El director de la FM de Radio Nacional Horacio Marmurek, pretende una radio que se abra de los esquemas de negocios que en algunos casos terminaron cristalizando el éter. “El rock es inclusivo, la propia palabra te permite darte libertades para programar.”
En la oficina que Horacio Marmurek y su equipo tienen en Radio Nacional, desde donde se piensa, diagrama y coordina la Nacional Rock (FM 93.7 MHz), hay un pizarrón. No es muy grande, no tiene forma extraña ni palabras en colores fluorescentes, pero llama la atención por los nombres consignados bajo el rótulo “Cabezas de hora”: P.E.L.S, Ivana Berenstein, La Perla Irregular, La Joven Guarrior, Los Umbanda. Son bandas o solistas que, en su mayoría, no sólo no poseen un sello que los edite, tampoco manager ni agente de prensa. Sin embargo, son programados en alta rotación por Nacional Rock, no como contraprestación por minutos de publicidad, sino por el peso específico de sus creaciones musicales. “Podemos hacerlo porque no vamos detrás de la moneda y porque nadie nos baja línea”, explica Marmurek, director de esta nueva emisora como corolario de una extensa trayectoria en otras FM de Radio Nacional (los proyectos Faro y Supernova, además de producciones para AM).
“Estamos planteando una radio como antes, donde ponemos la música, nos divertimos, charlamos, compartimos. Sí, armamos un perfil en Facebook. Sí, tenemos los mails. Pero hacemos radio y eso es lo que entendemos como más complejo hoy, sacarle el jugo a la radio como medio. Porque si estás preocupado por lo que sucede alrededor por todos los canales y qué se dice en Twitter y qué en Facebook terminás no sabiendo qué decís, por qué lo decís ni para qué lo decís. Te confundís”, expone su manifiesto.
En días en los que por los pasillos de la radiofonía aún retumban los festejos por los 90 años de la radio en Argentina y en los que los roles, las funciones y la integridad de los medios están puestos en debate, Marmurek plantea a Nacional Rock como una radio preparada de antemano para cumplir con la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. “Hace un año o más que armamos el proyecto, aunque la radio salió al aire hace poco. Tenemos los porcentajes cubiertos, según la ley, de rock argentino y de rock internacional. Pero ojo, porque internacional no es rock inglés y nada más, es rock alemán, francés y paraguayo también”, se pone a reparo.
–¿Nacional Rock como emisora de un medio radiofónico estatal, marca un abrazo oficial al rock como parte fundamental de la cultura nacional?
–Culturalmente, es innegable que el rock es parte de la música y de la cultura popular. La paradoja, ahí, es política: por un lado sabemos que el rock argentino es una expresión muy nuestra y que somos los que más hemos exportado rock a Latinoamérica, pero por el otro hay sectores que atacan al rock por considerarlo extranjerizante o estupidizante. Y no me estoy yendo a la dictadura, me voy a Duhalde en el 2002 y a Abel Posse.
–Pero también para los que aceptan al rock como parte fundamental de la cultura existe una amplitud de miradas políticas. No es lo mismo...
—... plantarte donde se plantan La Viola o el canal Q (quiero música en mi idioma) que donde nos queremos plantar nosotros. Lo nuestro es simple: se trata de compartir música. Tal vez sea muy inocente la intención, pero no nos olvidamos de que estamos gestionando una emisora pública y que es un servicio a la comunidad. La Mega está muy bien y sirvió para algunas cosas, pero generó un negocio que hubo que sostener y para eso se inflaron bandas y se acompañaron movidas que el rock no debía acompañar.
Dentro de las decisiones que a Marmurek y su equipo les toca tomar en Nacional Rock no sólo están aquellas directivas macro como los porcentajes para la música local y extranjera, también hay rasgos mucho más simples que van definiendo a esta FM. “Cuando nos mandaron el disco nuevo de Andrés Calamaro, elegimos otro corte, ‘Insoportablemente cruel’. Durante mucho tiempo antes de que salgan los discos, los sellos te pasan un tema, el corte, para que lo hagas rotar. Pero una vez que está el disco, voy a elegir yo qué es lo que paso, no va a elegir un sello lo que programamos. El rock argentino tiene muchos problemas derivados de la complacencia de los medios, los periodistas y el propio rock a las figuras y los sellos.”
Allí un gran lineamiento respecto de Nacional Rock, una emisora que no duda en suspender su programación bajo el modelo de la Total Interferencia que Marmurek explica: “Si aparece alguien con la importancia como para hacerlo, suspendemos cualquier programa para charlar con él y que toque”. Así pasó ya con Daniel Melero, Francisco Bochatón o el español Loquillo. Sobre los programas, explica que en Nacional Rock “cada programa que sale al aire es como un bloque de un gran programa que es la radio entera”. No hay, además, programas de teatro o de heavy metal, sino programas que incluyen. “El rock es inclusivo, la propia palabra te permite darte ciertas libertades para programar, aunque hay que tener en claro que hay cosas que no entran y gente a la que no le estás hablando.”
Pero para hacerlo, no sólo es necesario una renovación de las bandas y los formatos, también de los profesionales de la radio. “Algo fuerte para discutir a nivel técnico para el año próximo es eso mismo. Tenemos a Alfredo Rosso, Claudio Kleiman, al Ruso Verea, genios de la radiofonía, pero son grandes”, enumera Marmurek. Pero tampoco es que haya muchas otras generaciones luego: “La generación Mario (por Pergolini) obturó el espacio joven. Ojo, para los grandes públicos no hubo renovación de músicos, pero tampoco de periodistas. Si el modelo del conductor joven es Matías Martin, algo pasó. ¿Qué pasó? Que el que hoy tiene 25, en lugar de procurar surgir con voz propia, se contenta con la capacidad de cerrarle negocios a otro”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario