domingo, 2 de octubre de 2011

SÓLO LOS CHICOS, SÓLO LOS CHICOS



Por Diego Long.


La niñez porteña, abandonada. Los programas que deben garantizar los derechos que la Ley asigna a la niñez más postergada son desactivados silenciosamente o tercerizados. Pasaron de medio millar a unos 1.200 los pibes internados en hogares en esta gestión.


Basta con hacer un balance de la gestión de Mauricio Macri en niñez para que cualquiera pueda entender la “fiesta de pequeñas conveniencias” a la que refirió Fito Páez hablando del PRO. No hace falta ser pobre, no poder pagar guardería, jardín de infantes, internación, escuelas primaria o secundaria privados, para entender. Los derechos de los niños porteños están contemplados en la Ley 114 de Ciudad y en la 26.061 de Nación, de Protección Integral.El desastre de la gestión macrista en niñez es una verdadera obra de ingeniería para desactivar solapadamente esas políticas y, por ejemplo, reconvertir ámbitos estatales en privados. Las políticas de protección para los más pequeños, a grandes rasgos, se divide en dos. Por un lado, está la parte ejecutora de las políticas que deben cumplir con la protección integral de los pibes, que en la Ciudad de Buenos Aires es la Dirección de Niñez, la que junto con la de Adicciones forman parte de la Subsecretaría de Promoción Social dentro del Ministerio que acercó a María Eugenia Vidal al Gobierno.Por el otro lado, está el organismo de control creado por la Ley 114, que es el Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, en cuya gestación la legisladora de Diálogo por Buenos Aires, María Elena Naddeo tuvo mucho que ver. “Es el organismo de protección de derechos de la infancia y la adolescencia de la Ciudad de Buenos Aires y está atravesando una muy fuerte crisis con origen en distintas problemáticas, y una de ellas es la falta de recursos. Para el propio Consejo y para dar respuesta a las familias que recurren a las defensorías y a los distintos servicios del Consejo”, dijo la legisladora a Miradas al Sur. Naddeo recuerda que “hace cinco años que está en vigencia la Ley 26.061, que establece que los organismos administrativos deberán encargarse de atender la problemática de la infancia y de tomar las medidas de protección vinculadas al derecho, a la educación, a la salud y a la vivienda. Pero en la Ciudad de Buenos Aires el sistema de protección integral no funciona, los propios equipos no tienen los recursos, no hay soluciones para una familia que tiene los derechos vulnerados o para un chico que es víctima de la violencia”. Por eso, la legisladora afirma que se puede hablar de un “vaciamiento” que el macrismo le propinó al Consejo, el que según los trabajadores del organismo también tuvo su pata de asedio laboral.Con el órgano de control herido, las áreas de Promoción Social se mueven a su gusto. Por eso es que su Programa de Fortalecimiento de Vínculos de los chicos con sus familias está prácticamente desactivado y, en cambio, hay un abuso de la institucionalización de pibes. La internación de los chicos pasó de medio millar, antes de la asunción de Macri, a una cifra que oscila entre los 1.100 y los 1.200 chicos confinados en hogares, según confía la Asesora Tutelar General del Gobierno de la Ciudad, Laura Musa. Un miembro de los diezmados equipos de emergencia confía que “están con una libreta buscando a qué pibe pueden internar”. Como la mayoría, pide quedar en el anonimato.La internación es la última opción que contempla la Ley recién cuando todas las demás instancias de resocialización y revinculación familiar han sido agotadas. Pero en la gestión de Mauricio Macri, la internación parece ser prioridad y para colmo es promocionada como la presencia del Estado y no como la apropiación de un negocio. Porque la Ciudad no llega a tener ni el 10 por ciento de esos 1.200 chicos internados en predios estatales, sino que desvía el grueso de los fondos –tanto de Niñez como de Adicciones– a entidades privadas. Musa asegura que “el Gobierno de la Ciudad tiene contratados 98 lugares privados que alojan chicos, la mayoría de esos lugares, casi el 50 por ciento, están en la provincia de Buenos Aires porque acá cuesta más caro, lo que afecta aún más la posibilidad de revincular la familia con estos chicos”.Esos lugares son de asociaciones civiles entre las que conviven las de intenciones más loables con las de intenciones más viles; trabajadores territoriales, punteros políticos del PRO, las iglesias en todas sus versiones, rabino Sergio Bergman incluido, y hasta los propios funcionarios del PRO entre rumores de testaferros. Lo cierto es que esos hombres accedieron a sus funciones por el presunto prestigio ganado en las mismas instituciones privadas a donde ahora deriva recursos el macrismo.“Todo está destinado a que (los chicos) permanezcan allí –afirma Musa–, como si fueran un dato de la naturaleza. No existe una protección inteligente, cuidadosa del resto de sus derechos, que es más difícil y más cara, que es protegerlos dentro de su propio núcleo familiar. Que es el papel del Estado, mucho más activo, tomando medidas mucho más complejas, lo que en definitiva es seguirle la huella a la miseria, las consecuencias de la pobreza. No hay programas idóneos para por lo menos paliar las consecuencias de la pobreza, hay nominados algunos programas que ya venían desde la época de (Aníbal) Ibarra, (Jorge) Telerman, que ahora son puro nombre, son cáscara vacía.”




