jueves, 13 de octubre de 2011

"LA GENTE DE LA VILLA ME SALVO LA VIDA"



El padre Pepe Di Paola está en Campo Gallo, Santiago del Estero. Diario Crónica compartió varios días con el sacerdote, que recibió amenazas durante su trabajo en la villa 21.


Por Pablo Vital


Se lo no ta sonriente, activo y siempre preocupado por el bienestar de los jóvenes de la Parroquia del Carmen, en la localidad de Campo Gallo, en el monte santiagueño. Bajo el lema “La Parroquia escasa de todos” intenta construir una verdadera comunidad donde todos se sientan incluidos y pongan al servicio todas sus capacidades. Atrás quedaron las amenazas y ahora se abre para el padre José María Pepe Di Paola una nueva etapa misionera.
- ¿Cómo estás viviendo esta ex periencia?
- Bien, ten go un de sa fío gran de y lo voy des cu brien do día a día, el interior necesita mucho trabajo. Vivo extrañando también a la gente de la villa, el trabajo de las villas que me ha formado mucho como sacerdote. Un desafío enorme, que pensé que nunca lo iba a hacer en la vida, la vida me puso en esta situación. Estoy tratando de vivir ese espíritu misionero en esta realidad que me toca
ahora.
- Atrás que da ron las amenazas... ¿Vivís con miedo?
- No, para nada, ahora miramos para adelante. Desde que salí de la villa no recibi amenazas y mucho le debo a la gente de la villa, que me enseñó muchas cosas y me salvó la vida, ahora estoy pensando en este presente misionero.
- ¿La experiencia de la villa te sirve acá?
- Me sirve en cuanto a que uno conoció mucho a la gente del interior a través de las villas. Después hay otras cosas que son más particulares, que es una realidad muy diferente, en la villa en 70 hectáreas vivíamos cuarenta mil personas y acá en una extensión tan grande viven apenas 15.000 personas. También tiene su propio desafío esto de los parajes, lograr que la gente se reúna, por ahí están a 50, 60, 100 kilómetros de Campo Gallo y tienen que reunirse en la oración, reunirse como comunidad y que sea en forma permanente, no en forma esporádica, y hay una tarea importante, armar esas pequeñas comunidades de base en cada lugar.
- La parroquia es de todos, es lema en todos los parajes, una actividad más social...
- El lema “La Parroquia es casa de todos” significa que nadie tiene que sentirse excluido, todo el mundo está llamado a participar de la parroquia, ser parte de la parroquia y por otro lado, que no piensen que la parroquia es el templo. El tem plo es lo que nos re ú ne los do min gos en la mi sa, pe ro para nosotros la parroquia tiene que ser cada rincón, cada paraje, cada barrio, cada lugar es parroquia. Entonces te ne mos que llegar aca da lugar.
- Con la gente sentís incluido, ¿te recibieron bien?
- Sí, inclusive estaban con ganas de hacer cosas, de organizarse. La parroquia la veo con muchas posibilidades reales de hacer cosas, la gente estaba esperando que le abrieran la posibilidad de ha cer lo y, hoy com par ti mos las fiestas patronales de Monte Rico, un pequeño poblado, y volvieron a sentir lo mismo que hace muchos años atrás a partir de compartir esta fiesta. La gente está entusiasmada y eso va a llamar a organizarse bien como comunidad.
- Tuviste un antecesor como John Bosco, que hizo un muy buen tra bajo que recuerdan todos...
- A John Bosco lo recuerdan mucho en el interior, al padre Pedro Pérez también y hay cosas que hay que retomar de esos tiempos, de organización, de presencia en cada lugar y en forma permanente, tratando de que la gente participe, no dejándola de lado y ese era un poco el desafío que estoy teniendo en este momento.
- Y en cuanto a los maestros...
- El objetivo es trabajar mucho con las escuelas rurales, hoy mismo están acá los di rec to res de las es cue las, los maestros rurales son clave en esto. He conocido maestros que son ejemplo para la Argentina, personas que lle van adelante su escuelita, sus alumnos, los chicos terminan su primaria, a veces son sólo maestros p ra una, un aula donde tienen varios chicos de diferentes edades. El maestro de los parajes es médico, enfermero, sacerdote, todo. Entonces es muy importante ayudarlos y apoyarlos porque en el paraje tienen una presencia muy constructiva.
