martes, 16 de noviembre de 2010

LA HISTORIA OCULTA DEL NEGOCIO DE PAPEL PRENSA

En la Argentina, el consumo de papel para diarios es de entre 220 y 260 mil toneladas anuales. Papel Prensa produce 176 mil toneladas, de las que 120 mil son para Clarín y La Nación. Papel Prensa: el manejo arbitrario y el ahogo al resto de los diarios. Clarín y La Nación tuvieron ventajas al contar con el insumo a menor costo y al poder elegir a qué medio vendérselo.

El hombre tenía un sueño: tener su propia fábrica de papel. Era, también, una vieja ilusión del fundador del diario, que se había muerto sin verla cumplida. En El hombre de Clarín, la elogiosa biografía oficial de Héctor Magnetto, José Ignacio López desmenuza la obstinación que el gerente general del diario tenía en el ’75. El actual vocero de La Nación lo hace en el capítulo La batalla del papel. Como el insumo era un factor de endeudamiento permanente de las empresas periodísticas, Magnetto “creía que había razones para preocuparse: subsistía una vulnerabilidad intrínseca generada por el desfase cambiario entre las órdenes y los pagos en las compras del papel”. El resto es historia conocida: Clarín, La Nacióny La Razón se hicieron de Papel Prensa (PP) con la connivencia de los jerarcas de un gobierno de facto. Fue la más importante compra de silencio por parte de la dictadura. Y un negocio redondo para esos medios: ventajas sobre el costo del papel y manejo hegemónico y arbitrario de las cantidades y precios.
El país figuraba en los ’70 entre los primeros veinte importadores de papel de diario. Y en América latina ocupaba el primer lugar como consumidor, tanto en volumen como en consumo per cápita. Hoy, el consumo total de papel para diarios en la Argentina es de entre 220 y 260 mil toneladas anuales. El 75 por ciento de ese mercado lo abastece PP: son, según los datos de Clarín, 176 mil toneladas. De esa cifra, 120 mil las usan Clarín y La Nación. El resto se importa sin arancel. El precio de la tonelada varía: PP lo vende a 635 dólares, pero a Clarín y La Nación le cuesta unos 520 dólares. El precio del importado oscila, pero siempre es más caro: entre 650 y 750 dólares, según datos del mercado. La Capital de Rosario, por ejemplo, paga el papel chileno, polaco, finlandés o ruso a 719 dólares la tonelada.
Precisamente el diario del grupo Vila-Manzano publicó una nota en la que denuncian: “El perjuicio de la monopólica posición comercial de PP para los diarios del interior es difícil de medir a lo largo de tantos años de inequidad. Sin embargo, si se toman los últimos doce meses, La Capital tuvo que erogar casi medio millón de dólares más para proveerse de papel en el exterior que si lo hubiera hecho de PP (…) Para cubrir la necesidad mensual de papel, este diario debe comprar 450 toneladas, de las que la empresa Papel Prensa sólo le provee menos del 20 por ciento. Si se pudiera calcular el perjuicio económico de los últimos 36 años, se alcanzarían valores varias veces millonarios.” Al final comentan que hicieron muchísimas gestiones para adquirir papel de PP y que la respuesta fue siempre la misma: “No hay cupo para satisfacer ese pedido”.
Como ejemplo similar citan el caso de otros de sus diarios, el Uno de Mendoza. “Tuvo que gastar casi 4 millones de dólares de más, para abastecerse de papel entre 2005 y 2009”. Su competidor directo, Los Andes, “tuvo acceso a comprar ese insumo en la papelera porque es propiedad del Grupo Clarín, que lo controla”. Después de la devaluación de 2002, el papel pasó a costar 2.000 pesos, contra las 500 que salía antes. Eso disparó un achique en las publicaciones. De la devaluación a hoy, el papel aumentó 420 por ciento y PP subió su precio a la par. Mientras, los precios de tapa y la publicidad de los diarios del interior subieron sólo 150 por ciento.

