El respetado sacerdote, filósofo, antropólogo, teólogo y exquisito poeta dialogó con el programa radial “El día menos pensado". En esta interesante y profunda charla, Mujica reflexionó sobre las Pascuas y la era que está viviendo la humanidad. También, opinó sobre la idea de infierno y las religiones alternativas.
Entrevista: "Coni" Cherep e Indiana Villanueva
-Los días de Semana Santa son momentos donde el silencio le permite a uno pensar, más allá de la mirada religiosa que cada uno tenga. ¿A usted, desde su lugar de sacerdote, creyente y con toda la intensidad de su vida, que le pasa cuando llega la Semana Santa?
-El viernes santo no era una fiesta religiosa, lo fue después. Era una fiesta de la humanidad. Es la luna más llena del año, cuando en el otro hemisferio comienzan las cosechas. Desde que el hombre es hombre se celebraba el milagro de que la naturaleza da, de esa donación de la existencia. A esta fiesta, la precedían los tristes carnavales, que eran las fiestas donde los hombres rompían la ley porque con la nueva luna todo se volvía a ordenar. Después, el judaísmo dice que en esa fecha salieron de Egipto, los cristianos decimos que en esa fecha murió Cristo. Es el mismo eje del mundo que seguimos resignificando. Por lo tanto, es algo más profundo que el significado que tiene para los que pertenecen o no a alguna religión. Para mí, el hombre ha perdido el pensar en la existencia.
-¿Cuándo usted habla de esta pérdida de reflexión se refiere al hombre moderno?
- El hombre está entendiendo la existencia como un funcionar para, en vez de entenderlo como un estar viviendo desde…Nosotros no somos una cultura que se para ante la vida y se da cuenta que es algo a descifrar y a escuchar.
-Estoy pensando en lo que usted dice y se me viene a la cabeza la Iglesia y su funcionalidad en este origen de la Pascua. ¿Hasta que punto las religiones no nos terminan dividiendo?
-Yo no se si son las religiones las que nos terminan dividiendo, sino que el hombre siempre divide. El conflicto es inherente al hombre. Después cada uno lo reviste como quiere, por ejemplo, que Bush y Bin Laden invoquen a Dios para matar. Yo no se si eso es intrínseco a la religión, creo que es el uso que se hace de la religión.
-Digamos que a la religión se la utiliza para justificar la división.
-Y sí, es una de las formas en la que se reviste el mal.
-¿Usted es un hombre de mucha fe?
-No se que es eso de mucha o poca fe(risas). Sin dudas tengo fe.
-Se lo pregunto porque cuando uno lo lee se percibe cierta angustia y cierto vacío.
-Es que la fe no es un comodín. Dios no es el consuelo de la vida, es el cuestionamiento de la vida. Dios es precisamente la pregunta sobre la existencia. La primera vez que aparece Dios en la Biblia, obviamente dentro del mito, es cuando aparece y le pregunta a Adán: ¿dónde estás? Dios es aquel que nos pide cuenta de nuestro estar y nuestro ser. Dios no es el que viene a cerrar la fisura que significa el comprometerse con la existencia y el coraje de ser libre.
-Mujica ¿Usted cree que luego del paso por la tierra uno termina pagando lo que hizo o recompensado por lo hecho?
- Se me viene a la cabeza la imagen del infierno que es muy desagradable y difícil de digerir en la idea de Dios pero sin el no seríamos libre. Esto implicaría que hagamos lo que hagamos estaríamos repitiendo un argumento que ya sabemos como termina. El planteo es que si no hay bien y mal esta existencia no tendría sentido porque no estaríamos jugando a nada. El infierno no es más que la idea de una libertad absoluta que puede negar su propia raíz, que sería Dios. O sea, es la posibilidad de la libertad llevada a la imagen del mal. Como la santidad es la imagen de la libertad llevada al bien.
-Pareciera que antes las Pascuas se vivían con más profundidad, con más dolor y ahora, se ve mucho el boom turístico y a las iglesias muy vacías. ¿Cómo ve estos comportamientos de los feligreses? ¿Es un fracaso de la Iglesia?
