jueves, 6 de mayo de 2010

ENTREVISTA A LITO NEBBIA


Luego de una serie de recitales en Córdoba, uno de los fundadores del Rock Nacional revisó con Miradas al Sur su historia, el presente del rock y la coyuntura del país.


Por Felipe Deslarmescultura@miradasalsur.com


Félix Francisco Nebbia Corbacho, para todos Litto Nebbia, no sólo es uno de los fundadores del rock argentino, sino también en castellano. El tema La Balsa, de coautoría con Tanguito y grabado con su grupo Los Gatos, sigue siendo considerado uno de los mejores del rock local. Pero también es autor de clásicos como Sólo se trata de vivir –que escribió en el exilio–, Nueva zamba para mi tierra y Viento dile a la lluvia.Nació en Rosario, en una familia de artistas. A los 8 tenía su propio programa radial y a los 12 empezaba a componer. Abandonó el secundario por la música. Montó el primer sello discográfico independiente argentino, facilitó el encuentro entre el rock y el tango, conoció el éxito y el exilio. A sus 61 años, y con más de 60 discos, entre propios y participaciones, sigue componiendo, dando recitales y produciendo a artistas de distintos géneros.


–¿Cómo es que tus padres eran las ovejas negras de sus familias?–

Mi madre, Martha, concertista de piano, fue integrante de la primera Orquesta de Señoritas en Rosario… catorce minas tocando tango en los peringundines... imaginate las cosas que les gritaban, por esa época.Cuando conoció a mi padre, a sus 21 años, quedó embarazada (de mí) y tuvo que escaparse una noche por la ventana, porque si no los viejos la mataban…Mi padre Félix fue el primer cantor melódico que hubo en nuestro país. Me estoy refiriendo al género melódico, romántico, boleros… Era un estilo bastante difícil para la época, porque tenías que tener muy buena afinación… poder hacer falsete vocal y todo eso… él estrenó muchas canciones que hoy día son clásicas internacionalmente, especialmente después que fueron redescubiertas por Luis Miguel.Así que mi infancia con ellos fue muy buena. Mucha bohemia y mucho mamar el verdadero concepto de la vida: luchar para hacer lo que amás.La orfandad material –vivíamos en una pieza– y la desidia económica, quedaba opacada por una dedicación full time a la música y al cine, aunque menos fuera charlando, contando historias.


–¿Cuándo dejaste el colegio?–

Cuando fui a primer grado, me pasaron a segundo directamente (se cursaba en el medio primero superior). El sexto grado no lo hice y luego lo rendí libre en 2 días. De ahí fui a primer año. Ya en el segundo trimestre de segundo año, abandoné. Hablé con mi madre y le pregunté: “Martha… ¿para qué voy a estudiar ahí si yo voy a ser músico?”… “Tenés razón –me dijo– …no vayas más…”. Mi vieja era un marciano. Alguien que fue enviada de algún lugar (risas).


–De chico, ¿acompañabas a tu papá en los shows? –

Salíamos de gira por los pueblitos de Santa Fe. Mi padre era el Director Artístico y cantaba algunos boleros. Mi madre cantaba 3 ó 4 tanguitos luego. Mi tío (hermano materno) John Carver, con su muñeco Corchito hacía la parte de ilusionismo y prestidigitación… (era ventrílocuo, por eso el muñeco). Y yo aparecía en el medio como “el precoz niñito de 9 años que canta de todo…”.


–¿Cómo empezó la relación con Los Gatos Salvajes?–

Fui a dar una prueba con Los Gatos Salvajes y me rechazaron, a mis 15 años. Ya tenía en esa época una docena de canciones que había escrito en letra y música. Mucho tiempo después me llamaron y me aceptaron. Entonces comenzamos a sacar mis canciones en castellano, y el grupo, que se llamaba originalmente The Wild Cats, pasó lógicamente a ser Los Gatos Salvajes.


–¿Cómo fue tu relación con pares como Pappo, Tanguito o Moris?–

A Pappo lo conocí en un bolichito que venía a zapar. Ya tocaba tan bien sus solos roqueros como lo hizo hasta lo último. Los Gatos se volvieron a rearmar para 2 nuevos álbumes (1969) y el guitarra original, Kay Galifi, se había casado con una brasilera y no volvía más. Así fue que lo puse a Pappo.Tanguito era un divague total. Muchos problemas en su casa y luego por la calle. Muy autodestructivo. Era muy difícil que pudieras hacerte amigo y confidente de él. Ya la última época ni te conocía. Era un muchacho con espíritu artístico. Quiero decir, si no se hubiera malogrado, podría haber evolucionado y llegar a hacer muchas cosas. Toda la sobrevaloración que hay sobre su persona, no es nada más que un aspecto del negocio de la muerte en el rock.Moris es el más músico y realmente original de la lista que me preguntás. Sus primeras 10 canciones de aquella época (por decir una cifra), son de lo mejor del rock argentino. Después se plantó más en esa forma de músico tipo rocker a la Presley, que no es lo que más me llega de él.


