lunes, 24 de mayo de 2010

LA MARCA DEL RUFIÁN


Un cóctel explosivo: chicos pobres sometidos al comercio sexual, connivencia policial, locales denunciados que siguen ofreciendo prostitución, miedo entre los vecinos, y las sospechas sobre quien habría sido guardaespaldas de Herminio Iglesias. La historia de Luis Rafael Palito Olivera.


Por Graciela Pérez
sociedad@miradasalsur.com

Luis Rafael Palito Olivera es uno de los proxenetas más poderosos de Constitución y explota por lo menos cuatro de los prostíbulos denunciados días atrás por la cooperativa La Alameda, según las fuentes consultadas por Miradas al Sur.“Palito también está al frente de una red de whiskerías del sur del Gran Buenos Aires, especialmente en Lomas de Zamora y fue empleado de seguridad de Herminio Iglesias”, agrega Margarita Meira, madre de Graciela Becker, una chica que trabajaba para Olivera y que fue asesinada por integrantes de esa red.

El proxeneta suele parar en tres bares de la zona: Caribe ubicado a metros de la esquina de Salta y Cochabamba, Barrilito en Avenida Juan de Garay al 1300 y La Morena, en Santiago del Estero 1440. Todos lugares amplios y limpios, muy diferentes a los prostíbulos que explota.Sin embargo, ante el estado público que tomó en estos días la prostitución en Constitución, Olivera decidió guardarse, cobijado por la impunidad institucional que según las fuentes le brindarían las comisarías 16º y 4º, ubicadas en San José 1224 y Tacuarí 770 respectivamente, y que serían las encargadas de recaudar dos de las “cajas chicas policiales” más importantes de la ciudad. Según los denunciantes, los prostíbulos en los que efectivamente se ha comprobado la presencia de menores están ubicados en Santiago del Estero 1447, Avenida San Juan 1338 y Pasaje Ciudadela 1219.

Detrás de tenues luces y discretas puertas de los prostíbulos, se abre un mundo en el que las mujeres ofrecen sus servicios sexuales entre 30 y 150 pesos. En caso que el cliente pretenda una bolsita con cocaína deberá pagar 30 más. Meira, coordinadora del comedor comunitario Madres de Constitución, ubicado en el pasaje Ciudadela 1249, donde a 20 metros hay un prostíbulo, dijo que la mayoría de las prostitutas de allí son traídas del Paraguay. “Las menores, por lo general tienen entre 14 y 16 años, y provienen de la provincia de Misiones. Días atrás hicimos una clausura simbólica en el prostíbulo de Pavón 1253. Sabemos que allí había, por lo menos, una menor de 16 años. Ellas son captadas por la fuerza o mediante engaños. Queríamos sacarla, pero no podemos hacer de juez y policía.”El miércoles pasado, cerca de 50 vecinos junto a organizaciones sociales realizaron una marcha exigiendo el cierre de esos prostíbulos.

La diputada Claudia Gil Lozano, de la Coalición Cívica, denunció que el jefe de la Policía Federal, Néstor Vallecas, es responsable de incumplimiento de deberes de funcionario público y advierte que: “La presentación judicial está en el Juzgado Federal Nº 7 a cargo Norberto Oyarbide, con lo cual esto va a llegar a la esquina y va a volver. Parece que es el juez de la Policía Federal”. Oyarbide fue docente de la Policía Federal durante los años ‘97 y ‘98 y protagonizó un mediático escándalo cuando fue grabado en Espartacus, un boliche que constituía un importante eslabón de una red de tráfico de personas regenteado por Carlos Percivalle, amigo del magistrado y a quien se le atribuyó el tráfico de unas 4.500 mujeres dominicanas traídas en los años 90 para ejercer la prostitución.

La llegada de estas mujeres, fue posible gracias a la connivencia con funcionarios de Migraciones. Constitución infantil. Al igual que Retiro y el corredor que une plaza Once con Pueyrredón y Santa Fe, la estación Constitución del Ferrocarril General Roca es uno de los lugares donde más se ejerce la prostitución infantil. La mayor parte de la oferta se hace en el pasillo de la estación Constitución de la línea C que une el subte con las escaleras que ascienden al hall principal de la estación, también debajo de los paneles que anuncian la salida de los trenes y en los baños. “Son pibes que no se animan al arrebato y que ante la desesperación ven como salida más fácil irse con un tipo.”

