Durante la temporada de verano, circulan por los balnearios más convocantes de la Costa Atlántica. Funcionan como una biblioteca popular ambulante. Y cuentan con cerca de 300 títulos y una pantalla para proyectar películas.
El Bibliomóvil de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip) recorre, desde el inicio de la temporada veraniega, los distintos destinos turísticos de la Argentina, llevando libros, cultura y actividades artísticas, con la función de “llevar el libro donde no hay libros, donde no hay bibliotecas ni librerías”, explicó la presidenta de la Conabip, María del Carmen Bianchi. Los bibliomóviles son camionetas equipadas con bibliotecas que cargan en su interior alrededor de 300 títulos, una computadora con acceso a Internet, un generador de corriente, y proyector y pantalla para pasar películas, todo coordinado por un “promotor” de la Conabip, que es el que orienta a los lectores y suele organizar actividades de narración y lectura. Los artistas que acompañan las actividades suelen llegar por el aporte de cada municipio. Actualmente, el Estado nacional cuenta con nueve unidades, pero cuando comenzó el programa, hace cinco años, tenía solo una. La campaña de verano se centra en los sitios de vacaciones y comenzó por los circuitos de las Sierras de la provincia de Buenos Aires y en la Costa Atlántica, en Santa Teresita.
Los móviles se quedan entre uno y cuatro días en cada localidad, dependiendo de las actividades que se programen y de la respuesta de la gente. Bianchi aseguró que el fin último de los bibliomóviles es estrechar el vínculo entre el libro y el lector.
“La lectura es una relación social, queremos contribuir al proceso de la lectura”, expresó. Para la presidenta de la Conabip, esa relación se demuestra en el grado de “responsabilidad” que advierten en los usuarios que participan tanto de las actividades literarias como del préstamo tradicional de libros. “A la gente le gusta ser responsable y devolverlos. Por ejemplo, el año pasado circularon 4000 ejemplares y se perdieron solo nueve.”
Bianchi explicó que los móviles funcionan como una extensión de las cerca de 2000 bibliotecas populares que hay en el todo el país. Su tarea, por lo tanto, permite fomentar el acceso a estos espacios o promover su establecimiento, allí donde no hay.
“El impedimento de la lectura no siempre es económico. La cultura se distribuye en nuestro país de manera desigual, tenemos regiones enteras que no tienen librerías, o solo la tienen en las ciudades capitales. La biblioteca cumple esa función, pero no en todas las localidades hay. Para eso está el bibliomóvil. También para llevar libros adonde la gente no puede ir a buscarlos. Por ejemplo, recorremos las cárceles, hospitales, psiquiátricos, comunidades aborígenes, donde es más difícil o imposible salir a buscar un libro”, detalló la funcionaria.
Además de los circuitos de vacaciones, otros bibliomóviles continúan acercando literatura y cultura en las provincias de Tierra del Fuego, La Rioja, Santa Fe y Formosa y otros puntos del país durante todo el año. <
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