Por Cesar González, o sea Camilo Blajaquis
Tengo realmente una relación amorosa
con esos dioses humanos llamados zapatistas.
Me enamora cada instante de su historia,
me endulza y envicia cada gota de su obra.
No representan nada,
manifiestan físicamente la importancia de la potencia.
Acribillan toda farsa que intenta condenar al duelo, al odio, al asco.
Los exalto hasta el hueso de la esperanza,
hasta lo moribundo que vive hoy la utopía.
Porque demuestran científicamente
que lo creativo es lo que vive eternamente.
Serán una luz invisible ante los ojos del descaro
pero si sobreviven es porque son los únicos genios en este caos
por algo la selva decidió criarlos
por algo las plantas le brindan refugio
y hasta las hojas de los árboles son escudos ante las balas
del señor oscuro y el imperio de la responsabilidad.
Por mas que ya se esta intentando condenarlos
a ser un póster y una remera.
Seguirán existiendo mientras exista una idea.
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