Solos, en pareja o en grupo los jovenes toman su descanso anual siguiendo el camino de sus viejos; bien para recobrar una mistica sesentista o porque la independencia emocional no es ya un valor en la sociedad actual.
Por Soledad Lofredo
Jóvenes: ¿a dónde iban de vacaciones sus viejos cuando tenían su misma edad? ¿Qué de sus costumbres heredaron? Muchos destinos turísticos en la Argentina, antes resistidos por las nuevas camadas, se volvieron otra vez una referencia para los pibes. Viendo fotos familiares, escuchando anécdotas de padres o abuelos, retoman un viaje que les llama la atención por la historia familiar que trae aparejada. ¿Qué buscan y qué encuentran? Tranquilidad, un lugar para leer, caminar, salir con amigos, conocer algo más de esa incógnita irresoluble que son los padres. Hoy, muchos jóvenes no sólo no se espantan en replicar el camino de sus padres, sino que muchas veces van con ellos. A veces solos, a veces en pareja, a veces en grupo. Un fenómeno que quizá una década atrás era impensado.Las mochilas decoran la estación de Retiro, predominan. Esta temporada, los bolsos grandes y las valijas con carrito fueron dejadas de lado. Llevan lo justo y necesario: el mate y las cartas, las bolsas con galletitas y los chegusanes. Habrá que alivianar la espera de un viaje que durará cuatro, seis, doce horas hacia algún destino del país.“Terminás las clases y te querés ir, si no todo el año termina siendo inaguantable”, cuenta Mara, de 19 años y estudiante de Medicina. El respiro se lo toma con tres amigas que tiene desde la secundaria, y que quedaron unidas. Eligieron Miramar, en la provincia de Buenos Aires. “Desde chica que voy con mis viejos, y me acostumbré. La playa, la gente, todo es más tranquilo que en Mar del Plata, y me gusta mucho más que cualquier otro lugar de la costa”, cuenta la estudiante que convenció a sus amigas para viajar. Ellas tres que no conocen esa playa de la Costa Atlántica esperan encontrar tranquilidad, pero también lugares copados para ir a tomar mate en la playa hasta tarde, y a la noche comenzar los preparativos para la salida al boliche. “Tengo muchos amigos acá, y unas horas antes de las doce nos ponemos de acuerdo para encontrarnos en algún bar; después salimos a bailar.” Miramar es una ciudad creada en 1888, en donde viven 25 mil personas, y está ubicada a 45 kilómetros de Mar del Plata. Desde hace más de diez años es el destino asegurado de muchas familias argentinas.Alan es diseñador gráfico y trabaja para una empresa de publicidad importante, aunque también hace trabajos free lance. Tiene 26 años, y el lugar claro: Villa General Belgrano, en Córdoba, a 90 kilómetros de la capital. Sus pobladores son casi 130 familias alemanas, quienes fundaron en 1943 “la villa” y la convirtieron en la mayor colonia de toda la Argentina. 35 familias suizas, 25 austríacas.La razón: “Voy en búsqueda de tranquilidad, paisajes y mucha cerveza”, se sonríe. “Hace tres años que vengo porque mis tíos viven cerca, en Santa Rosa de Calamuchita (a nueve kilómetros), entonces aprovecho y hago de todo un poco”, cuenta. En años anteriores salió con su novia que esta vez no lo pudo acompañar. Pero él no quiere dejar pasar la oportunidad y se manda solo. “Puedo tomarme sólo diez días de vacaciones, y acá en Buenos Aires salgo poco, por el laburo.”Alan cuenta que durante el año, la gente que vive allá es muy poca y tranquila. “Sólo hay abiertas rotiserías y panaderías que venden comidas y postres alemanes.” La juventud parece llegar en verano, y más que nada en el Oktoberfest, la fiesta nacional de la cerveza artesanal que se realiza en octubre y que recibe a más de tres mil turistas. “Hay para elegir casitas lindas, podés estar todo el día en el agua porque está lleno de arroyos”, aconseja. Y, más que nada, lo aleja de la pantalla de la computadora, a quien deja en su casa cada vez que se va de viaje.
