El Ministro de Educacion de la Nacion Alberto Sileoni, entiende que los gremios nacionales fueron inflexibles en sus reclamos salariales, frente a un Gobierno que hace una fuerte inversión en la educación. De todos modos, confía en que se llegará a un acuerdo en las provincias en conflicto.
Por Pablo Galand
Por primera vez desde la instalación de la paritaria nacional docente, el Ministerio de Educación establece un salario mínimo sin el acuerdo de los gremios docentes nacionales. En esta entrevista con Miradas al Sur, Alberto Sileoni lamenta que las circunstancias se hayan dado de este modo pero sostiene que desde su cartera tiene la misión de garantizar un piso que sirva de referencia para las paritarias provinciales. Caracteriza al fracaso de las negociaciones como “un golpe” al que todos les costará recuperarse pero confía que pasado un tiempo se podrá restablecer el diálogo.–A una semana de cerrada las paritarias nacionales, ¿le preocupa que ninguna de las provincias que están en conflicto no haya llegado a un acuerdo salarial?–Siempre preocupa que no hayamos podido logar que el país esté en clase el primer día del calendario. El punto es que en esta ocasión nos hemos encontrado con una situación de incomprensión de los gremios nacionales, pero esto no resulta la causa del no acuerdo de las paritarias. Lo que uno puede suponer como el salario mínimo ya está puesto sobre la mesa y lo que está sucediendo con las paritarias provinciales es que no están llegando a un acuerdo con las pretensiones de los gremios provinciales y por las posibilidades que cada una de las provincias tienen.–Pero el hecho de que el piso mínimo establecido por el Ministerio de la Nación no haya sido el resultado de un acuerdo con los gremios nacionales también hace más dificultosa las negociaciones en las provincias.–La verdad que la paritaria nacional no debiera tener implicancia en las paritarias provinciales. Por eso me parece que ésa es una de las razones centrales del fracaso de las paritarias de este año. No se ha entendido que la paritaria nacional no construye el salario de los casi un millón de docentes porque de este ministerio no depende ningún trabajador. Tiene como objetivo establecer un mínimo, ya que en un país tan federal y diverso, no se pueden fijar techos pero sí se pueden fijar pisos con el objetivo de garantizar un mínimo en todo el país. Este año no llegamos a un acuerdo pero en algún sentido fijamos un salario mínimo y a partir de esa cifra de referencia cada provincia pudo empezar a construir su salario. De hecho, en Santa Fe se está discutiendo un mínimo que ronda los 4.000 pesos y está bueno que sea así. La paritaria nacional es un piso y algunas provincias pueden escalarlo un poco más. Me parece que eso no se entendió. Ahora estamos ahí, siguiendo día a día la discusión y la marcha de 3 ó 4 paritarias muy importantes como son Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. Yo tengo expectativas de que a lo largo de esta semana pueden estar resueltas.–Si bien es cierto que el Ministerio no paga ningún salario, al no establecer un piso como resultado de un acuerdo con los gremios, ¿la calidad de este salario mínimo no es diferente al de otras oportunidades?–Hay una explicación: los gremios nacionales no se han movido de una pretensión originaria del 30%. Nosotros arrancamos en una oferta de 2.700 pesos y después subimos a 2.800. En ese tránsito, invertimos 750 millones de pesos más, con lo cual, la inversión del Estado Nacional llegó a 5.000 millones, cuando no tenemos un solo docente que dependa directamente de este Ministerio. Existen dos fondos que son financiados directamente por Educación de la Nación: un Fondo de incentivo docente que llega a todas las provincias y otro fondo de garantías salarial en el que auxiliamos a once provincias que necesitan dinero para hacer frente a los salarios docentes. Entre esos dos fondos, el Estado Nacional aporta 5.000 millones de pesos. En ese marco, a los sindicatos le señalamos que el crecimiento salarial en los ocho últimos años fue del 650%, muy superior de cualquier medición que se quiera hacer de inflación. Miremos el mundo, donde por ejemplo en España ha habido marchas por congelamiento salarial. Miremos la escena nacional, que como dijo la Presidenta, invita a la moderación. En ese marco, convocamos a una paritaria, ofrecemos un 20% y la respuesta es una intransigencia clavada en el 30%.–Teniendo en cuenta que justamente el panorama general llamaba a la moderación, ¿no era indicado iniciar antes la negociación, ya que requería de mayor tiempo de discusión?–La verdad es que arrancamos con la anticipación suficiente. Los gremios saben que en diciembre no había posibilidad de ponerse a discutir de ninguna de las dos partes. Por una cuestión de expectativas, porque diciembre termina siendo demasiado temprano en términos de iniciar una discusión salarial. Lo cual no quiere decir que a partir de esta experiencia no debamos pensar en un esquema distinto, con pautas más explícitas y puestas sobre la mesa. Evidentemente, por alguna razón, esa trampa de marzo siempre vuelve. Años anteriores la saltamos y este año no. Aspirábamos a 190 días de clase para este año pero para algunas provincias va a ser difícil alcanzarlo. En ese marco, también digo que algunas organizaciones gremiales tienen muy poco aprecio por el día de clase. Convocatorias a paros que arrancan en 48 ó 72 horas no toman en cuenta el valor del servicio educativo y el