El gobierno tucumano y las comunidades aborígenes de la zona se unen para explotar las instalaciones ubicadas en el corazón de los Valles Calchaquíes. Polémica con el ex concesionario, el artista Héctor Cruz.
Por Graciela Moreno (desde Tucumán)
A varios kilómetros de la capital tucumana, en el corazón de los Valles Calchaquíes, se levanta imponente la “Ciudad Sagrada”, conocida como “Ruinas de Quilmes”. Se trata de un territorio que desde siempre les perteneció a los pobladores indígenas de Quilmes. Pero pese a que es uno de los asentamientos prehispánicos más importantes de la Argentina, parte de estas tierras fueron concesionadas por diez años, en la gestión del gobernador Ramón “Palito” Ortega, y se construyó un lujoso hotel llamado Portal Ruinas de Quilmes de 45 habitaciones con 120 plazas disponibles. La concesión fue otorgada al artista y empresario tucumano Héctor Eduardo Cruz, reconocido por ser uno de los más importantes expositores del arte indígena argentino en el mundo y creador del Museo de la Pachamama en Amaicha del Valle. Después de explotarlo durante quince años, cinco más de lo autorizado –aunque no le fue renovada la concesión–, tras varios reclamos de las comunidades indígenas, finalmente fue desalojado por la fuerza pública en diciembre del 2007, bajo el mandato del actual gobernador José Alperovich. Ahora vuelve a reabrir sus puertas, pero sigue el litigio entre el Estado provincial, Héctor Cruz y las comunidades indígenas de Quilmes.
Es raro ver un megaemprendimiento hotelero al pie de unas ruinas históricas. En cualquier lugar del mundo, pocos hubieran osado diseñar un complejo en una zona arqueológica, donde el mismo impacto ambiental perjudica a las ruinas. Pero la obra fue inaugurada en 1995, construida totalmente en piedras, trata de respetar la fisonomía del lugar. Hoy el hotel sigue cerrado, con fajas de clausura en todas sus puertas, aunque muchas fueron violadas. A través de los vidrios se puede observar los muebles y la decoración que tenía en los noventa. Ahora quienes parecen haber tomado el mando son las comunidades del lugar, que se encargan de cobrar cinco pesos de entrada a quienes quieran pisar el territorio sagrado.
Tras un cruce judicial que ya lleva varios años, la última novedad es que a partir del lunes pasado la Corte Suprema decidió que la construcción es del Estado y que puede utilizar las instalaciones. Por eso, el Ente Tucumán de Turismo, presidido por Bernardo Racedo Aragón, ya anunció sus planes: “Estamos comenzando un proceso de reapertura.
En la primera etapa abriremos el restaurante, el museo, los baños y un espacio destinado a los artesanos. Esto estará listo antes de las vacaciones de julio. Pero en Semana Santa ya comenzaremos a dar servicios. Todo se hará en conjunto entre el ente provincial de turismo y 16 comunidades indígenas”, explica Racedo Aragón.
Para poder poner todo en marcha, el gobierno tucumano adelanta que creará la legislación necesaria para disponer de un fondo fiduciario. “El cien por ciento de las ganancias quedará en el mismo lugar, un 70 por ciento será administrado por la comunidad, mientras el 30 restante lo administrará el gobierno con la obligación de que debe ser reinvertido en el mismo lugar.
Finalmente, logramos desalojar a este señor que había presentado varias medidas de no innovar en la Justicia, impidiendo que se usará un inmueble que es del Estado, es decir, de todo el pueblo tucumano. Si bien el empresario Cruz está haciendo una obra en Amaicha del Valle que merece un gran reconociendo, acá en las Ruinas de Quilmes se equivocó al no retirarse cuando venció la concesión”, explica el presidente del Ente Tucumán Turismo.
Desde el Museo de la Pachamama, ideado por Cruz, mientras mastica su bronca, aclara: “Invertí tres millones de dólares y eso no se recupera en diez ni en veinte años. Me siento perseguido ideológica, política y culturalmente. Lo único que reclamo son mis derechos de autor intelectual. Siento que no hay justicia en Tucumán, he sido muy maltratado”.
Desde el otro rincón, la comunidad aborigen de Quilmes ocupa la tierra desde tiempos ancestrales. Son 630 familias, en su mayoría descendientes de los diaguitas. Pueblos como El Paso, Los Chañares, El Carmen, Quilmes Bajo, Las Cañas, El Balado, Colalao del Valle y El Pichao, entre otros, constituyen su gobierno eligiendo un cacique y el Consejo de Delegados. Ellos son los que se sientan con representantes del gobierno tucumano, e incluso ya adelantaron que no quieren que se vuelva a reabrir el hotel. Pero aún es un tema que está en discusión. “Falta decidir con la gente de la comunidad si pondremos el hotel en marcha o lo utilizaremos como un centro de interpretación de las comunidades quilmeñas. Mientras tanto, estamos capacitando y formando a gente de las 16 comunidades de la zona”, dice el presidente del ente turístico.
Lo cierto es que está casi todo listo para cerrar la sociedad entre el gobierno tucumano y las comunidades de Quilmes y reabrir uno de los rincones turísticos más visitados de Tucumán.
