En la Biblioteca Nacional, los responsables del regreso de la revista Crisis recordaron el pasado, pero ante todo fijaron las coordenadas que orientarán sus páginas en el siglo XXI.
El viernes se presentó la nueva revista Crisis. Fue, en cierta medida, una vuelta celebratoria a aquel hito de la prensa argentina. O más bien una “revuelta”, como señalaron los responsables del proyecto. En la sala Juan L. Ortiz de la Biblioteca Nacional había un abanico de generaciones que deseaba darle la bienvenida al emprendimiento y confirmar la necesidad común de “pensar en transformaciones radicales, con una ambición estética y política que sacuda toda culpa, capaz de trascender el triste papel de ‘abogados del mal menor’”, como se explicó más de una vez desde el micrófono.
Abrió el debate Sebastián Scolnik, jefe del departamento de publicaciones de la Biblioteca. “¿Somos justos al decir que se trata de una reaparición? Deberíamos preguntarnos cómo vuelve lo que vuelve”, espetó. El sociólogo definió la identidad de Crisis como “un piso común que abre la posibilidad de transitar una experiencia colectiva”. También sopesó el nombre en un sentido más llano, comentando que “la crisis” es “una suerte de revés de la sociedad, sobre el que luego se erigen los discursos políticos, intelectuales y mediáticos”. De ahí que la recuperación sea matizada, con hincapié en la urgencia de asumir un nuevo contexto. La primera entrega tiene como eje la situación de los jóvenes, y lleva de título El aguante de los inmaduros. Incluye una investigación de Paula Abal Medina sobre los call centers, textos de dos editores de la revista Barcelona, trabajos sobre las rebeliones juveniles de Bariloche y Baradero, y un retrato del mosaico social expresado a través de las tomas en los colegios secundarios.
Hacía mucho que el grupo esperaba concretar el sueño. Cuando aparecía el financiamiento sobrevenían presiones a la línea editorial. Y sin plata había libertad, pero no revista. Susana Etchegoyen, referente de la iniciativa, dio detalles: “Hace ya seis años estábamos fastidiados por el nivel de crispación y bipolaridad de los discursos que escuchábamos y leíamos. En eso, el amigo Pedro Cazes Camarero me dijo: ‘¿Y si tratamos de reflotar Crisis?’”
La publicación original empezóel 3 de mayo de 1973. Los apellidos que desfilaron por aquella redacción lo dicen todo: Gelman, Conti, Bayer, Galeano, y la lista sigue. “Queríamos demostrar que la cultura popular existía –relataría después Galeano–; que no era la mera reproducción degradada de las voces del poder; que tenía fuerza propia y expresaba una memoria colectiva lastimada, herida, traicionada.” Crisis vendía 22 mil ejemplares cuando cerró, en 1976. A mediados de los ’80, se hizo el amague de reflotarla, pero no resultó. Y uno de los involucrados en aquel esfuerzo fue el propio Cazes Camarero, que ofreció su interpretación del nuevo intento: “Estamos en un mundo donde la creación, producción y reproducción de la vida se ha alejado de las manos de los que tradicionalmente la ejercían. Se ha creado un océano de personas que ya no podemos interpelar como antes. Eso no significa que no sean interpelables. Por lo tanto, tenemos que encontrar la manera de llegar a ellos”, destacó.
Y algo de simbólico hay en el hecho de que se haya elegido arrancar un 8 de octubre, día del asesinato del Che Guevara y del nacimiento de Juan Domingo Perón. De todas formas, más allá de esas referencias y de cierta permanencia en el estilo del diseño y el color del papel, los responsables de la Crisis 2.0 insisten en que la coyuntura es otra. Saltan a la vista varias firmas de autores que andan por los treinta y pico y que reconocen como núcleo significativo de su sensibilidad política no ya los ’70 sino los sucesos de 2001. Mario Antonio Santucho, que es justamente uno de los jóvenes que integra el consejo editorial, cerró las exposiciones. “No nos interesa montar una empresita cultural con target de izquierda. Sin embargo no es viable apelar sólo al compromiso y esfuerzo de nuestros amigos. En ese sentido, vamos a hacer un experimento. Nada hay de épico en nuestra búsqueda: se trata de una necesidad básica que queremos satisfacer”, resumió. Crisis será bimestral. Este mes cuenta con el aporte de Franco Berardi, Marta Dillon, Santiago Llach y el Colectivo Situaciones, entre otros.
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