lunes, 12 de marzo de 2012

RAZONES Y EMOCIONES DE UNA CAUSA NACIONAL Y REGIONAL


En diálogo con Eduardo Anguita, el ex canciller Jorge Taiana y el politólogo Atilio Borón analizaron el conflicto por las Islas Malvinas. Aquí, lo más destacado.
La soberanía de las Islas Malvinas no es un tema que haya empezado y terminado en 1982; sino que ya tiene 179 años. Es una cuestión que aún continúa, producto de la indefinición del Reino Unido de sentarse a discutirlo por razones políticas, estratégicas, de protección antártica y por el famoso olor del petróleo", dirá durante el transcurso de la entrevista el ex ministro de Relaciones Exteriores Jorge Taiana. A su turno, el politólogo y sociólogo Atilio Borón, subrayará que, además de esas cuestiones, Inglaterra está pasando momentos muy difíciles producto de la inconformidad social hacia el gobierno del primer ministro británico, David Cameron: "Para ellos, entrar en una mesa de negociación es la antesala inexorable de fijar una fecha de retirada, que puede ser dentro de veinte o cincuenta años, porque no tienen ningún derecho sobre las Islas", explicó.Malvinas y los resultados de la integración latinoamericana, las posibles estrategias para continuar avanzando en el reclamo de la soberanía, la importancia de los recursos naturales, las razones de Reino Unido para evitar el diálogo y la figura de Cameron, son algunos de los temas desarrollados por Taiana y Borón en el programa La Historia en Debate. A continuación, la reproducción de la entrevista realizada por Eduardo Anguita en el marco del ciclo que se emite por CN23 los viernes a las 23 y que hoy domingo se repite en el mismo horario.Eduardo Anguita: –Este énfasis que está poniendo la Presidenta en reclamar la soberanía Argentina no encontró en el primer ministro británico a un interlocutor dispuesto a sentarse siquiera a escuchar.Jorge Taiana: –David Cameron lo que ha hecho es aprovechar los treinta años para tomar la misma bandera de Margaret Thatcher. Ahora que está de moda la película que se inspira en su vida, ha dado una muestra de esa vocación colonial y ese desprecio por el resto del mundo. Han venido tratando de usar los treinta años del conflicto para desviar el eje. Lo que busca Cameron es evitar la pregunta de cuál es el problema, cómo se arregla y por qué no se arregla. Él quiere escaparse de eso y, entonces, lo que hace es agitar el fantasma de la Argentina bélica y esconderse detrás de los isleños, que son colonos británicos que están en las islas.Atilio Boron: –Evidentemente, Cameron adopta una línea dura que está relacionada con todo lo que se dijo recién, pero también con el hecho de que Inglaterra está pasando momentos muy difíciles. No nos olvidemos que hace apenas unos siete meses hubo enormes disturbios que prendieron fuego a barrios enteros de Londres, como Manchester y Liverpool, producto de la inconformidad social muy fuerte. Si bien la Argentina intensificó el reclamo, no hubo un gesto de parte del gobierno argentino que implicara una radicalización, una escalada del conflicto. Con una torpeza que me sorprendió, Cameron primero refuerza la militarización de la zona, después juega una carta simbólica muy fuerte como mandar al príncipe Guillermo, una movida que en Inglaterra tiene un impacto que no deja de ser muy fuerte, y acusa la Argentina de país colonial. Con esto, Cameron se convirtió en un hazme reír mundial. Otra cosa que refuerza esa actitud es que se supone que hay petróleo en las Islas, aunque no se sabe cuánto. Las Islas están en una posición estratégica importantísima. Es obvio que los ingleses, sabiendo que no tienen ningún argumento para quedarse, ahí van a resistirse a entrar a una mesa de negociación porque, una vez que entran a negociar se verá que no tienen ningún derecho, pese a lo que digan que algunas personas acá, como algunos intelectuales que respeto mucho cuando hablan de los temas que saben. Sin embargo, cuando hablan de temas que no saben, como es el tema de las Malvinas, han esgrimido argumentos que me avergonzaron. Hacer un reclamo a favor de la autodeterminación de los isleños implica desconocer el ABC del derecho internacional. El principio de la autodeterminación de la población