A varios kilómetros de la capital tucumana, en el corazón de los Valles Calchaquíes, se levanta imponente la “Ciudad Sagrada”, conocida como “Ruinas de Quilmes”. Se trata de un territorio que desde siempre les perteneció a los pobladores indígenas de Quilmes. Pero pese a que es uno de los asentamientos prehispánicos más importantes de la Argentina, parte de estas tierras fueron concesionadas por diez años, en la gestión del gobernador Ramón “Palito” Ortega, y se construyó un lujoso hotel llamado Portal Ruinas de Quilmes de 45 habitaciones con 120 plazas disponibles. La concesión fue otorgada al artista y empresario tucumano Héctor Eduardo Cruz, reconocido por ser uno de los más importantes expositores del arte indígena argentino en el mundo y creador del Museo de la Pachamama en Amaicha del Valle. Después de explotarlo durante quince años, cinco más de lo autorizado –aunque no le fue renovada la concesión–, tras varios reclamos de las comunidades indígenas, finalmente fue desalojado por la fuerza pública en diciembre del 2007, bajo el mandato del actual gobernador José Alperovich. Ahora vuelve a reabrir sus puertas, pero sigue el litigio entre el Estado provincial, Héctor Cruz y las comunidades indígenas de Quilmes.
Es raro ver un megaemprendimiento hotelero al pie de unas ruinas históricas. En cualquier lugar del mundo, pocos hubieran osado diseñar un complejo en una zona arqueológica, donde el mismo impacto ambiental perjudica a las ruinas. Pero la obra fue inaugurada en 1995, construida totalmente en piedras, trata de respetar la fisonomía del lugar. Hoy el hotel sigue cerrado, con fajas de clausura en todas sus puertas, aunque muchas fueron violadas. A través de los vidrios se puede observar los muebles y la decoración que tenía en los noventa. Ahora quienes parecen haber tomado el mando son las comunidades del lugar, que se encargan de cobrar cinco pesos de entrada a quienes quieran pisar el territorio sagrado.
Tras un cruce judicial que ya lleva varios años, la última novedad es que a partir del lunes pasado la Corte Suprema decidió que la construcción es del Estado y que puede utilizar las instalaciones. Por eso, el Ente Tucumán de Turismo, presidido por Bernardo Racedo Aragón, ya anunció sus planes: “Estamos comenzando un proceso de reapertura.
En la primera etapa abriremos el restaurante, el museo, los baños y un espacio destinado a los artesanos. Esto estará listo antes de las vacaciones de julio. Pero en Semana Santa ya comenzaremos a dar servicios. Todo se hará en conjunto entre el ente provincial de turismo y 16 comunidades indígenas”, explica Racedo Aragón.
Para poder poner todo en marcha, el gobierno tucumano adelanta que creará la legislación necesaria para disponer de un fondo fiduciario. “El cien por ciento de las ganancias quedará en el mismo lugar, un 70 por ciento será administrado por la comunidad, mientras el 30 restante lo administrará el gobierno con la obligación de que debe ser reinvertido en el mismo lugar.
Finalmente, logramos desalojar a este señor que había presentado varias medidas de no innovar en la Justicia, impidiendo que se usará un inmueble que es del Estado, es decir, de todo el pueblo tucumano. Si bien el empresario Cruz está haciendo una obra en Amaicha del Valle que merece un gran reconociendo, acá en las Ruinas de Quilmes se equivocó al no retirarse cuando venció la concesión”, explica el presidente del Ente Tucumán Turismo.
Desde el Museo de la Pachamama, ideado por Cruz, mientras mastica su bronca, aclara: “Invertí tres millones de dólares y eso no se recupera en diez ni en veinte años. Me siento perseguido ideológica, política y culturalmente. Lo único que reclamo son mis derechos de autor intelectual. Siento que no hay justicia en Tucumán, he sido muy maltratado”.
Desde el otro rincón, la comunidad aborigen de Quilmes ocupa la tierra desde tiempos ancestrales. Son 630 familias, en su mayoría descendientes de los diaguitas. Pueblos como El Paso, Los Chañares, El Carmen, Quilmes Bajo, Las Cañas, El Balado, Colalao del Valle y El Pichao, entre otros, constituyen su gobierno eligiendo un cacique y el Consejo de Delegados. Ellos son los que se sientan con representantes del gobierno tucumano, e incluso ya adelantaron que no quieren que se vuelva a reabrir el hotel. Pero aún es un tema que está en discusión. “Falta decidir con la gente de la comunidad si pondremos el hotel en marcha o lo utilizaremos como un centro de interpretación de las comunidades quilmeñas. Mientras tanto, estamos capacitando y formando a gente de las 16 comunidades de la zona”, dice el presidente del ente turístico.
Lo cierto es que está casi todo listo para cerrar la sociedad entre el gobierno tucumano y las comunidades de Quilmes y reabrir uno de los rincones turísticos más visitados de Tucumán.
conoci las ruinas en el 2012, y primero fui a las ruinas donde me dieron un folleto donde hablaban de hector cruz pero no nombraba que el era el dueño del museo de la pachamama, cuando voy a amaicha vamos al museo y al ver unos telares veo su firma en uno de los mismos, y no podia creer que era la misma persona, cuando lei eso camine por el museo con tanta bronca, tanto desprecio.. como puede ser que una mente tan creativa a la vez pueda ser tan oscura..
ResponderEliminarde donde salieron los fondos para construir el Museo de la Pachamama? Es una obra faraónica, y los guías nombran al artista como único dueño y constructor del mismo, para pensar no?
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