El viernes 1ro. de Octubre en la calle Ayolas 429 entre Martín García y Alte. Brown se incendió una casa tomada dentro de un conventillo en el Barrio de la Boca.
Por Carlos Montero, Secretario del PJ porteño
El viernes 1ro. de Octubre en la calle Ayolas 429 entre Martín García y Alte. Brown se incendió una casa tomada dentro de un conventillo en el Barrio de la Boca. En estas circunstancias fallecieron 2 hermanos de 6 y 8 años, mientras que su mamá y su otro hermanito fueron internados en el Centro Médico de la zona con principio de asfixia.
El hermano menor falleció producto de un paro cardiorrespiratorio y el niño de 8 años murió producto de las quemaduras que sufrió.
La muerte de estos niños no tuvo el impacto periodístico que tienen otras muertes, no menos dolorosas, por lo cual resulta incomprensible este tipo de omisiones. Estos medios de comunicación creen que los argentinos nos vamos a acostumbrar a que nos oculten la información, pero poco a poco los vamos descubriendo en esta práctica de jerarquizar unas muertes por encima de otras.
La trágica situación que vive esta familia del barrio de La Boca , se suma a la muerte de 6 hermanitos que se produjeron el sábado 10.1.2009 en un local ocupado por familias pobres en la esquina de Suárez y Alte. Brown donde antes funcionaba un Banco. También se agregan otras 2 niñas muertas el 30-4-10 por un incendio ocurrido en una vivienda ubicada en Vuelta de Rocha 1261 también del barrio de la Boca.
Estamos hablando de la muerte de 10 menores de 1 a 13 años ocurridos en la zona de la Boca en un año y medio sin que esto haya conmovido a los medios de comunicación gráficos, radiales o televisivos, ni tampoco a buena parte de la población y mucho menos a las autoridades del Poder Ejecutivo de la Ciudad y ni que hablar de los integrantes del Poder Legislativo, quienes en general no fueron capaces de abandonar sus vacaciones veraniegas cuando murieron los recordados, por pocos, 6 hermanitos.
Algunas de esta casas están tomadas por indigentes a quienes se le corta el suministro de luz, gas y agua con lo cual, a sus muchas penurias, se agrega la necesidad de resolver la provisión de estos servicios esenciales para una elemental calidad de vida. Este tipo de procedimiento se aplica entre países en guerra y en este caso se persigue el objetivo que los ocupantes abandonen la propiedad que están ocupando indebidamente.
En general, estas familias no abandonan el lugar porque carecen de recursos que les permita mudarse, por lo cual se enganchan en la luz, se consiguen agua en recipientes y utilizan garrafas, todas estas medidas en la mayor de las precariedades y con altísimo riesgo, no sólo para su vida, sino también para la de los vecinos cercanos.
Ante esta, en principio, irreversible situación, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, debe hacerse cargo de proteger a estas familias carenciadas y con alto riesgo de su vida como lo muestran los 10 niños muertos en este último tiempo.
Es cierto que estas ocupaciones vulnera el derecho a la propiedad, pero también es cierto que es tarea de la justicia aplicar los procedimientos que fija la ley, pero mucho mas cierto es que el Estado local no puede abandonar a estos vecinos a su suerte.
El Gobierno de la Ciudad debe aceptar, sin mas especulaciones, que estas familias deben ser protegidas, por lo tanto lo primero que corresponde hacer es gestionar rápidamente para que se reinstalen los servicios de luz, gas y agua, como así también que personal de Defensa Civil revise que las instalaciones estén en buena estado para evitar situaciones peligrosas para sus habitantes.
Pero como estas son medidas transitorias, lo fundamental es la obligación de realizar un serio Programa de Viviendas para alojar a estas familias y terminar con esos procedimientos extorsivos de entregar un poco de plata a cambio de dejar las casas ocupadas sin resolver el problema, ya que estos habitantes se trasladan a otro lugar que tampoco reúne las mínimas condiciones de habitabilidad.
El Gobierno de la Ciudad y la Legislatura porteña deben apelar a su desaparecida sensibilidad para imaginar la forma mas rápida de resolver estas carencias de miles de seres humanos que viven en nuestra Ciudad. Aunque los medios monopólicos de información lo oculten, la mayor parte de los porteños no queremos mas chicos muertos por estas causas en la Ciudad de Buenos Aires, sin importar su condición socio económica.
