miércoles, 12 de mayo de 2010

LEONARDO BOFF, FIDEL Y UNA EXPERIENCIA RELIGIOSA


Leonardo Boff advierte en primer lugar que lo que él va a hacer público, seguramente escandalizará a quienes no les guste Cuba y Fidel Castro, pero a él eso no le importa y agrega: "Si no ves el brillo de la estrella, la culpa no es de la estrella sino de tí mismo".



Fidel lo invitó a que fuera a la Isla a compartir 15 días de vacaciones (las de Fidel), luego de que el actual Papa Ratzinger, entonces Cardenal, lo sometiera a L. Boff a silencio, después de publicar su libro "Iglesia, Carisma y Poder". Y allí fue Leonardo Boff.



Al llegar a la Isla Leonardo, Fidel le avisó al Nuncio cubano, que estaba Boff, y que sería su huésped durante 15 días.



Durante esos 15 días, por aire, mar y tierra le mostró toda la isla, además de conversar con totallibertad sobre todos los temas: política, religión, marxismo, ciencia, revolución y críticas hacia la deficiencia de las democracias. Eran conversaciones que duraban hasta altas horas de la madrugada, y sin importar a que hora terminaran, Fidel todas las mañanas a las 6, nadaba 40 minutos.



Dice Boff: "Algunas puntos de aquellas conversaciones me parecen relevantes. En primer lugar Fidel. Él es más grande que la isla. Su marxisom es antes ético que político. ¿Cómo hacer justicias para los pobres?"


Otro punto de esas conversaciones eran acerca de la Teología de la Liberación, y dice Boff: "Si Ratzinger entendiera la mitad de lo que Ud. entiende Fidel, otro sería mi destino personal y el de la teología de la liberación."



En ese contexto, Fidel le confesó a Boff: "Ninguna revolución latinoamericana será verdadera, popular y triunfante, sino incorpora el elemento religioso." ... Será por esta convicción, que Fidel le pidió que junto con Fray Betto, le dieran clases de religión y cristianismo a todos los funcionarios de segunda línea de la Isla.



Y en esos encuentros, otra confesión de Fidel; "fui pupilo de los jesuitas por varios años. Ellos me enseñaro la disciplina pero no me enseñaro a pensar. En la prisión, leyendo a Marx, aprendi a pensar.



Por causa de la presión norte-americana me acerqué a la União Soviética. Si en aquella época hubiese conocido la teologia de la liberación, seguramente la habría aplicado en Cuba. Si un día debo volver a la fe de mi infancia, será de la mano de Fray Betto y de Fray Boff que volveré. Y agrega Boff: "Llegamos a un momento de tanta sintonía, que solo nos faltaba rezar juntos el Padrenuestro."



Boff había escrito 4 gruesos cuadernos sobre esos díálogos, pero en Río de Janeiro lo asaltaron y le roban todo, y ese libro imaginado, jmás podrá ser escrito. "Pero guardo en la memoria una experiencia inigualable de un Jefe de Estado preocupado por la dignidad y el futuro de los pobres."




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