que está en Malvinas no es aplicable porque es una población que surge de un hecho de conquista. Insisto en que esto es el ABC de un curso de derecho internacional. No obstante, apareció como una argumentación. Esto demuestra que hay sectores en la Argentina que no comprenden la complejidad de la situación y que se hacen cargo del derecho de los isleños.E.A.: –Atilio hace referencia a un documento que firmaron 17 intelectuales, entre los cuales hay algunos periodistas mediáticos y algún constitucionalista como Daniel Sabsay. Sin embargo, en ese documento no hay ningún especialista en relaciones internacionales.J.T.: –Se nota claramente. Refleja un desconocimiento del derecho internacional, de cómo fue el proceso de colonización, pero también de toda la discusión sobre integridad territorial y del derecho a la libre determinación. Esto es como darle la Argelia colonizada por los franceses a los franceses que los habían llevado y dejar los árabes afuera. En esa declaración da la impresión que los argentinos son unos bárbaros que quieren simplemente avasallar todo, cuando lo que nosotros queremos es recuperar el ejercicio efectivo de la soberanía porque fuimos despojados de parte de nuestro territorio nacional; y este es un tema muy importante. América del Sur es una zona que no quiere potencias extrarregionales y que tiene en marcha un Consejo de Defensa Sudamericano. Una de las bases de ese consejo es que no debe haber fuerzas extrarregionales y que entre nosotros vamos a garantizar nuestra defensa frente a algún peligro exterior. Entre el valor de los recursos naturales y la importancia que ha tenido la integración, que hace que lo que le pasa al otro sea más importante para uno, Argentina ha logrado un apoyo en la región que no estaba tan firme y tan expreso tiempo atrás. Esto es lo que comienza a preocupar a los británicos y la virulencia de su reacción es uno de los primeros indicadores de que las cosas que se están haciendo están empezando a ser registradas y sentidas por ellos.E.A.: –Entre estos apoyos hubo un episodio que no puede ser pasado por alto. Cuando el canciller británico estuvo en Brasil y dio una conferencia de prensa junto con el canciller de Dilma Rousseff, que además tiene un apellido que lo convocaba a la ocasión, Antonio Patriota, habló claramente de Malvinas. Si bien esa reunión de británicos y brasileros tenía algún otro motivo, ¿para los británicos era importante ensayar si Brasil tenía alguna fisura respecto de la relación con Argentina?A.B.: –Sí, querían probar eso y les fue muy mal por muchas razones. Ahora resulta que toda América latina está involucrada porque también está en juego la cuestión del Tratado Antártico. Este es un tema que se tiene que redefinir y hay muchos países que quieren meterse en esa carrera, entre ellos, claramente, Brasil. En el caso de Brasil, lo que no quiere es tener a dos mil quinientos kilómetros de su gran área de explotación petrolífera una base de la Otan. Además, están los cables de Wikileaks que se filtraron, hace dos o tres días, en donde, claramente, hay un intercambio de correos donde altos funcionarios brasileños dicen que están absolutamente en contra de la presencia inglesa en esa región porque para ellos es un estorbo. Me parece que ellos trataron de romper la alianza entre Argentina y Brasil. Como no lo han logrado van a presionar mucho sobre Chile. La Argentina tiene que actuar con mucha cautela para evitar que haya ahí un desencuentro innecesario con Chile, que hasta ahora ha venido respondiendo muy bien en el marco de esta regionalización del conflicto por Malvinas. Necesitamos, presentar un bloque latinoamericano unido.E.A.: –El otro día, entrevistando al general Martín Balza, que estuvo ocho años en Colombia, y me decía que en su casi despedida de ese destino diplomático le había sido muy grato encontrarse con una editorial del diario El Tiempo, que es un diario conservador de gran tirada y vinculado a la familia de Santos, donde había una defensa cerrada de Colombia a la posición argentina por Malvinas. Cuando uno piensa la relación de Colombia con Argentina, se da cuenta que ahora está viviendo aires nuevos.J.T.: –Es cierto. Colombia no era uno de los países