Con Dancing Mood Hugo Lobo grabó el disco triple "Non stop", que tendrá triple presentación: invitados como Dennis Bovell, Gaz Mayall y Winston Francis vendrán el 7, 8 y 9 de octubre a Groove.
Por Nicolás Igarzábal
Prohibido ingresar con camisetas de otros equipos”, avisa el cartel de la entrada en el gimnasio de Atlanta. Hugo Lobo cumple a rajatabla, entrenando box con uniforme bohemio. “Vengo todos los días, hace un año”, chapea el líder de Dancing Mood. “Me empezó a gustar por Flavio, de tantos tortazos que nos dábamos en el regreso de los Cadillacs”. De aquel 2008 con sus ídolos (su pasión por la trompeta la heredó de ellos) que empezó a codearse con leyendas del ska de todo el mundo, ahora, strellas invitadas del nuevo disco ¡triple! Non Stop.
Primero reclutó a Doreen Shaffer (The Skatalites) y Pauline Black (The Selecter) en sus últimas visitas a nuestro país. Después viajó a Londres, donde se contactó con Dennis Bovell, Rico Rodríguez y Jerry Dammers (tecladista de The Specials y creador del sello 2 Tones). “Me fui a Brixton porque era uno de mis sueños: siempre quise conocer la cuna del ska y de todos los jamaiquinos que hicieron escuela”, explica, en plan enciclopédico. “Una noche me pasó a buscar Jerry Dammers y me llevó a un bar donde estaba Rico, Linton Kwesi Johnson (LKJ) y varios más. Ahí puso el DVD de Dancing Mood en el teatro Opera, lo proyectaron en una pantalla gigante… ¡Y se pudrió todo! Terminaban los temas y me venían a abrazar, se armó una onda espectacular, fue un flash”. Así fue convocando a 15 artistas que abarcan 5 décadas de rude boys, desde los inicios a fines de los ‘50 hasta hoy. Un esfuerzo monumental que volcó en un repertorio de 47 nuevas-viejas canciones de jazz, registradas entre Inglaterra y Argentina. “Me pasé de rosca”, admite, con una sonrisa pícara y orgullosa.
–Por primera vez incluiste composiciones tuyas (“Non Stop” y “Toto”), ¿era un pendiente?–Sí, ¡tardé 11 años! Vi que el contexto del disco daba para que entrarán, no desenfocaban mucho en el concepto general. Ya tomé confianza para ponerlos al lado de las otras composiciones que nosotros interpretamos. Como este álbum tiene tantos temas, entran. Capaz que en uno de 13 temas, me daba cosita ponerlos.
–¿Harías un disco triple con cantantes nacionales? –Sí, es mi próxima idea. Quiero juntar a gente como Gieco, Lerner, Paz Martínez, Patricia Sosa, ese palo. Están en la misma frecuencia y me gustaría meterlos de nuevo en el ruedo joven. Vamos a ver qué pasa.
–Si escribieras, ¿qué dirían las letras de Dancing Mood?–No sé si a alguien le pueda llegar a interesar lo que yo diga. Las letras no me las paso por los huevos, pero casi. En las letras se puede mentir muy fácilmente, no es ningún arte. No les doy tanta cabida: para mí valen más las actitudes y los hechos reales. Hay gente que puede escribir una biblia entera del chamuyo, hay artistas que le cantan al barrio y viven en una mansión.
–No tocan más en los festivales grandes, ¿se borraron? –Lo que pasa es que, por contrato, te impiden tocar 2 meses antes y 2 meses después. Y la plata no te alcanza así, con lo que pagan en un fetival, no le puedo dar de comer a mis pibes 5 meses. Tengo que tocar todos los fines de semana que pueda, es así. Justo ahora vamos a presentar el disco y se pegaba, nos podía jugar en contra este año.
–¿Ves hijitos de la banda, algún sucesor? –¡Hijos renegados veo! (risas). Con Sergio Colombo (Natty Combo) venimos de la misma escuela, escuchamos la misma música, pero más allá de eso ahora hay un montón de bandas con vientos, cuando antes era un bardo conseguir alguno para formar una banda ¡Trompeta y trombón no tocaba nadie! Eran siempre los mismos. Ahora hay miles y está buenísimo. Tengo 30 alumnos yo solo, doy clases acá en el club.
Primero reclutó a Doreen Shaffer (The Skatalites) y Pauline Black (The Selecter) en sus últimas visitas a nuestro país. Después viajó a Londres, donde se contactó con Dennis Bovell, Rico Rodríguez y Jerry Dammers (tecladista de The Specials y creador del sello 2 Tones). “Me fui a Brixton porque era uno de mis sueños: siempre quise conocer la cuna del ska y de todos los jamaiquinos que hicieron escuela”, explica, en plan enciclopédico. “Una noche me pasó a buscar Jerry Dammers y me llevó a un bar donde estaba Rico, Linton Kwesi Johnson (LKJ) y varios más. Ahí puso el DVD de Dancing Mood en el teatro Opera, lo proyectaron en una pantalla gigante… ¡Y se pudrió todo! Terminaban los temas y me venían a abrazar, se armó una onda espectacular, fue un flash”. Así fue convocando a 15 artistas que abarcan 5 décadas de rude boys, desde los inicios a fines de los ‘50 hasta hoy. Un esfuerzo monumental que volcó en un repertorio de 47 nuevas-viejas canciones de jazz, registradas entre Inglaterra y Argentina. “Me pasé de rosca”, admite, con una sonrisa pícara y orgullosa.
–Por primera vez incluiste composiciones tuyas (“Non Stop” y “Toto”), ¿era un pendiente?–Sí, ¡tardé 11 años! Vi que el contexto del disco daba para que entrarán, no desenfocaban mucho en el concepto general. Ya tomé confianza para ponerlos al lado de las otras composiciones que nosotros interpretamos. Como este álbum tiene tantos temas, entran. Capaz que en uno de 13 temas, me daba cosita ponerlos.
–¿Harías un disco triple con cantantes nacionales? –Sí, es mi próxima idea. Quiero juntar a gente como Gieco, Lerner, Paz Martínez, Patricia Sosa, ese palo. Están en la misma frecuencia y me gustaría meterlos de nuevo en el ruedo joven. Vamos a ver qué pasa.
–Si escribieras, ¿qué dirían las letras de Dancing Mood?–No sé si a alguien le pueda llegar a interesar lo que yo diga. Las letras no me las paso por los huevos, pero casi. En las letras se puede mentir muy fácilmente, no es ningún arte. No les doy tanta cabida: para mí valen más las actitudes y los hechos reales. Hay gente que puede escribir una biblia entera del chamuyo, hay artistas que le cantan al barrio y viven en una mansión.
–No tocan más en los festivales grandes, ¿se borraron? –Lo que pasa es que, por contrato, te impiden tocar 2 meses antes y 2 meses después. Y la plata no te alcanza así, con lo que pagan en un fetival, no le puedo dar de comer a mis pibes 5 meses. Tengo que tocar todos los fines de semana que pueda, es así. Justo ahora vamos a presentar el disco y se pegaba, nos podía jugar en contra este año.
–¿Ves hijitos de la banda, algún sucesor? –¡Hijos renegados veo! (risas). Con Sergio Colombo (Natty Combo) venimos de la misma escuela, escuchamos la misma música, pero más allá de eso ahora hay un montón de bandas con vientos, cuando antes era un bardo conseguir alguno para formar una banda ¡Trompeta y trombón no tocaba nadie! Eran siempre los mismos. Ahora hay miles y está buenísimo. Tengo 30 alumnos yo solo, doy clases acá en el club.
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