La infancia según el PRO.






La cartera en donde María Eugenia Vidal saltó a la fama está organizada políticamente detrás de Horacio Rodríguez Larreta, apoyada en una pata PRO y otra peronista. Por debajo de Vidal, están la subsecretaria de Promoción Social, María Soledad Acuña y la directora general de Niñez y Adolescencia, Vanesa Wolanik, pero, por encima de ellas, rompiendo esa estructura, señalan a la coordinadora del programa Atención de la Niñez y Adolescencia en situación de Vulnerabilidad, Andrea Bruzos Bouchet. En la Legislatura, se denunció que su propio marido es el titular de la ONG Pronat’s, que es contratada por el Gobierno.Otra parte del complejo entramado de quita de recursos a Niñez de la Ciudad consiste en la durísima precarización laboral, que aúna las situaciones de los trabajadores del Ministerio de Desarrollo Social y la de los del Consejo de los Derechos de los Niños, por no hablar de la extrema pauperización de los contratados por las ONG (ni siquiera cuentan con un seguro contra accidentes). La Junta Interna de ATE hace un mes realizó un paro general en la cartera de Vidal denunciando fraude, tercerización laboral y privatización de políticas públicas. Los empleados calculan que por las malas condiciones laborales desde la asunción de Macri “unos 1.300 especialistas han emigrado al ámbito privado o a Nación” y sus puestos no son vueltos a cubrir. Por eso consideran que este gobierno “pasó de los despidos masivos abruptos a los despidos masivos por goteo”. Lo mismo pasa en el Consejo, cuyos salarios no superan los 2.500 pesos. Allí, no funciona la línea 107 y están muy precarizados los equipos de emergencia y los programas de revinculación. La idea es que de los chicos se ocupen los padres y, si no, que originen buenos negocios. Total, una mitad privilegiada de la Ciudad puede hacerse cargo económicamente de las necesidades de sus hijos y de la terapia que, como dijo Fito, arregle su conciencia de la vergüenza de saberse mezquinos, por la otra mitad.






• ENCUESTA DE UNICEF.






El 20 por ciento de los pibes justifica las actitudes discriminatoriasEl 75 por ciento de los pibes que viven en la Argentina presenció algún acto de discriminación y cuatro de cada diez señalan haber sido víctimas de actitudes de segregación. Los datos surgen del último relevamiento hecho por Unicef en las ocho sedes donde se disputa la Copa América y que abarcó un universo de 900 jóvenes cuyas edades van entre los 13 y los 18 años. Preocupante, es el dato que señala que un 20 por ciento justifica esas actitudes discriminatorias ya que considera que “no todos somos iguales”.El motivo principal de la discriminación radica en el peso y el tamaño físico.Del relevamiento, surge que el 65 por ciento piensa que los más discriminados son los inmigrantes bolivianos. Esta respuesta fue elegida en 72 oportunidades por los pibes de Capital Federal, en 63 por los de GBA, y en 61 en Córdoba. Lo curioso es que en Mendoza, el origen boliviano como motivo discriminador fue señalado en 81 casos. Los niños de esa provincia también opinaron en 75 ocasiones que las personas más discriminadas son los pobres. En la Ciudad de Buenos Aires, los guarismos que esgrimen esta razón baja a 34 chicos y a 35 en el GBA. Los datos son parte de la campaña Compromiso a favor de la infancia, contra la discriminación, que aprovechó la presencia de varios jugadores que disputan la Copa América para concientizar acerca de la discriminación que perciben los chicos. Lionel Messi, Carlos Tévez, Sergio Agüero y Diego Forlán ya dieron una mano y se abrió una plataforma en Facebook donde se puede apoyar: www.facebook.com/Unicefargentina.

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