más sensibles hacia la cuestión Malvinas. En la región, los que siempre fueron sensibles fueron Perú, hermano histórico, y Venezuela también, incluso en la época del conflicto. Se han ido todos incorporando con más entusiasmo; por eso es valioso lo que decía Borón de Chile. Lo importante es ver cómo han ido cambiando las conductas y como se ha ido trabajando el consenso. Esto vale tanto para Colombia como para Chile, incluso en temas más específicos. Cuando empezamos con la política de firmeza y persistencia en 2003 y que continúa hasta el presente, una de las primeras cosas que pasaba es que los británicos nos mandaban mensaje. Decían que nada de lo que hiciéramos tenía relevancia alguna. Este era el mensaje básico. Hacía afuera practicaban la descalificación: lo hacen por política, porque tienen el 22 por ciento de los votos, porque hay una elección, porque les va mal; distintas cosas, para nunca reconocer la legitimidad del reclamo. Ahora, les ha pasado que se terminaron de creer el cuento. Lo que usaban como excusa los ha confundido. Por eso se equivocan cuando van a Brasil y no son capaces de entender el fenómeno de integración regional que se ha producido, la modificaciones en las visiones estratégicas de la región y la alianza estratégica entre Argentina-Brasil, que ya tiene un par de décadas y es importantísima para el futuro de la región. Ciertamente, todo eso nos da una fuerza y una presencia que debemos cuidar, que debemos cultivar dialogar para avanzar porque ahí está la posibilidad de éxito.E.A.: –A veces no tenemos dimensión de qué significa un Consejo de Defensa Sudamericano y es un poco lógico porque uno, en Latinoamérica, está espantado de hablar de temas militares. El armamentismo siempre ha sido motivo de represión al pueblo, de persecuciones. Sin embargo, ahora sopla un aire completamente diferente. Cuándo uno piensa en un Consejo de Defensa, ¿está hablando de una hipótesis de conflicto hacia afuera o de un mecanismos de integración, básicamente, para evitar fisuras internas?A.B.: –El Consejo surge ante lo que fue el desplome del viejo Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca del año 47, que se decía que era para defendernos de fuerzas extra continentales. Sin embargo, cuando vino la guerra de las Malvinas, Estados Unidos se alinea con Gran Bretaña contra la Argentina. Eso provoca la crisis no sólo del Tiar, sino de toda la concepción estratégica. Por ejemplo, si uno lee los materiales del Pentágono, los enemigos son los terroristas, definidos de una manera tan vaga que claramente nosotros tres calificamos para ser considerados terroristas. Son hipótesis de conflicto que no tienen nada que ver con la realidad latinoamericana, por eso surge el Consejo Sudamericano de Defensa. Teniendo en cuenta que la región es tan privilegiada en recursos naturales, la prioridad del Pentágono es cómo apoderarse de esos recursos que están en Sudamérica. La discusión nuestra tiene que ser cómo defendemos esos recursos y cómo los usamos para el bienestar de nuestro pueblo. Esto no quiere decir adoptar una actitud belicista, pero sí de mucho cuidado. La elaboración de una nueva doctrina de defensa sudamericana es un enorme paso.J.T.: –El Consejo de Defensa es trascendente y es una construcción paso a paso. Es una zona de paz, pero hemos tenido tensiones en la región no hace mucho, cuando fue la acción de Colombia en territorio ecuatoriano, que produjo una situación muy difícil en la región con Ecuador y Venezuela. Sin embargo, hay una voluntad de superar y de encontrar mecanismos para generar primero confianza y después visiones comunes. Argentina y Chile son un buen ejemplo de eso. En la práctica tenemos un sistema de información y de contabilidad común que es bastante positivo en el tema armamentístico. Esperamos que este Consejo, que empieza intercambiando información, visitas y trabajo, finalmente pueda algún día ser el mecanismo de defensa que nos pueda proteger a todos los países de cualquier agresión extranjera. Pero es un proceso de construcción y, como decía Atilio, muchas veces esos pasos parecen no concretarse. Es una construcción ladrillo a ladrillo y hoy hay condiciones extraordinarias para avanzar. Esa