Por Carlos Montero, Secretario del PJ porteño
El viernes 1ro. de Octubre en la calle Ayolas 429 entre Martín García y Alte. Brown se incendió una casa tomada dentro de un conventillo en el Barrio de la Boca. En estas circunstancias fallecieron 2 hermanos de 6 y 8 años, mientras que su mamá y su otro hermanito fueron internados en el Centro Médico de la zona con principio de asfixia.
El hermano menor falleció producto de un paro cardiorrespiratorio y el niño de 8 años murió producto de las quemaduras que sufrió.
La muerte de estos niños no tuvo el impacto periodístico que tienen otras muertes, no menos dolorosas, por lo cual resulta incomprensible este tipo de omisiones. Estos medios de comunicación creen que los argentinos nos vamos a acostumbrar a que nos oculten la información, pero poco a poco los vamos descubriendo en esta práctica de jerarquizar unas muertes por encima de otras.
La trágica situación que vive esta familia del barrio de La Boca , se suma a la muerte de 6 hermanitos que se produjeron el sábado 10.1.2009 en un local ocupado por familias pobres en la esquina de Suárez y Alte. Brown donde antes funcionaba un Banco. También se agregan otras 2 niñas muertas el 30-4-10 por un incendio ocurrido en una vivienda ubicada en Vuelta de Rocha 1261 también del barrio de la Boca.
Estamos hablando de la muerte de 10 menores de 1 a 13 años ocurridos en la zona de la Boca en un año y medio sin que esto haya conmovido a los medios de comunicación gráficos, radiales o televisivos, ni tampoco a buena parte de la población y mucho menos a las autoridades del Poder Ejecutivo de la Ciudad y ni que hablar de los integrantes del Poder Legislativo, quienes en general no fueron capaces de abandonar sus vacaciones veraniegas cuando murieron los recordados, por pocos, 6 hermanitos.
Algunas de esta casas están tomadas por indigentes a quienes se le corta el suministro de luz, gas y agua con lo cual, a sus muchas penurias, se agrega la necesidad de resolver la provisión de estos servicios esenciales para una elemental calidad de vida. Este tipo de procedimiento se aplica entre países en guerra y en este caso se persigue el objetivo que los ocupantes abandonen la propiedad que están ocupando indebidamente.
En general, estas familias no abandonan el lugar porque carecen de recursos que les permita mudarse, por lo cual se enganchan en la luz, se consiguen agua en recipientes y utilizan garrafas, todas estas medidas en la mayor de las precariedades y con altísimo riesgo, no sólo para su vida, sino también para la de los vecinos cercanos.
Ante esta, en principio, irreversible situación, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, debe hacerse cargo de proteger a estas familias carenciadas y con alto riesgo de su vida como lo muestran los 10 niños muertos en este último tiempo.
Es cierto que estas ocupaciones vulnera el derecho a la propiedad, pero también es cierto que es tarea de la justicia aplicar los procedimientos que fija la ley, pero mucho mas cierto es que el Estado local no puede abandonar a estos vecinos a su suerte.
El Gobierno de la Ciudad debe aceptar, sin mas especulaciones, que estas familias deben ser protegidas, por lo tanto lo primero que corresponde hacer es gestionar rápidamente para que se reinstalen los servicios de luz, gas y agua, como así también que personal de Defensa Civil revise que las instalaciones estén en buena estado para evitar situaciones peligrosas para sus habitantes.
Pero como estas son medidas transitorias, lo fundamental es la obligación de realizar un serio Programa de Viviendas para alojar a estas familias y terminar con esos procedimientos extorsivos de entregar un poco de plata a cambio de dejar las casas ocupadas sin resolver el problema, ya que estos habitantes se trasladan a otro lugar que tampoco reúne las mínimas condiciones de habitabilidad.
El Gobierno de la Ciudad y la Legislatura porteña deben apelar a su desaparecida sensibilidad para imaginar la forma mas rápida de resolver estas carencias de miles de seres humanos que viven en nuestra Ciudad. Aunque los medios monopólicos de información lo oculten, la mayor parte de los porteños no queremos mas chicos muertos por estas causas en la Ciudad de Buenos Aires, sin importar su condición socio económica.
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