Se trata del retrato de Aisha, la chica afgana mutilada por su marido. La foto fue elegida entre más de 100 mil llegadas desde todo el mundo.
Por Gabriela Cabezón Cámara
Estamos acostumbrados a ver fotos de mujeres en las tapas de las revistas, pero esta es diferente”, dijo Jodi Bieber, la fotógrafa sudafricana ganadora del primer premio de la World Press Photo 2010 , el más importante del fotoperiodismo mundial. La imagen fue elegida entre 108.059, de todo el planeta. Y tiene razón Bieber, la foto, el retrato que ella le tomó a Bibi Aisha en un refugio para mujeres en Afganistán, que fue tapa de la revista Time en agosto del año pasado y que usted estará mirando con horror en esta misma página, es diferente.
¿Cómo llegó Aisha –pobre, analfabeta y afgana– a la tapa de Time ? Así: cuando tenía 12 años, su familia la entregó –junto a su hermanita menor– a otra para pagar una deuda de sangre. Un tío de la nena había matado a un tipo y entonces las entregaron a la familia de la víctima para casarla con uno de sus miembros, un militante talibán. Es una costumbre tribal y tiene nombre: “baad”, se llama.
Cuando Aisha alcanzó la pubertad, la casaron con el talibán. Pero él, por su militancia, estaba la mayor parte del tiempo escondido y ella y su hermanita vivían con sus parientes políticos que las usaban como esclavas y les pegaban en represalia por el crimen de su tío. Aisha se escapó. Un año después, su marido la fue a buscar, su padre la volvió a entregar y el marido y los cuñados “ofendidos” hicieron “justicia”, con la anuencia del comandante talibán: mientras uno la agarraba por la espalda, el marido le rebanó la nariz y las orejas.
Y la dejaron tirada, desangrándose. Aisha volvió a escaparse, de la muerte esta vez. No recuerda cómo, pero caminó y llegó a un refugio para mujeres, donde estuvo un año, tan destrozada que tardó meses en volver a hablar. La fotógrafa sudafricana la encontró ahí.
“Para que no les pase a otras mujeres” argumentaría el personaje si esto fuera una película de Hollywood, pero Aisha no dijo eso. Dijo que no sabía si eso iba a salvar a nadie, pero que quería recuperar su nariz. Así que aceptó posar. Y recuperó su nariz.
La foto, en octubre pasado, dio la vuelta al mundo: Aisha sonriendo y con nariz, en California, recibiendo el premio Enduring Heart de Grossman Burn, la fundación que financia su recuperación y cirugías estéticas en los Estados Unidos, donde ahora, a sus 18 años, vive y lucha por recuperarse.
La tapa de Time con el retrato de Aisha fue polémica: “¿Qué pasará si nos vamos de Afgnanistán?” preguntaba el título. Y muchos acusaron a la revista de hacer chantaje emocional para justificar la continuidad de Estados Unidos en Afganistán. Cuando pasó lo de Aisha, llevaban nueve años ahí. Y antes, el país había estado bajo el domino soviético.
El jurado del World Press Photo destacó que se trata de “una imagen increíblemente fuerte, en la que la mujer aparece digna, y lanza un mensaje alto y claro al resto del mundo y, especialmente, al 50% de la población mundial, que es femenina”.
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