lunes, 12 de marzo de 2012

BERSUIT VERGARABAT; JUNTOS PERO NO REVUELTOS


La revuelta”. El nombre del primer disco del grupo sin Cordera alude a los cambios que tuvieron que enfrentar. Aquí, los músicos cuentan cómo fue.
Por Julieta Mortati
Son las once de la mañana en Parque Leloir y los integrantes de La Bersuit van llegando puntuales a El Cielito, el estudio donde grabaron La argentinidad al palo y Testosterona , y que vendieron tras la división de bienes con Gustavo Cordera. Se sientan en ronda al borde de la pileta, comen medialunas, toman mate y se van acomodando debajo de la sombrilla para que no los afecte el sol.En un momento dijeron que Bersuit no podía existir sin Cordera, ¿qué piensan ahora? Oscar Righi: La presencia del pelado era tan importante como cualquier otra. Por eso, pensamos que no podía existir Bersuit sin Carlitos, sin Juan, sin Pepe. Llega un momento en que el grupo está tan amalgamado que somos como una plastilina pegada a otra.Carlos Martin: No hay imprescindibles, el cementerio está lleno de gente imprescindible.¿Hasta dónde se sigue? Juan Subira: El límite te lo pone la realidad. Si te ves aplastado por la situación, estás cansado, agobiado, no te cierra por ningún lado, porque la propuesta se muere porque se puede morir, y bueno...Carlos: Igual, estamos criando a la futura generación que va a continuar con la saga. Hay chicos que ya se pueden poner el pijama. (Se refiere a los hijos de ellos.) Daniel Suárez: Las familias folclóricas han hecho eso, han pasado de hijos a nietos.Pepe Céspedes: Nuestro anhelo es que Bersuit siga a pesar de nosotros, que se transforme en ese tipo de agrupaciones como los Wawanco. Los Decadentes son un ejemplo, son parte de la cultura popular argentina, y van a seguir existiendo siempre y tienen que seguir. Y si no siguen, los cagamos a trompadas.¿Qué tiene que ver el nombre del disco “La revuelta” con el momento que están pasando? Pepe: Creo que en un momento, atravesamos un estallido externo que tenía que ver con lo que pasaba en el país.La revuelta es un estallido interno, un sacudón de energía para salir otra vez.En el video de su primer single, Cambiar el alma , los integrantes de la Bersuit aparecen congelados. Juan explica el motivo del hielo, que también aparece en la estética del disco: “Gustavo dijo ´me voy´, y nosotros quedamos paralizados, congelados. Habíamos acordado tocar todo el año -2009- en el Luna Park y de repente, frizamiento total”, cuenta.La banda paró por dos años. “La idea original fue tomarnos un pequeño descanso para que cada uno desarrollara sus proyectos personales”, dice Oscar, que se sacó el pijama para formar De Bueyes, junto a Pepe Céspedes, Cóndor Sbarbati, Daniel Suárez y Martín Pomares. Al tiempo, Bersuit recibió una propuesta para tocar en España, y decidieron emprender una gira por Europa.¿Cómo fue ese viaje? Oscar: A los productores no les importaba si estaba o no el pelado, ellos querían a la banda, querían las canciones. Nos juntamos a tocar, y nos sentimos bastante ensamblados.Carlos: Para mí, fue volver a poner en marcha los motores, retomar la dinámica de grupo. Pepe: Fue buenísima para arrancar esta etapa. Marcó una unión muy importante entre nosotros. ¿Tuvieron pesadillas como que salieran a tocar y no hubiera nadie? Juan: El temor al rechazo de parte del público nunca estuvo. Pero teníamos conciencia de que era una nueva etapa, de que no iba a estar Gustavo, que durante años fue el referente principal de la banda, la cara visible, el que hablaba, el que cantaba la mayoría de los temas. Sabíamos que era una situación nueva, y había que enfrentarla. Y lo hicimos con trabajo, tocando, haciendo un disco.¿Qué pasó cuando se reencontraron? Carlos: Nos dimos cuenta de que el sonido seguía siendo el nuestro. Gustavo puede ser dueño de su carisma, pero nosotros somos dueños del sonido de la banda, y eso no es poca cosa.Juan: Esto es como un equipo de fútbol que está jugando un partido y de repente perdés un jugador y vos tenés que modificar la fisonomía del equipo y la estrategia, pero seguir jugando. No te vas de la cancha.Pepe: Volver al estudio siempre es una fiesta, es la felicidad de que la banda vive.¿Qué cosas cambiaron? Pepe: Hubo cambios en la dinámica habitual del grupo. Antes, varios de nosotros no dábamos notas; ahora, los voceros somos todos. Yo toco el bajo, pero ahora se agrega una cosita más, cantar, tocar la guitarra.El año que viene cumplen 25 años juntos, hicieron varios River, están “con un jugador menos”, ¿sienten que están en la pendiente cuesta abajo? Carlos: Hay una idea instalada de que cuando llegás a River, llegás a la Meca, y que a partir de ahí, no hay más nada que hacer. Pero me parece que cada día se van haciendo cosas nuevas. Nuestro último objetivo fue hacer un disco. Ahora, es compartirlo con la gente; no hay un punto de llegada.Pepe: River es un peldaño más de una carrera larguísima. Incluso después de River habíamos pensado hacer los lado B de Bersuit en un lugar más chico, como una forma de exorcizar la locura y el estrés de dos o tres meses de ensayo. Cuando terminó el show de River, yo me fui caminando por Alcorta a tomar un taxi -se ríen- y claro... Había que estar atento a millones de cosas para las que no estás preparado, vos estás preparado para hacer tu música, no para pensar la locura que es un estadio. Estábamos tensos, con miedo.¿Van a seguir con los rituales de Bersuit, tocando las canciones de los otros discos? Daniel: ¡Claro! Lo más importante son las canciones. La gente quiere revivir ciertos momentos, volver a escuchar los temas con los que se enamoraron. Juan: El pijama está desde el principio, y seguirá estando. La camiseta es más importante que cualquiera de los jugadores.

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