- ¿Cómo viste a los jóvenes, como estás trabajando?
- Acá empezamos grupos de jóvenes, un grupo juvenil, como siempre buscando que tengan responsabilidades, hicimos un grupo igual que el de la villa, exploradores, los que se engancharon están muy entusiasmados, se reúnen todas las semanas, se juntan, ce nan juntos. El sábado ponen en práctica lo que hablaron, organizamos un campamento, ahora ellos van a organizar el campamento de los más chiquitos. Empezamos la primera peregrinación a Huachana, que es un caserío de 12 viviendas en medio del monte santiagueño, que está a unos 80 kilómetros de aquí. Vamos a hacer misiones en los parajes, con los chicos, hay un movimiento juvenil que empieza y que creo que puede tener bastante fuerza y dimensión.
- ¿Cómo ves tu futuro?
- Primero terminar bien esta misión en el norte y en algún momento volver a hacer un trabajo similar al que pude realizar, si Dios me da salud, en la Villa 21. También hacerlo en otro lugar en donde hace falta, el Gran Buenos Aires y lugares en los que hay una necesidad muy grande, una situación de marginalidad igual que hemos trabajado en la villa, entonces, poder repetir y poder ayudar a los chicos en la recuperación de la droga. Para mí Dios me puso en eso.
Todos unidos contra la droga
- ¿Cómo se puede trabajar contra el avance de la droga?
- El mensaje que estoy dando es trabajar mucho en prevención, que la parroquia trabaje, que la escuela trabaje, que el club trabaje, más allá de lo que general mente se hace, la parroquia no puede ser que esté para la misa, para el bautismo y nada más, el club no puede ser que esté para el campeonato, la liga y nada más; la escuela no puede ser que se desentienda cuando termina el horario de clases. Todos tenemos que pensar las instituciones de una forma más amplia, que es la forma de prevenir realmente.
- Cuando traés otros chicos a contar experiencias, ¿cómo los ven, los escuchan, son receptivos, preguntan...?
- Son receptivos, preguntan, yo voy a las charlas y llevo siempre a un joven que se recuperó, generalmente traigo alguno de la villa que se recuperó, para que les cuente lo que es, hablando de joven a joven. Es bueno en dos sentidos, para que el chico que piensa que la droga es algo que se puede manejar se dé cuenta de que no es así, entonces, el testimonio del joven que le dice con crudeza lo que pasó, es una prevención, y al chico que lo está escuchando y ya se inició en la droga le da un aliento, por que a lo mejor piensa que ya no puede salir.
- ¿Cuál es el men sa je a los jóvenes, a los chicos?
- A los chicos, en primer lugar, que trabajen mucho y se metan en cosas que les gusten. Después, que hablen las cosas con la persona grande que es de su confianza, que puede ser un referente. Esas dos cosas, tiempo bien ocupado y buscar siempre un referente positivo en su vida.
- ¿Y para los adultos...?
- La invitación es abrir centros de día en todos los pueblos, que hoy ya tienen el problema que tienen muchos adictos, necesitan los chicos un lugar de reunión, no hay que pensar que no se puede hacer, se puede hacer en la medida que las instituciones se junten.
- ¿Y a nivel gobierno, qué pediría, qué faltaría?
- Hay co sas que se es tán haciendo ahora, son nuevas, los métodos que se van dando, hay que apoyar porque la cantidad de aristas es muy grande, los sectores pobres están totalmente desprotegidos y no van a tener nunca dinero para pagar una clínica cara que tenga todos los medios, entonces sería bueno que el gobierno, el Estado lo haga con criterio, pero que la sociedad no se borre.

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