Según las fuentes consultadas, la relación entre chicos varones y “clientes” es la de deambular por estos lugares hasta reconocerse y acordar el pago del servicio sexual. Desde allí bajan hasta el baño y orinan uno al lado del otro donde el adulto le da la plata al chico. “Es espantoso pero también el cliente aprovecha ese momento para ver los genitales del chico”, agrega un coordinador de un comedor de pibes de la zona que pidió mantener su nombre en reserva. Los lugares más frecuentes donde chicos y adultos mantienen las relaciones, son los baños de la estación, hoteles de la zona o en Plaza España ubicada en Avenida Caseros y San José. “Varias veces hemos planteado poner cámaras en los baños pero nos lo impiden porque violaría el derecho a la intimidad”, dicen desde un comedor infantil de la zona que prefiere mantener la reserva de identidad. La impunidad en la estación es garantizada por la División Roca de la Policía Federal. “La mayoría son pibes que no viven en ranchada. Se trata de chicos que están en la calle, se les acerca alguien que los trata cordialmente, los invita a comer y después le hacen el ofrecimiento”, agrega el coordinador. Las edades de los chicos que se prostituyen oscilan entre 11 y 15 años.



El rol de la Policía Federal

Pocas horas después de la presentación judicial hecha por varias organizaciones sociales contra el jefe de la Policía Federal, Néstor Vallecas, por incumplimiento de los deberes del funcionario público, el ministro de Justicia, Aníbal Fernández, minimizó el rol que puede cumplir la fuerza policial para reprimir actividades vinculadas a la prostitución.Miradas al Sur consultó al especialista Ernesto Moreau, vicepresidente de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos y presidente de la Rama Argentina de la Asociación Americana de Juristas, quien señaló que a la policía sí le compete un rol.

“Más allá que la prostitución no sea considerada un delito, las fuerzas de seguridad deben perseguir a quienes se benefician comercialmente con estas actividades, ya que tras la práctica de la prostitución hay muchos delitos que benefician a los proxenetas. Más grave aún es la situación en caso de que participen menores. Actualmente lo que ocurre es todo lo contrario y hay una absoluta complicidad entre los beneficiarios de la prostitución y la policía”. Moreau agregó que “no hay un artículo específico del Código Penal que refiera a los proxenetas, y por ello, sus conductas son reprimibles sólo bajo la tipificación de asociación ilícita o sometimiento a la esclavitud”. “La policía debe informar a los fiscales cuando ven una situación en la que es evidente que se oculta una organización delictiva. Nadie es prostituta por su propia voluntad”, agregó.




"Yo viví en Salta y Juan de Garay"
Los vecinos viven entre la indignación y la certeza de protección policial.

Por Eduardo Anguita


Viví estos últimos años, la mitad de la semana, en Salta y Juan de Garay, plena zona roja de Constitución. Porteros, vecinos, diareros y mozos me contaron pormenores de lo que yo veía a diario. Hay demasiada prostitución en la esquina. Algunas mujeres parecen casi para el geriátrico y otras dan el aspecto de apenas salidas de la adolescencia. Hay travestis macizos, con las manos curtidas. Hay infinidad de uniformados, algunos para cuidar una financiera, otros quién sabe para qué. A su lado, un moreno con pinta de ex boxeador y un desocupado que ya no consiguen trabajo reparten volantes que dicen “Chicas” y uno puede internarse en alguno de los caserones del pasaje Ciudadela, ahí a la vuelta. Sobre Salta, al lado de la farmacia del Doctor Ahorro, hay un hotelito donde las chicas entran con sus clientes para sexo urgente y muy barato.

Una de las chicas que siempre se ofrecen es más o menos bonita y bastante joven. Por eso junta bastante plata. Eso sí, si algún ingenuo se atreve, ella no tiene problema en clavarle un cuchillo que siempre tiene encima. Tres veces en un año fue detenida por esos ataques, pero siempre la liberaron. Cuentan que es de las que más jugo les da a los policías que pasan la gorra por ahí. Eso sí, dicen que las tarifas son flexibles, y realmente les sacan a cada cual según su posibilidad. El problema no es la moral puritana frente al espectáculo público de señoras con las tetas casi al aire o travestis que muestran las siliconas generosamente.