es la buena noticia y eso es lo que tenemos que aprovechar.E.A.: –A treinta años del conflicto, ¿qué cosas en esta estrategia diplomática se pueden plantear, se pueden llegar a poner en la arena política internacional, para que la Argentina diga que hemos avanzado uno o dos pasos?A.B.: –Argentina tendría que seguir esta línea muy serena de presión y no caer en la provocación de Cameron. Habría que evitar la menor señal de que la Argentina está considerando una carta militar; es más, diría que sería un gesto muy inteligente de nuestra Presidenta que retirara gran parte de personal militar de todas las guarniciones del sur para dejar en ridículo a este hombre que viene con el destructor de última generación y con armamento que hasta podría llegar a ser nuclear. Debemos decir que vamos a mantener el mínimo de personal de guardia en los destacamentos militares de toda la región sur de la Argentina porque la carta militar está absolutamente descartada. Nosotros confiamos en la vía diplomática. En Escocia, que es un pueblo colonizado y arrasado por los ingleses, el año que viene o el siguiente habrá un plebiscito para determinar si quieren seguir perteneciendo a Gran Bretaña o si quieren ser independientes. Todas las encuestas previas dan una derrota catastrófica para Londres. Entonces, creo que Argentina tiene que seguir actuando en esta línea, buscando fortalecer los vínculos con países que tienen el mismo problema. Estamos hablando de un estado que desobedece la legalidad internacional. Esto es gravísimo. Si lo hiciera la Argentina seriamos considerados un estado paria, un estado canalla; pero quien actúa de esa manera hoy es una de las grandes potencias del mundo. Insisto en que hay que seguir con firmeza en el actual camino y no caer en la tentación de decirle a la población de que en poco tiempo vamos a recuperar las Malvinas. Hay que preparar a la gente y decirle que, si nos va bien, el proceso puede durar treinta años.J.T.: –Hay una cosa interesante. Justo el 14 de junio es el día de la presentación, del debate del tema de la cuestión de las islas Malvinas en el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas. Lo que hay que hacer es desmontar lo que hoy es la maniobra británica de utilización de los treinta años. Los británicos están usando el aniversario para agitar el fantasma bélico, la imprevisibilidad de la Argentina y, por lo tanto, la ausencia total de cualquier condición para negociar con unos tipos que son imprevisibles, violentos, agresivos, etcétera. Argentina tiene que hacer todo lo posible para dejar en ridículo y descalificar esa estrategia, tal como lo está haciendo. El conflicto del Atlántico Sur es una anomalía de la estrategia argentina pacífica de recuperación del ejercicio efectivo de la soberanía sobre las islas. Todas las grandes fuerzas políticas desde 1883 para acá han coincidido en eso, salvo la dictadura asesina. Entonces, hay una larga tradición de buscar una solución pacífica a la controversia. Ese es el punto esencial para mostrar frente a los británicos. Después hay que plantear la historia. Esto no empezó ni terminó en 1982. No lo digo yo, sino que lo dice Naciones Unidas hacia fin del ‘82, cuando vuelve a sacar una resolución donde lleva a las partes a discutir el tema de soberanía. Nosotros tenemos que desmontar la estrategia británica que dice que en el '82 hubo una guerra y que el pasado no existe. Debemos cuidar a los isleños y desmontar el argumento británica sobre el supuesto derecho de autodeterminación que lo asiste. ¿Cómo se desarma..? Mostrando esa voluntad de paz, mostrando el apoyo regional que entiendo decisivo, mostrando firmeza y paciencia. En lo especifico, hay un punto donde tenemos que fortalecer nuestra posición: lo que está por delante es la posibilidad o no de explotar los recursos no renovables, sobre todo el petróleo. Nosotros debemos hacer esfuerzos legales, diplomáticos, jurisdiccionales y de todo tipo, pero siempre pacíficos, para evitar ser despojados de lo que nos pertenece. Nosotros tenemos una estrategia firme para evitar que se consume ese despojo y eso requiere un trabajo muy fuerte, muy firme, con los países de la región y en especial con los vecinos, porque