Claudio Campagna, médico, biólogo e investigador del CONICET y autor de Diario del hombre que piensa el agua, reflexiona sobre la importancia del recurso, el papel del hombre y el futuro desabastecimiento en el planeta.
Por Raquel Roberti
Decir “agua” no alcanza para dimensionar ese elemento tan vital que, a veces, parece tener existencia propia. Articular la palabra no se correlaciona con su importancia y los múltiples lugares desde donde puede pensarse. Dulce, salada, corriente, de riego, hábitat, hielo, lluvia, vapor, glaciar, sequía, grieta, arena, sed, todo conduce a ella. Imposible que alguien pase un día sin decirla o sin pensarla. Pero, ¿cómo se piensa el agua? “El primer riesgo que se corre es atolondrarse con datos, por ejemplo: en el planeta hay 1.400 trillones de litros de agua. ¿Qué significa ese número? Nadie puede entender el agua a través del dato”, afirma Claudio Campagna, médico y biólogo, investigador del Conicet, fundador y presidente del Foro para la Conservación del Mar Patagónico. Esa fue apenas una de las cuestiones sobre las que reflexionó este hombre calmo, ganado por el conservacionismo, a la hora de escribir Diario del hombre que piensa el agua (Del Nuevo Extremo), de reciente publicación. –¿En qué pensó al escribir el libro?–En qué significaba el agua para mí. En vez de recapitular las experiencias del pasado, pensé en qué me pasa diariamente, por eso le di forma de diario. Mi trabajo es con el agua de mar, pero el libro coincidió con un viaje a Puerto Madryn, y comencé por ver dónde la encontraba desde el inicio, en la avenida Juan B. Justo. La busqué en las palabras y en los carteles sin encontrarla. Después me di cuenta de que estaba arriba del arroyo Maldonado. Cuando se busca el agua, está en tantas partes que uno ni siquiera nota que la tiene abajo.Más tarde, Campagna la buscó en el campo, mientras cruzaba la provincia de Buenos Aires. Buscó el Salado, agua de inundaciones pero también el de las aves que colonizan cada lagunita. Y ya entrando a la Patagonia, después de cruzar los ríos Colorado y Negro, dos cursos exuberantes, tuvo la sensación de que “el agua deja de estar. Sin embargo, está en cada arbusto de la aridez patagónica. Y de pronto, al llegar a Madryn, el océano inmenso, un agua que no está disponible para nosotros”.Una zona de paisaje idílico con un gran ausente: el agua dulce, que llega a través de cañerías y desde Madryn se envía en camiones a Puerto Pirámides y a las reservas de fauna, donde Campagna trabajó en su juventud. De esos años recuerda que “cuando llegaba el agua, era una fiesta: nos podíamos bañar o lavar mejor los platos. Pero al día siguiente otra vez sin agua... Vivir eso me marcó, traté de volcar esa experiencia y escribí el libro casi como un cuento”.Pero no en base a los recuerdos sino a la realidad de una nueva estadía, en una casa (“casi un galpón”) a 20 kilómetros de la ciudad, sin agua pero, paradójicamente, con una vista espectacular al Atlántico. “Iba a la ciudad a buscarla, la transportaba en tanques de 200 litros... escribí esas peripecias. Y del problema personal se deriva el de la Argentina y el mundo. La manera más genuina de presentarla era con mi experiencia. Sin buscarlo, encontré el libro”, señala.–¿Un ejemplo del problema?–Claro, las zonas que no tienen y las que tienen mucho. El agua nunca viene equilibrada porque no suscribe a dimensiones humanas. Desde la ciencia empecé a tratar el agua como dato y, de golpe, yo mismo estaba perdido, porque la cuantía es tal que se pierde, como el tiempo. En cambio la vivencia da la pincelada, y como mi intención es que se protejan los ambientes...–¿Y eso qué significa?–Tener conciencia societaria. No es sólo el mal uso en la ciudad, es también el terrible uso del agua que hace la agricultura, que deriva ríos para cultivar arroz donde naturalmente no se podría. Generemos áreas protegidas donde se requieren, no metamos embalses donde podemos evitarlos, hagamos uso racional de la energía y necesitaremos menos ríos con centrales hidroeléctricas. El tiempo que Japón vivió económicamente bien gracias a construir centrales atómicas sobre placas continentales que chocan, fue un préstamo que ahora está pagando. ¿Le convino como sociedad? Una napa contaminada no se puede arreglar, la tecnología sólo puede emparchar problemas ambientales groseros. No hay tecno solución para una especie extinguida.