Salir con los viejos.
Un informe realizado por la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y la Secretaría de Turismo de la Nación, reveló datos interesantes: durante las vacaciones de verano de 2010, Salta, Mina Clavero, Tafí del Valle y Las Grutas fueron los lugares más visitados por el 58% de los jóvenes que cursan en esa universidad. Mientras que se ubicaron en segundo lugar Mar del Plata, Villa Gesell, Córdoba, San Bernardo, Villa Carlos Paz, Bariloche y Pinamar. Del total de estudiantes que visitaron esos destinos turísticos, el 53% lo hizo en ómnibus; el 44, en vehículo particular; y el 2, en tren.De acuerdo con las respuestas obtenidas, la mayor parte de los jóvenes consultados se alojó en viviendas de familiares y de amigos o alquiladas (31% en ambos casos). En menor medida, en hoteles (15%) y campamentos (12%), y el resto se distribuyó entre cabañas (6%), hostels (4%) y casas particulares (2%). Las mayores influencias que recibieron los jóvenes para elegir el lugar donde pasar sus vacaciones fueron la de sus amigos, en un 53%, y la de sus padres, en un treinta.Matías y María Laura tienen 23 años, son novios hace dos, y eligieron irse con los padres de él a pasar 15 días a Las Grutas, el balneario más importante de la Patagonia fundado en Río Negro en 1960. “Allá no hace tanto calor, hay una playita hermosa y podemos estar con mis viejos, hablar, salir a comer, pero también podemos estar solos”, cuenta el inventor del viaje.Enseguida aparece la historia de amor. “Mis viejos venían siempre juntos, caminaban de la mano por la playa, salían a tomar un cafecito, una cervecita, se cocinaban. Siempre los vi tan felices que se me ocurrió llevar a mi novia para ver si podíamos ser así, lo que ellos siempre me mostraron como ejemplo”, sonríe Matías. María Laura lo mira con una sonrisa y no le suelta la mano ni un segundo. Gloria y Juan Carlos, esos padres, tienen 45 años. “Siempre elegimos veranear en el Sur, y no nos cansamos de ir año tras año, es como nuestro refugio”, cuenta la mamá. “Y estamos chochos con la parejita, aunque tenemos en claro que ellos también encontrarán su lugar y harán su historia.” Los planes: “Jugar a las cartas, al burako, juntar piedras en la playa, recorrer el bosque, algún asadito al aire libre”. De los 15 días de vacaciones, la pareja más chica también eligió cinco para recorrer Comodoro Rivadavia, en Chubut.Para Juan Ignacio y su hermana Sole, de 21 y 17 años, irse con sus papás es no sólo una gran idea sino también una oportunidad única. “Nuestros viejos nos van a llevar a recorrer todos los lugares que conocieron de pibes, ¡y que nosotros nos morimos por conocer!”, se emocionan. Estuvieron esperando años –más de diez– para cumplir ese deseo: conocer Capilla del Monte, Los Cocos, y coronar con el Cerro Uritorco –el lugar argentino elegido por los Ovnis–, todo en Córdoba. “Siempre hicieron una movida medio hippie, pero las fotos que siempre vimos, las historias loquísimas que nos contaron, tenemos que vivirlas sí o sí.” Los papás, Quique y Gaby, de 48 años, explican: “No nos vemos como hippies, pero sí nos quedamos muy enganchados con esa movida y con los lugares que conocimos cuando éramos jóvenes, y siempre les prometimos a ellos que íbamos a volver todos juntos”, cuentan. Para Juan y Sole, no había otra oportunidad. “Nuestros amigos no tienen la misma onda que nosotros, entonces no podíamos planear un viaje así con ellos. Aunque tenemos nuestra historia, salir con los viejos puede estar buenísimo también.”.
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