sin sus aportes en tierra continental es muy difícil realizar explotación. Debemos poner el esfuerzo en eso.E.A.: –Quiero subrayar esto que dicen ustedes porque, en buena medida, la temperatura social cuando uno evoca Malvinas está vinculada a la tragedia de muchos ex combatientes; algunos que se suicidaron y otros que hoy encuentran en todo esto una identidad que, tal vez durante muchos años, les fue negada cuando necesitaban contención, tratamiento psiquiátrico, trabajo; cuando necesitaron contar y ambientar sus historias. Sin embargo, me parece que es clave tomar esta perspectiva que dicen ustedes porque es la que entiende hoy Latinoamérica. Una perspectiva que es la que está impulsando el Gobierno. Digo esto porque muchas veces, al calor de la vida política, hay algunos que todavía quieren una épica y quieren una historia donde la épica no esté vinculada a la construcción de soberanía sino, en todo caso, a un recuerdo donde la épica se mezcla con las balas. Esta estrategia que la Argentina tiene por delante en la actualidad, con una Latinoamérica unida, es una estrategia que debe absorber las heridas de la guerra, que tiene que absorber esos dolores dándole el lugar a quienes combatieron desde espacios de responsabilidad, como a lo mejor lo hicieron Martín Balza, algunos aviadores, soldados y suboficiales que hoy reclaman su lugar. Un espacio que desde ya lo pueden tener en este concierto, donde estamos todos unidos.
La última jugada
El discurso de la Presidenta y sus repercusiones
Voy a concurrir personalmente el 14 de junio ante el Comité de Descolonización, pidiendo también la compañía de los distintos jefes de la oposición, porque esta no es una cuestión de un gobierno sino que viene desde 1964 y desde mucho antes: desde 1833", anunció la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al encabezar la inauguración del año legislativo.Allí la Presidenta brindó un largo discurso en el que recorrió diversos temas de actualidad, entre ellos el reclamo por la soberanía de las Islas Malvinas. Al respecto, la primera mandataria anunció que concurrirá a Nueva York para exigir a Gran Bretaña que se cumplan con las resoluciones que demandan la negociación directa entre las partes. Asimismo, también anunció que se ampliará la frecuencia de vuelos que parten semanalmente hacia las Islas.En diálogo con Miradas al Sur, ante el pedido de la Presidenta de acompañamiento por parte de la oposición, el senador socialista, Rubén Giustiniani, manifestó su apoyo a la decisión. El funcionario, quien formó parte de la denominada Declaración de Ushuaia, aprobada en febrero por las comisiones de Relaciones Exteriores de las dos Cámaras legislativas del Congreso, sostuvo: "Es muy importante que el 14 de junio concurramos una comisión multipartidaria para plantear que Argentina pide que se cumpla con las resoluciones de la ONU para terminar con este anacronismo".Tras resaltar la importancia del apoyo recibido por países como Chile, China y Rusia respecto de la posición argentina, Giustiniani subrayó: "Malvinas es una política de estado que es fundamental llevarla adelante y acompañar, tal como lo hicimos el año pasado, al igual que el radicalismo y el PRO". Respecto de los vuelos a Malvinas, la Presidenta indicó que brindará instrucciones para que se renegocie la posibilidad de que, en lugar de que LAN vuele desde Chile dos veces al mes aterrizando en Río Gallegos, sean tres viajes, pero que partan de Buenos Aires y por Aerolíneas Argentinas.La respuesta por parte de Reino Unido no tardó en llegar. Mientras que el gobernador de las Islas Malvinas, Nigel Haywood, adelantó su rechazo a la propuesta, el gobierno de David Cameron salió a defender la ruta aérea entre las Islas Malvinas y Chile.Al respecto, el Ministerio de Relaciones Exteriores británico afirmó que "cualquier discusión sobre vuelos debe ser considerada por el gobierno de las Falklands". En tanto, al tiempo que dejó en claro que prefieren acordar vuelos a las islas con otros países, antes que con la Argentina, el gobernador de las Islas Malvinas, Nigel Haywood, afirmó que "no puedo ver cómo este anuncio suma algo a nuestras vidas".

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