Capacidad ociosa. Si PP hubiera funcionado al ciento por ciento de su capacidad podría haber cubierto las necesidades de papel de las empresas editoriales no vinculadas. PP puede producir más de 200 mil toneladas. Pero entre 2005 y 2008, produjo menos porque funcionó al 85 de su capacidad. Un año después, redujo si producción aún más: al 79 por ciento. Redujo así en 9 mil toneladas el stock de papel de diario y obligó a subir un 16 por ciento la importación. Si durante los últimos cinco años PP hubiera volcado al mercado todo el volumen que pudo producir, el ahorro por menores importaciones habría sido de unos de 123 millones de dólares, según se estimó en Silencio por sangre, el libro de investigación escrito por Daniel Cecchini y Jorge Mancinelli. Es decir: Clarín, a través de PP, viene regulando desde hace años el mercado del papel mediante una combinación de precios y volúmenes producidos.
Ese libro dice también que “PP habría estado subsidiando a Clarín mediante dos formas: un precio de venta de la bobina de papel menor a su costo de producción y la compra de la devolución de diarios a un precio insólito (…) Las empresas editoriales que no accedieron durante los últimos seis años al precio cobrado por esa empresa a Clarín y La Nación, tuvieron que pagar 58 por ciento más caro el papel que requerían para sobrevivir”.
Sobre el papel importado hay controversias. La editorial Perfil es la mayor importadora de papel de diario de la Argentina, según asegura su dueño, Jorge Fontevecchia. En un editorial, su CEO señaló que hoy “el papel es la única commodity que cuesta menos”. Este argumento fue rebatido por el responsable del Grupo Veintitrés, Sergio Szpolski. “Es falso que el precio del papel importado sea inferior o igual al de PP (…). El precio del papel importado que nos provee es sensiblemente superior al que pagaríamos en PP hoy, que a su vez es sensiblemente mayor que el precio al que PP vendía esta commodity a los demás diarios antes de la resolución de la Secretaría de Comercio, que la obligó a igualar los precios”, escribió en Tiempo Argentino.
De esto saben mucho los pequeños medios gráficos del interior. Por ejemplo, El diario del centro del país, de Córdoba, una publicación que abrió en 2001 y funciona como cooperativa. En sus comienzos, no tuvieron problemas con la provisión porque consumían poco papel: unas ocho toneladas por mes. “Igual fuimos a comprar a PP, y no nos vendieron en ese momento”, cuenta a Miradas al Sur Daniel Sánchez, periodista y ex presidente de la cooperativa. Con el tiempo, la tirada fue creciendo hasta los 5.500 ejemplares que venden por día. “Antes importábamos 22 toneladas, de las cuales ocho se las comprábamos a PP”. Hoy las 30 toneladas mensuales las obtienen de PP, a través de la Cooperativa de Provisión de la Prensa Argentina Limitada (Coopal), que reúne a más de 400 diarios. Esto es posible luego de la intervención de la Secretaría de Comercio que mediante una resolución obligó a vender a precio igualitario y sin restricciones.

No hay stock. Jorge Déboli es el secretario de Diarios y Periódicos Regionales de la República Argentina (Dypra), una asociación que agrupa a las pequeñas y medianas empresas periodísticas del interior. Dice Déboli: “A partir de la intervención de la Secretaría de Comercio cambió la realidad de PP. Comenzaron a vender no sólo en cuotas, sino el total del papel que necesitaban otros diarios. Comprar el papel en el mercado de revendedores o importarlo, hasta el año pasado, costaba un 50 por ciento más caro. Salía unos 1.000 dólares la tonelada, mientras PP la vendía a 630.” Déboli informó que la tonelada importada de Chile les sale hoy 730 dólares.
Su colega y presidente de Dypra, Nahum Mirad, opinó en un comunicado: “Los buenos precios internacionales pueden obtenerse cuando se negocia en grandes cantidades, cuestión que está lejos de periódicos que venden dos mil o tres mil diarios. No obstante, su ‘pequeñez’ ante los ojos de las grandes urbes, la sumatoria de estos periódicos conforma una verdadera red informativa con un profundo anclaje en las comunidades del interior. Esta red, lejos está de poderse adaptar a las altas y bajas de los precios internacionales. Lejos está de poder consolidar proveedores internacionales y más lejos aún está de poder negociar precios.”
Diario Popular es el tercer matutino más vendido del país. Una fuente de esa publicación confió a Miradas al Sur que todos los diarios hacen un mix entre importación y compra en el mercado local. “Nosotros –dijo– usamos 500 tonelada por mes. Le compramos 100 a PP y el resto lo importamos por una cuestión de calidad y financiación. Antes teníamos que importar todo.”
También en off the record, un conocedor del mercado gráfico contó: “ Clarín y Nación compran el papel a precio diferencial con el argumento de la cantidad. Y a los diarios del interior se lo venden al precio que quieren. Que es siempre más caro. Incluso, si no sos del grupo o no les caés bien, te pueden dejar sin papel. A PP le tenés que declarar cuánto papel necesitás y ellos te dicen para cuándo puede estar. Pero es usual escuchar: ‘No hay stock’. Ese argumento, a veces, es una excusa para que una publicación no salga.”.

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