-A esto hay que pensarlo más ampliamente. Lo que vos me decís de la Iglesia es cierto, pero también pasa en la política. Yo voy a una manifestación y ya no veo partidos políticos, etc. Nosotros estamos terminando una cultura en la cual eso que llamamos occidente no nos contiene. Yo creo que Europa es “el occidente”, donde ya no tienen hijos. Se acabó el eros, nosotros terminamos, va a nacer algo nuevo. Nosotros estamos viviendo el paso de lo que fue y lo que todavía no llegó. Dentro de esta cultura se está desintegrando todo, desde lo más básico que era la familia hasta el pensamiento o la religión. Tampoco se si esto es un fracaso, porque las culturas se acaban. Lo que pasa es que la modernidad nació con esta soberbia de que se iba a quedar para siempre. Yo creo que va a desaparecer la forma de lo que conocemos como Iglesia, esa legalidad estructurada según el imperio Romano. Esto tiene que cambiar porque todo cambia.
-Por lo tanto, estamos asistiendo como civilización a la fractura.
-Yo creo que todo se rompió con la primera guerra mundial, con la caída del imperio Austrohúngaro. Allí se quebró la idea de unidad. Creo que lo que nos falta es la capacidad de generar la novedad. O sea, de ponernos de acuerdo sobre que valores queremos para construir una representación de esto y construir una institución.
-Mujica, el otro día se produjo una polémica sobre la inmensa movilización que generó un evangelista de apellido Palau. Uno lo miraba por televisión y veía la necesidad de la gente de converger en un discurso, de creer en algo. Y por otro lado, está la discusión sobre el discurso. ¿Cómo mira usted a estos fenómenos religiosos?
-Tenemos que olvidarnos para siempre del parámetro de lo uno. Aquello de que había una verdad, una sola historia, un solo Dios. Ahora, el problema es como vamos a vivir con el conflicto de las partes. Este desgajamiento de las religiones tradicionales son como fragmentos. Y en ellos hay malos y buenos. Mi problema no es que la gente crea en lo que yo creo sino que crean de verdad. El problema es que la mayoría de estas religiones tapan el agujero y no lo profundizan. La mayoría de estas sectas son muy fundamentalistas, tienen un disket muy chuiquitito con el cual logran seguridad.
Entrevista: "Coni" Cherep e Indiana Villanueva
-Los días de Semana Santa son momentos donde el silencio le permite a uno pensar, más allá de la mirada religiosa que cada uno tenga. ¿A usted, desde su lugar de sacerdote, creyente y con toda la intensidad de su vida, que le pasa cuando llega la Semana Santa?
-El viernes santo no era una fiesta religiosa, lo fue después. Era una fiesta de la humanidad. Es la luna más llena del año, cuando en el otro hemisferio comienzan las cosechas. Desde que el hombre es hombre se celebraba el milagro de que la naturaleza da, de esa donación de la existencia. A esta fiesta, la precedían los tristes carnavales, que eran las fiestas donde los hombres rompían la ley porque con la nueva luna todo se volvía a ordenar. Después, el judaísmo dice que en esa fecha salieron de Egipto, los cristianos decimos que en esa fecha murió Cristo. Es el mismo eje del mundo que seguimos resignificando. Por lo tanto, es algo más profundo que el significado que tiene para los que pertenecen o no a alguna religión. Para mí, el hombre ha perdido el pensar en la existencia.
-¿Cuándo usted habla de esta pérdida de reflexión se refiere al hombre moderno?
- El hombre está entendiendo la existencia como un funcionar para, en vez de entenderlo como un estar viviendo desde…Nosotros no somos una cultura que se para ante la vida y se da cuenta que es algo a descifrar y a escuchar.
-Estoy pensando en lo que usted dice y se me viene a la cabeza la Iglesia y su funcionalidad en este origen de la Pascua. ¿Hasta que punto las religiones no nos terminan dividiendo?
-Yo no se si son las religiones las que nos terminan dividiendo, sino que el hombre siempre divide. El conflicto es inherente al hombre. Después cada uno lo reviste como quiere, por ejemplo, que Bush y Bin Laden invoquen a Dios para matar. Yo no se si eso es intrínseco a la religión, creo que es el uso que se hace de la religión.