–¿Cómo viviste el éxito?–

Gracias a Dios he tenido muy buena educación desde pequeño. Así es que nunca me marié, como dice el tango. Siempre entendí esta tarea, como algo que uno viene a hacer por aquí hasta que se va. A mis 17 años me conocían en toda América y nunca me creí nada. Pensé que era el primer escalón de una vida dedicada al arte.


–¿Cómo fue tu exilio?–

Me escapé de Argentina justo un mes después del Mundial de 1978. Hasta ahí, ya me habían pasado cosas como que… me llevaran a un lugar clandestino del puerto… me siguieran por la calle… llamaran a mi madre diciéndole que iba a aparecer en una zanja… me secuestraran el pasaporte y cosas por el estilo…. Esto, además de que estaba realmente prohibido de aparecer en canales de televisión o que se pasaran mis discos por las radios. Lógicamente, todo esto trae una suerte de desempleo increíble. Primero, no te contrata ese que ya le avisaron que estás prohibido. Después, no te contrata el siguiente que se enteró, por las dudas. Luego de haberme sacado el pasaje aéreo con la venta de los dos últimos teclados electrónicos que me quedaban, me fui con un bolsito lleno de mis LPs y 60 dólares en el bolsillo. Quería elegir algún lugar hispanoparlante, para poder seguir haciendo lo mío.Canciones cantadas en castellano. Pensé que debía continuar experimentando con América. Algunos me decían: “Con la música que sabés vos, te vas a New York y empezás a hacer música de películas, te va a ir súper bien…”. Nunca pensé que mi destino me llevara a estar en otro país con una idiosincrasia tan distinta a la mía.Si tiene que haber un reconocimiento por lo que hago, tiene que salir desde mi lugar de origen.


–¿Por qué México?–

Elegí bajarme en México. En una escala del vuelo, alguien que conocí en el viaje me dio el teléfono de un estudiante de psicología en México, que quizá podía ayudarme. Así fue que llegué al México D.F y ya en el aeropuerto, me compré un periódico. Elegí uno de forma tabloide. Quizá porque era cliente de La Opinión. Esto era el Uno más Uno. Tenía una página completa de Espectáculos Culturales. Allí aparecían recitales de jazz, clásica, india, chicana, tango…etc.Entonces, al día siguiente me fui a Fonapas, que era la entidad cultural del Gobierno que programaba muchos de estos Conciertos. Tuve que esperar casi 4 horas a la Licenciada que me había dado cita. Mucha paciencia tuve que tener, y me contuvo el hecho de que nadie me había llamado.Finalmente, la Licenciada me atendió muy amablemente. Ya sabía de mí.En un instante, me pasó las fechas de 8 conciertos por el interior de México adonde pensaba enviarme para realizar conciertos de piano. La primera fecha era en Lázaro Cárdenas, uno de los lugares de población más necesitada, que estaba en obras, y la tarea cultural cubría una función mucho más importante que el entretenimiento.Si me pongo a desarrollar la cantidad de sucesos que viví por la tierra azteca, da para escribir una larga novela. Permanecí por allí casi 4 años. Hermosa gente con un sentido de solidaridad increíble.


–Al principio los rockeros se rebelaban al tango, pero con el tiempo fueron encontrándose. ¿Cómo viviste esa relación?–

Entre otras, suerte de destino, produje 3 álbumes de Tito Reyes, último gran cantor de la Orquesta de Aníbal Troilo. Inclusive, musicalicé muchos textos callejeros de él. Nos hicimos en un tiempo grandes amigos. Un día recordando anécdotas del pasado, recordé uno de esos Carnavales que se hacían durante los años ’60 en los grandes clubes y asistía la familia entera. Cada noche se presentaban orquestas o grupos de todos los estilos musicales… Una noche tocamos con Los Gatos en Gimnasia y Esgrima de Capital. Pero lo tremendo es que antes de nosotros había tocado la Orquesta del genial y divino Aníbal Troilo, y Tito Reyes era el cantor. Ok. Hacen su último tema, se despiden y el presentador ya comienza a anunciarnos a nosotros. Subimos, nos cruzamos con todos los de la Orquesta troilana, y nadie se saluda (risas)… Es que la diferencia generacional y los estilos musicales eran mal vistos en esa época. Nosotros éramos incapaces de saludar porque temíamos que nos mandaran al diablo. Mucho tiempo después empezó a darse esta mejor onda que existe hoy día entre géneros que antes no podían prácticamente convivir.


