Ojo por ojo, dice la ley de la sharía, y las autoridades iraníes la harán cumplir en forma literal, en un controvertido caso.
Condenaron a un hombre a ser cegado con ácido , en castigo por haber hecho lo mismo a una mujer que se negó a su propuesta de matrimonio.
La sentencia se ejecutará en un hospital, donde el condenado será sedado, y la encargada de gotear el ácido sobre cada uno de los ojos del condenado será la propia víctima, la iraní Ameneh Bahrami. “ Para mí no sólo será una compensación por todo el sufrimiento que me hizo pasar, sino también una iniciativa para intimidar a criminales a que no cometan estos actos ”, dijo la mujer de 32 años, con un título en electrónica.
El episodio que desencadenó esta condena ocurrió en 2004. Majid Movahedi, de 30, compañero de estudios de Ameneh, se sintió indignado por el rechazo de la mujer y le arrojó ácido cuando volvía del trabajo, lo que le desfiguró la cara y le provocó la perdida de la visión. Ella fue la que pidió, como resarcimiento, el ojo por ojo de la ley musulmana.
La sentencia levantó una ola de indignación a nivel mundial. Organismos de derechos humanos advirtieron que se trata de una sentencia inhumana y cruel, y Amnistía Internacional pidió detener su aplicación.
La sentencia se ejecutará en un hospital, donde el condenado será sedado, y la encargada de gotear el ácido sobre cada uno de los ojos del condenado será la propia víctima, la iraní Ameneh Bahrami. “ Para mí no sólo será una compensación por todo el sufrimiento que me hizo pasar, sino también una iniciativa para intimidar a criminales a que no cometan estos actos ”, dijo la mujer de 32 años, con un título en electrónica.
El episodio que desencadenó esta condena ocurrió en 2004. Majid Movahedi, de 30, compañero de estudios de Ameneh, se sintió indignado por el rechazo de la mujer y le arrojó ácido cuando volvía del trabajo, lo que le desfiguró la cara y le provocó la perdida de la visión. Ella fue la que pidió, como resarcimiento, el ojo por ojo de la ley musulmana.
La sentencia levantó una ola de indignación a nivel mundial. Organismos de derechos humanos advirtieron que se trata de una sentencia inhumana y cruel, y Amnistía Internacional pidió detener su aplicación.
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