peligro del vaciamiento de la escuela pública. Algunos gremios llaman a dos semanas seguidas de paros de 72 horas y la consecuencia directa es dos semanas en las que prácticamente no hay clases. Cuando se encara una semana con lunes, martes y miércoles de paro, el jueves y viernes se perdieron porque a la semana siguiente se arranca con otra medida de tres días de paro. Yo pregunto si esa medida no es para otro país. Éste no es el país de los 1003 días de la carpa blanca. Estamos hablando de un Estado que invita a discutir y que creó una paritaria nacional que no existía. Y así y todo, se llegó a un conflicto con la más dramática de las medidas. ¿Cómo se baja de 72 horas de paro? Con un paro de 24 horas ya se lo pone en un cuadro de tensión a una autoridad provincial. ¿Por qué no se le ahorran 48 horas de paro a los pibes? A esto hay que sumarle que en la educación privada hubo clases, cuando la diferencia salarial con la escuela pública es cero. Sin embargo, en la escuela privada van a dar clase y en la escuela pública decretan paros drásticos.–¿El hecho de que los paros hayan sido tan masivos estaría indicando que ese error de apreciación que usted observa en la dirigencia sindical se extiende a todos los docentes?–Yo creo que son las dirigencias las que tienen que tener una conducción y entrar en diálogo no sólo con la patronal, sino también con las bases. Tienen que advertir a sus bases que las demandas sectoriales deben estar en conjunto y armonía con el desarrollo de una sociedad. ¿Alguien tiene una reflexión sobre los chicos y la desestructuración familiar que genera jornadas tan largas de paro? Me parece que las dirigencias pueden señalarle a las bases que es posible un camino firme pero no tan dañino en términos de días perdidos.–Los gremios argumentan que por el artículo 10 de la Ley de Financiamiento la paritaria nacional no se puede cerrar sin el acuerdo de los gremios, ¿esto es así?–No, para nada. Nosotros necesitábamos tener un cierre de referencia porque transferimos recursos a once provincias y hay algunos de ellos que tienen relación con el monto mínimo del año anterior y con el monto mínimo del actual. Esa diferencia la tenemos que pagar. Por eso la necesidad de fijar un monto, que no fue unilateral. Negociaciones hubo y los gremios las conocen. No sólo hubo discusiones formales, sino que también hubo mucho teléfono y mucha café de discusiones cara a cara y ellos saben que nosotros tiramos otras propuestas y que buscamos caminos. Ellos sabrán cuánto esfuerzo hicieron.–Otro de los reclamos docentes tiene que ver con que la capacitación corre por cuenta de ellos mismos.–Hay mucha inversión que corre por cuenta del Estado Nacional y los provinciales. Probablemente podríamos mejorar la capacitación, todo puede cambiar. El Ministerio está haciendo una gran capacitación en lo que son las nuevas tecnologías, estamos distribuyendo netbooks para los docentes. También señalo que hay otros profesionales que buscan su propia capacitación y se la procuran. Hay presentaciones de algunos temas que sólo ocurren con la docencia y no es así. De todos modos, creo que el Estado está detrás de esas acciones de capacitación y que son gratuitas.–Hay posibilidad de que intervenga el Ministerio en caso de que permanezca algún foco de conflicto?–Intervenciones que no sean las que nosotros venimos haciendo a través de nuestra presencia y asistencia técnica e inversión educativa no va a haber. Pero las provincias que puedan tener algún conflicto seguramente serán las que nosotros venimos auxiliando en términos de garantías. Me parece que este esquema les ayuda mucho a las provincias a construir sus propios salarios.–La intransigencia de los sindicatos obedece sólo a la cuestión salarial o cree que hay otras cuestiones políticas que los lleva a adoptar esa postura?–Hay un error de lectura política cuando no se advierte que este gobierno es el que más ha invertido en Educación en los últimos 30 años. Podría desafiarlo a cualquiera y muchos de ellos nos critican con mucha virulencia. Los que construyeron 14 escuelas nos critican que hicimos 1.400. Los que dedicaban el 3% del PBI a la educación nos critican porque dicen que invertimos pero no se ven los resultados. Y lo real es que los resultados se empiezan a ver. Lo demostraron los resultados del año pasado de una mejora en la calidad educativa. Error político es no advertir a quién se le está haciendo el paro. No sólo a una Presidenta que acaba de ganar por más del 54% de los votos, sino porque representa a un proyecto político que puso en el centro la educación y que tuvo a todos los gremios cerca para construir esas políticas. Éste es el gobierno que dijo que la educación es un bien social, inalienable, que no es transable. Ahí es cuando digo que hay un error de lectura política.–Este desencuentro puede marcar un quiebre en la relación que hasta ahora venían manteniendo los sindicatos de la educación y el Ministerio?–Sinceramente, para nosotros fue un golpe del que nos costará a todos recuperarnos. Pero debemos apostar siempre a la renovación del diálogo. De ningún modo creo que el destino sea cortar el diálogo. Quizás, todo lo contrario. En estos momentos de más tensión posiblemente lo más aconsejable sea dejar pasar un tiempo y volver a construir un diálogo que es necesario para la marcha de la educación. Tenemos muchos temas en común que exceden lo salarial y que debemos abordar juntos.
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