La zona está infectada de arbitrariedades y amenazas que están en un mismo combo. Hay pibes chorros que arrebatan carteras y celulares al lado de negocios que ofrecen esos productos como “usados”. Hay vendedores de paco, que compran esos pibes con lo que les pagan en esos comercios protegidos. Hay vendedores de cocaína que compran los travestis para resistir el frío de la noche en bolas. Hay niñas en departamentos de la zona. Hay una comunidad de dominicanos cuyas mujeres se ofrecen por la calle pero que las trajeron mafias conectadas con gente conectada con Migraciones, un área tradicionalmente manejada por funcionarios amigos de la Policía Federal.

En varios bares y maxiquioscos se vende droga y uno ve pasar los patrulleros con toda naturalidad, no se sabe si porque dan protección o porque tienen autismo e ignoran los negocios que pasan. Constitución significa ley de leyes. Es algo fundacional. Es una piedra basal que perdura más allá de los avatares. Pero el barrio de Constitución es algo triste: es el embudo donde llegan y se van miles de asalariados y laburantes de bajos recursos. Está bárbaro que puedan tener sexo barato para compensar sus horas de trabajo. Lo que es espantoso es que se produzca una enorme disociación entre la gran presencia policial y la inmensa sospecha que, desde hace años, pesa sobre ellos, más allá de quién sea el comisario de turno. Lo que en el barrio se da por descontado es que las comisarías de la zona tienen asignada esa recaudación, como otras comisarías tendrán otras de negocios quizás más sucios y quizás más jugosos. Lo que también hay en el barrio es mucho miedo, porque la verdad revelada es que hay que estar loco para meterse con la gente que maneja esas cosas. Por eso, cada vez que los vecinos llaman al 110 para denunciar alguna transa de droga o alguna gresca, tienen temor de quedar fichados. La impunidad necesita del miedo y la complicidad. A lo mejor, esta vez se puede dar un golpe a esa trama mafiosa.


Adulto-Niño: una relación de dominación
Por Ana Chávez
Miembro del Programa Okupakaye

Resulta llamativo que aún se pretenda hablar de prostitución infantil en términos de definición contravencional de una “oferta” de sexo en la vía publica llevada a cabo por un niñ@. Sin lugar a dudas el término, acuñado por la OIT que pretende denominar esta violación sistémica bajo el título “Las peores formas del trabajo infantil”, pretende ocultar las perversiones de la relación de dominación que ejerce el mundo adulto sobre los niños y niñas. No necesito explicar que no existe oferta de sexo de los niños, ¿o sí? ¿Qué es lo que debemos explicarnos y preguntarnos?, ¿Por qué aceptamos el discurso de que el niñ@ se prostituye?...¿Por qué no decimos la VERDAD?

Cualquier respuesta sería un ensayo de opiniones, poco se sabe y se difunde sobre el “demandante” explotador sexual. Desde la perspectiva de quienes trabajamos las relaciones de dominación estructural podemos hablar de una connivencia cultural colectiva para invisibilizar el conflicto. No hay niñ@ prostituido, hay violadores (lisos y llanos, sin digresiones intelectuales) de niños que utilizan todos los métodos y medios a su alcance para lograr su cometido, y a la vez, encubrirlo. En síntesis, las respuestas al por qué de la explotación sexual de los niños están en el mundo adulto, en su sexualidad, en su historia como sociedad occidental, en su religión, en sus creencias, en sus costumbres, no en los niños, no en la pobreza, no en la exclusión.

Una segunda línea de invisibilización del conflicto aparece con la asociación de las formas femeninas a la violación, los niños varones son especialmente buscados por otros varones adultos, es histórico el conflicto en los baños de las estaciones de tren en los que sólo entran varones, como es histórico el conflicto en las instituciones religiosas de internados de chicos y en el encierro carcelario. Tal vez la sociedad machista, al caso occidental, no se atreve a reconocer los orígenes y costumbres. En sus raíces está la violación sistemática cometida por el mundo adulto masculino contra los niños, unida al genocidio de la mujer. Se ha logrado visibilizar y actuar sobre la relación de dominación cultural estructural en la dupla Varón-Mujer, no así en la dupla Adulto-Niño. .

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