la NASA para que por 50.000 “verdes” la agencia espacial estadounidense se encargue de llevar las cenizas de colombianos que así lo dispongan, para que sus restos reposen en la luna.
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