-Digamos que a la religión se la utiliza para justificar la división.
-Y sí, es una de las formas en la que se reviste el mal.
-¿Usted es un hombre de mucha fe?
-No se que es eso de mucha o poca fe(risas). Sin dudas tengo fe.
-Se lo pregunto porque cuando uno lo lee se percibe cierta angustia y cierto vacío.
-Es que la fe no es un comodín. Dios no es el consuelo de la vida, es el cuestionamiento de la vida. Dios es precisamente la pregunta sobre la existencia. La primera vez que aparece Dios en la Biblia, obviamente dentro del mito, es cuando aparece y le pregunta a Adán: ¿dónde estás? Dios es aquel que nos pide cuenta de nuestro estar y nuestro ser. Dios no es el que viene a cerrar la fisura que significa el comprometerse con la existencia y el coraje de ser libre.
-Mujica ¿Usted cree que luego del paso por la tierra uno termina pagando lo que hizo o recompensado por lo hecho?
- Se me viene a la cabeza la imagen del infierno que es muy desagradable y difícil de digerir en la idea de Dios pero sin el no seríamos libre. Esto implicaría que hagamos lo que hagamos estaríamos repitiendo un argumento que ya sabemos como termina. El planteo es que si no hay bien y mal esta existencia no tendría sentido porque no estaríamos jugando a nada. El infierno no es más que la idea de una libertad absoluta que puede negar su propia raíz, que sería Dios. O sea, es la posibilidad de la libertad llevada a la imagen del mal. Como la santidad es la imagen de la libertad llevada al bien.
-Pareciera que antes las Pascuas se vivían con más profundidad, con más dolor y ahora, se ve mucho el boom turístico y a las iglesias muy vacías. ¿Cómo ve estos comportamientos de los feligreses? ¿Es un fracaso de la Iglesia?
-A esto hay que pensarlo más ampliamente. Lo que vos me decís de la Iglesia es cierto, pero también pasa en la política. Yo voy a una manifestación y ya no veo partidos políticos, etc. Nosotros estamos terminando una cultura en la cual eso que llamamos occidente no nos contiene. Yo creo que Europa es “el occidente”, donde ya no tienen hijos. Se acabó el eros, nosotros terminamos, va a nacer algo nuevo. Nosotros estamos viviendo el paso de lo que fue y lo que todavía no llegó. Dentro de esta cultura se está desintegrando todo, desde lo más básico que era la familia hasta el pensamiento o la religión. Tampoco se si esto es un fracaso, porque las culturas se acaban. Lo que pasa es que la modernidad nació con esta soberbia de que se iba a quedar para siempre. Yo creo que va a desaparecer la forma de lo que conocemos como Iglesia, esa legalidad estructurada según el imperio Romano. Esto tiene que cambiar porque todo cambia.
-Por lo tanto, estamos asistiendo como civilización a la fractura.
-Yo creo que todo se rompió con la primera guerra mundial, con la caída del imperio Austrohúngaro. Allí se quebró la idea de unidad. Creo que lo que nos falta es la capacidad de generar la novedad. O sea, de ponernos de acuerdo sobre que valores queremos para construir una representación de esto y construir una institución.
-Mujica, el otro día se produjo una polémica sobre la inmensa movilización que generó un evangelista de apellido Palau. Uno lo miraba por televisión y veía la necesidad de la gente de converger en un discurso, de creer en algo. Y por otro lado, está la discusión sobre el discurso. ¿Cómo mira usted a estos fenómenos religiosos?
-Tenemos que olvidarnos para siempre del parámetro de lo uno. Aquello de que había una verdad, una sola historia, un solo Dios. Ahora, el problema es como vamos a vivir con el conflicto de las partes. Este desgajamiento de las religiones tradicionales son como fragmentos. Y en ellos hay malos y buenos. Mi problema no es que la gente crea en lo que yo creo sino que crean de verdad. El problema es que la mayoría de estas religiones tapan el agujero y no lo profundizan. La mayoría de estas sectas son muy fundamentalistas, tienen un disket muy chuiquitito con el cual logran seguridad.
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