–¿Por qué decidiste lanzar Melopea?

Melopea está cumpliendo 20 años. Tenemos un Catálogo con más de 600 álbumes de buena música popular argentina y uruguaya. También un poco de DVDs y algunos libros. A mí me gusta la Música en general. Me interesa conocer otros géneros, otras etnologías… la Música del Mundo. De la misma manera con los instrumentos.Yo toco piano, guitarra y bajo. Pero he investigado muchísimo en otros instrumentos para poder dialogar con diferentes instrumentistas, y también poder sugerir y hasta opinar cuando realizan un solo. A veces te encontrás músicos que tienen mucha inseguridad, entonces si le das alguna indicación, temen que los estás dirigiendo.No comprenden que la dirección de producción de una buena grabación es lo mismo que la de un buen film. Si no sumás el aporte y calidez de todos, quizá no salga un buen film. Pero bueno, este tipo de situaciones generalmente me pasaron con músicos buenos técnicamente, pero inseguros, o sea, medio plomos…jamás con Goyeneche, ni Cadícamo, Virgilio Expósito, Duo Salteño, Cuchi Leguizamón, Fats Fernández y tantos otros grandes….


–De los últimos artistas surgidos en el país, ¿qué te gusta escuchar?-

Me gusta el trío Aca Seca… y me gustan algunas cosas de Pez, Gabo, Gonzalo Aloras y Flopa.


–El rock nació como rebeldía al sistema y hoy es un inmenso negocio, djs y punchi-punchi incluidos. ¿Creés que perdió el camino?

Creo que el verdadero Rock Argentino se terminó en 1983, aproximadamente. Claro que no estoy generalizando. Hay mucha gente que sigue escribiendo con buen gusto. Pero esta deformación del Rock de la que hablás, está acompasada con el descerebro cultural que produce la TV y también con la abundancia de programas dedicados a descubrir nuevos talentos. Creo que se puede recuperar. Hay muchísima gente disgregada en el mundo, que está harta de porquerías. Y los jóvenes, ya crecerán y descubrirán cómo los engañan.


–¿Cómo ves que la sociedad imponga hoy ser famoso a cualquier precio?–

Un atraso del alma. Pero es inevitable. Son 20 años, por decir una fecha, de un mundo que sólo habla de cosas materiales. Sólo de dinero, 4X4 y minas… y lo terrible es que muchos no tienen ninguna de las tres cosas (risas).


–¿Cómo ves a los jóvenes en su relación con la política? –

No se puede estar ausente de un pensamiento político. El que te dice que es apolítico, ya está emitiendo una inclinación política. No creo necesario que uno tenga que militar y ser el afiliado modelo, pero sí estar más o menos al día de las cosas que suceden. No puede ser que la cabeza de todos la maneje la televisión.


–¿Cuándo te hiciste peronista?–

Mi madre adoraba a Evita. De ahí viene mi afición. Leo escritos de ella, de Perón, de Jauretche, de Cooke, de Manzi… y es la única vez que leo pensamientos que desean el bien de esta tierra.


–Participaste en eventos que acompañaban a Néstor Kirchner. ¿Qué análisis hacés de este período y cómo creés que se recordará?–

Toqué en un par de festejos que se hicieron para el 25 de Mayo. Uno en Capital y otro en Santiago del Estero. Hay cosas muy buenas y por primera vez diferentes en los períodos de los Kirchner. No tengo idea cómo se recordará. La película no terminó aún. Pero a veces le temo a cómo recuerda nuestro país. Me sigo encontrando de vez en cuando algún que otro taxista que me dice: “Yo con los milicos estaba bien… a mí no me molestaron…”


–¿Cómo ves que se esté abordando la cultura en la Ciudad cuando el Jefe de Gobierno porteño dice que “El Tango es la soja de Buenos Aires”?–

La cultura es una zona realmente peligrosa. Cualquier político sabe que a través de la cultura puede lograr penetración en diversos sectores, según lo que ofrezca. También te pueden quedar suculentas ganancias –sin que hagas nada–. Lo que más me preocupa es lo inculto y soberbios que son la gran mayoría de los políticos que ocupan cargos. Viajo mucho y conozco demasiado. En muchos casos me he encontrado con gente que realmente está apartada de la sociedad, de la realidad. Son muy pocos los casos de gente abnegada y con un plan coherente para proteger y desarrollar nuestra cultura.

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