martes, 7 de septiembre de 2010

LOS GITANOS, UNA GRAN MAREA DE OLVIDADOS


Discriminación en Europa. Las recientes expulsiones de Francia pusieron de relieve la marginación que sufre esta minoría étnica.



Por Idafe Martín


Cornelio toca la guitarra en la salida de la estación de metro Brouckere, en Bruselas. Es rumano, llegó a Bélgica hace más de un año y, aunque ciudadano europeo, empieza a temer que las autoridades belgas copien la política de deportaciones del gobierno francés y lo envíen de vuelta a su país.


Desconfiado, mira el carnet de prensa del periodista y dice que no quiere hablar. “¿Por qué, tiene miedo?”, pregunta Clarín . Cornelio dice que “por ahora no”. Pero, confiesa, “si los belgas hacen lo mismo que los franceses habrá que empezar a esconderse ”. Cuando se le pregunta “qué debería hacer la Unión Europea”, Cornelio responde que tiene “todos los papeles y todos los derechos”.


“Soy rumano, soy ciudadano de la Unión Europea como usted. Pero en Francia están deportando a gitanos sólo porque son gitanos, eso es fascismo”, se defiende y acusa. Asegura Cornelio que vive de lo que gana tocando la guitarra en el metro y en varias plazas de Bruselas y que “nunca ha robado”.


Al periodista le pidió cinco euros para hablar .


Una joven gitana que no quiso decir su nombre pide con un niño en brazos en la puerta de la Iglesia de Nuestra Señora de Sablon, en uno de los barrios más chics –y caros– de Bruselas, a pocos metros de las mejores chocolaterías.


Apenas habla francés, repite insistentemente que no quiere problemas y que solamente necesita ayuda para alimentar a su hijo.


Pide dinero a las señoras que acuden a la misa del sábado arregladas con sus mejores galas, pero más que lástima su presencia provoca desagrado entre las mujeres refinadas del barrio.


Son sólo dos ejemplos entre los 12 millones de gitanos europeos, la primera minoría étnica del continente .


Los gitanos viven por toda Europa. Y por toda Europa son discriminados. Ciudadanos europeos con los mismos derechos que cualquier otro, los políticos los tratan como inmigrantes ilegales.


Se les acusa de ladrones, de vivir de las ayudas sociales, y el conocimiento que el resto de la población tiene de ellos se basa fundamentalmente en estereotipos. Para muchos europeos, un gitano es un nómada sucio, mendigante, ladrón y, como piropo, músico y bailarín.


Ahora es el presidente francés Nicolás Sarkozy quien mezcla gitanos con delincuencia para darle visibilidad a su política de mano dura contra la inmigración ilegal. Los gitanos no son inmigrantes, son ciudadanos europeos. Pero son el chivo expiatorio perfecto porque nadie los defiende .


Francia, cuna de los derechos humanos, ya expulsó desde julio –cuando anunció nuevas medidas contra la delincuencia– a unos 1.000 gitanos o “roma” tras pagarles pequeños estipendios.


La Comisión Europea pidió el jueves a Francia “más información para comprobar cómo se ha aplicado la legislación comunitaria” en la expulsión de los gitanos hacia Rumania y Bulgaria.


Si las expulsiones fueran individuales, caso por caso, Francia estaría actuando legalmente porque aplica una moratoria, hasta 2012, por la cual los ciudadanos rumanos y búlgaros sólo puedan establecerse en su territorio si demuestran no ser una carga para el estado del bienestar . Si no cumplen las condiciones, a los 90 días de su llegada pueden ser deportados.


Si las deportaciones se estuvieran haciendo en grupos, basadas en la etnia de los expulsados, serían contrarias al derecho comunitario .


El Parlamento Europeo debatirá la polémica, mañana, martes. Su presidente, el conservador polaco Jerzy Buzek, dijo el jueves que “nadie puede ser expulsado sólo porque pertenece a la minoría gitana”.


Francia asegura que no se trata de deportaciones forzadas, sino de personas que se acogen a la ayuda al retorno voluntario.


Nadie se cree esta explicación en Bruselas .


La iniciativa francesa recibió críticas de organizaciones de defensa de los derechos humanos, del Vaticano y de duros informes de la ONU y del Consejo de Europa.


Viktoria Mohacsi, la única eurodiputada gitana , decía hace dos años a este periodista que “la UE tiene un papel muy importante que jugar para forzar a los gobiernos europeos a desarrollar una estrategia para mejorar la situación de los gitanos”.


Temía Mohacsi hace dos años que el fracaso de la integración haría aumentar la retórica racista, como así está sucediendo , principalmente en Italia y Francia.


Un informe del Parlamento Europeo de 2008 aseguraba que los gitanos sufren “ pobreza, exclusión social, la vida en guetos, expulsiones forzadas y condiciones de vida deplorables e insalubres ”.


El Consejo de Europa asegura en otro informe que, los gitanos, “como fueron rechazados, desarrollaron una cultura de exclusión que se basaba en no molestar para no ser molestados”. Este texto asegura que lo hicieron para defenderse, “porque nadie elige vivir en la pobreza, tener una esperanza de vida 10 años inferior y ver a sus hijos morir de enfermedades que ya apenas existen en Europa”.



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