Por Imma Monsó ESCRITORA ESPAÑOLA
El mundo de los fanatismos es extraño. Cimentado en delirios más o menos elaborados, que sumen al fanático en un estado de permanente zozobra, cada fanatismo es distinto a los demás pero básicamente igual. Tienen en común la rigidez, una rigidez que acaba por resultar tremendamente aburrida a aquellos que rodean al fanático.
El culto por la delgadez es un fanatismo más que cae sobre las espaldas de criaturas más o menos frágiles en edades y situaciones delicadas. Darse una vuelta por Internet y leer los blogs pro anorexia es algo que pone los pelos de punta. Los pro anorexia constituyen un movimiento de personas que se reivindican anoréxicas o aspiran a serlo, puesto que consideran la anorexia una disciplina de vida, un modo de lograr la felicidad a través de la delgadez. Rinden culto a Ana, la diosa de la anorexia, aunque la mayoría de las devotas oscilan entre esta diosa (que las impulsa a adelgazar hasta los huesos, a ser un grácil esqueleto, a volar), y la diosa Mía, que las tienta para perder el control y atiborrarse sin freno.
El movimiento nació donde nace todo, en Estados Unidos en el 2001 y ha adquirido proporciones de fenómeno global. Existen cientos de blogs pro anorexia en todos los países y todas las edades están representadas, y aunque la mayoría están escritos por mujeres entre 12 y 26 años, en estos últimos días no han cesado de aparecer noticias que alarman de la creciente incorporación masculina al fenómeno anoréxico.
Pues bien. Los blogs pro anorexia son asombrosamente parecidos: de contenido monotemático, lo único que preocupa a sus autoras es cómo no comer. Fascinadas por su propia enfermedad, se intercambian ánimos para perder (más) peso, fotos de personas ultraflacas (las thinspirations), trucos y rituales para vomitar ... Todo gira, en fin, en torno a la culpabilidad relacionada con el alimento. Orgullosas de ser pro anorexia, siguen un modelo de pensamiento único (que podemos calificar de ideología totalitaria) que se transmite de blog en blog.
Pero a lo que voy, es que no todas las anoréxicas son pro anorexia ni todas las anoréxicas son fanáticas. Hay en Internet diarios escritos por anoréxicas que reflexionan sobre su trastorno, lo cual siempre es interesante y enriquecedor, o bien que buscan ayuda para librarse de él, lo cual supone también un uso positivo del medio, pues les permite un trabajo de escritura terapéutico.
La particularidad de las pro anorexia es que se unen en la red para tener el sentimiento de que están cargadas de razón, de que están amparadas por una comunidad de miembros que comparten su mismo delirio.
Y el interés del asunto es que nos advierte de una de las caras siniestras de Internet: al tener la posibilidad de formar parte de una comunidad de delirantes, el delirante obtiene una especie de certificado de homologación. Ya no se siente ni enfermo ni distinto, se siente portador de un ideal colectivo. No importa lo original o lo bárbaro que sea el delirio que te acecha, Internet te permitirá encontrar unos cuantos cientos de personas que lo comparten. No importa lo desconectado que estés de la realidad, Internet te permitirá conectarte con otros cientos de desconectados, reforzando así tu delirio y disminuyendo tus posibilidades de regresar a la realidad.
Ya hay estudios que demuestran que las anoréxicas pro anorexia permanecen ancladas en su trastorno durante un período mucho más largo que las que no comparten esa ideología. Y eso sí es un grave problema: que la red nos permita sublimar los delirios hasta convertirlos en la base de una identidad colectiva.
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