–Jurassic Park es una fantasía.–Absolutamente, algunos procesos no pueden replicarse. En temas ambientales, una metida de pata es para siempre.Para Campagna, la conservación de los recursos y de los ambientes naturales es primordial. En 2004 ganó el premio más prestigioso del mundo en ese ámbito, el Pew Marine Conservation Fellowship: 150 mil dólares durante tres años para fortalecer y preservar las especies marinas amenazadas de la costa argentina. En la actualidad, trabaja con la Wildlife Conservation Society (WCS) en impulsar la creación de parques nacionales en el océano. Bajo esa óptica remarca que “el desarrollo no se mide con costos ambientales. Hay que ver qué se pierde con las decisiones como la de construir un embalse en el Río Santa Cruz, por ejemplo. Hay que pensar seriamente la minería, que da ingresos y deja costos a pagar con el tiempo. Cuando esos resultados van más allá de la vida de quien decide, esa persona, esencialmente, no tiene el derecho. Pero con los recursos de la naturaleza, esa perspectiva filosófica está ausente. Hay debilidad ética en el ser humano, porque no toma en cuenta otra especie que la propia en sus análisis. Se requieren instituciones adecuadas para el pensamiento y uso del agua, bajo escala de valores diferentes.”–¿Cómo ve la crisis de agua?–Creo que antes de que se empiece a padecer, hay mucho por hacer. ¿Tiene sentido proteger legalmente las condiciones de soberanía para que nadie tenga acceso a los recursos, y mientras tanto los dilapido? Si tengo las napas subterráneas de un área enorme de la provincia de Buenos Aires contaminadas, ¿me voy a preocupar de que me las roben? Hay un problema, sí. El cambio climático. Van a extinguirse especies, pero estoy más preocupado por una serie de decisiones que el mundo está tomando hoy, como la pesca, que requieren reconsideración para que haya una esperanza mañana.–¿Cómo está el país en relación a la crisis?–La Argentina, en realidad, comparada con otros países, está bastante bien. No es un país rico porque el agua está mal distribuida geográficamente, pero es maravilloso. Además, a nivel individual cuidamos nuestros recursos, pero a nivel general se pierde la precaución. No sentimos que la naturaleza es nuestra, salvo con las catástrofes. De todos modos, creo que tenemos cada vez mayor comprensión de lo que significa ser humano, pero el proceso es lento, estamos en período de crecimiento poblacional...–La población continuará en aumento durante los próximos 30 o 40 años, ¿el planeta puede sostener tanta vida?–Seguramente, el tema es a qué costo. La provisión de agua está en problemas hoy, y no va a mejorar porque no se invierte, se privilegia salvar bancos, por ejemplo. ¿Va a haber guerras por el agua? Sin duda. ¿Vamos a entrar a un mundo donde no se pueda vivir? No, el ser humano va emparchando y se adaptará. Al nivel de consumo que tenemos en Buenos Aires, el planeta no podrá sostener diez mil millones de personas, pero al nivel de Somalia, sí. –¿Las catástrofes despiertan conciencia?–Lamentablemente creo que sí. El ser humano aprende cada vez más, pero sin duda de aquellas opciones duras que no dejan opción más que aprender. Creo que nuestro cerebro estuvo siempre en situación de protegerse de la naturaleza, esta condición de poder vaciar los mares de peces, por ejemplo, es nueva porque nunca tuvimos que frenar la naturaleza. Nos daremos cuenta cuando no haya más pescado para comer.
Hola Claudio, estoy releyendo tu libro, e intento, por este medio, ver si puedo hacerte llegar una duda que tengo desde que leí por primera vez tu libro. En el capítulo en el que hablás de la experiencia de Punta Norte no entiendo por qué usaban agua potable para los baños en lugar de usar el agua de mar. En fin espero te llegue esta consulta, si es así te pido me escribas a info@acquasur.com.ar. Un abrazo. Mario Mendez
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