domingo, 28 de julio de 2013

DERECHOS PARA TOD@S

Después de poder cambiar el DNI y operarse, las travestis y transexuales consiguieron obtener una jubilación y el seguro de desempleo. Historias de lucha. Y lo que falta.

Por Deborah Maniowicz

En materia de inclusión social y ampliación de derechos la comunidad transgénero tiene la década ganada. Hasta hace muy poco, aquellas personas que no se identificaban con su sexo biológico eran marginadas socialmente y el destino, casi obligado, era el ejercicio de la prostitución, consecuencia directa de la exclusión laboral en todos los campos.

Con la premisa de que la elección de género no debe ser una limitación de ningún tipo, y con el camino allanado por la legalización del matrimonio igualitario, el 9 de mayo de 2012 los activistas por las minorías sexuales alcanzaron la mayor de las conquistas: la sanción de la ley de Identidad de Género, aprobada por amplia mayoría y con un mínimo debate tanto en Diputados como en el Senado. Con el derecho ganado para modificar el nombre, la foto y el sexo en el DNI y el acceso gratuito a tratamientos de salud para que la persona que lo requiera pueda modificar su cuerpo, el avance de nuevos derechos fue más rápido. 

Sólo en la última semana se ganaron dos batallas: por primera vez una persona trans obtuvo su jubilación a los 62 años, y no a los 65 como establece la ley en el caso de los hombres, y el Ministerio de Trabajo extendió la cobertura prevista por el Seguro de Capacitación y Empleo a víctimas de violencia de género, travestis y transexuales.

Como en todo proceso, son los casos individuales los que crean jurisprudencia y abren camino a las nuevas historias.

Es miércoles 8 de mayo y son las 11 de la mañana. En presencia de la revista Veintitrés y en una oficina de la ANSeS de Pacífico, Carla Castro, de 62 años, está a punto de firmar la resolución que la va a convertir en la primera transexual en cobrar el pasivo por los años de aportes que hizo al Estado. Y minutos antes de poner el “gancho” y en presencia de Martín Olmos, jefe regional de la ANSeS Capital, y Sandra Felgueroso, jefa de la Udai Pacífico, Carla hace memoria y cuenta la película de su vida: sus luchas diarias cuando era Carlos y se sentía atrapada en un cuerpo que no le pertenecía y la condena de sus compañeros y empleadores cuando les confesó su deseo de operarse.

La vida de Carla no fue fácil. Nacida en el partido de Pilar, fue inscripta como Carlos y siempre admiró la belleza de su hermana melliza. “Era hermosa, tenía unos ojos verdes que todos halagaban y era la nena mimada de la familia. Cada vez que a ella le regalaban un vestido me ponía muy celosa y cuando nadie me veía me lo probaba en secreto. A los seis años ingresé al colegio y desde un primer momento me marginaron porque jugaba a ser mujer y me comportaba como cualquier nena de mi edad. En casa el tema era tabú: mis padres jamás me preguntaron nada y yo nunca les conté mis proyectos o cómo me sentía. A los veinte años comencé a ir a la Facultad de Medicina para interiorizarme sobre la operación de cambio de sexo”, cuenta Carla de un tirón. Luego de trabajar varios años en el Estado obtuvo un empleo como dibujante de cartografía de Techint donde “todos pensaban que era gay, lo que fue un doble sufrimiento porque yo eran trans pero no me animaba a contarlo hasta que me confirmaran la operación. En 2007 obtuve la aprobación y cuando les comuniqué la noticia a mis compañeros me echaron”. El pretexto que le dieron a Carla fue que “no se había adaptado a los cambios de la empresa”, cuando llevaba 17 años trabajando en la siderúrgica.

Con la indemnización más un dinero que le pasa mes a mes su hermana y la venta de todos los muebles y electrodomésticos de su casa, logró subsistir hasta hoy. Carla luchó durante años contra la corriente pero la angustia contenida tuvo su recompensa: “Si bien las leyes no me cambiaron en nada porque tanto la operación como el DNI fueron conquistas que logré a pulmón, estoy feliz de haber logrado la jubilación, de volver a tener mi plata y de facilitarles el camino a tantas otras personas”. La firma se concreta y Felgueroso le confirma que en junio comenzará a cobrar. La jefa de la Udai explica que el trámite se dilató unos meses por ser el primer caso donde hay que probar que los aportes hechos por Carlos, que debía jubilarse a los 65, en realidad le corresponden a Carla, que puede jubilarse desde los 60 como cualquier mujer. “No es una dádiva sino un derecho ganado en este modelo de país”, concluye Felgueroso.

Olmos agrega que “al estar excluidas laboralmente, la mayoría no cuenta con los años de aportes requeridos”. Debido a que la prostitución es el camino más frecuente para las transexuales, el año pasado se inauguró en el barrio porteño de Chacarita el bachillerato popular Mocha Celis, el primero para travestis y transexuales. Con una duración de tres años las estudiantes egresan con el título de “perito auxiliar en desarrollo de comunidades con orientación al cooperativismo”.

Lograr romper el paradigma de que el único camino para las minorías sexuales es la calle se convirtió en una política de Estado y como una apuesta a que hay otras alternativas el Ministerio de Trabajo emitió las resoluciones 332 y 331 que, en síntesis, otorgan a las víctimas de violencia de género, travestis y transexuales un seguro de desempleo similar al que cobran los beneficiarios del Plan Jefes de Hogar: una asignación monetaria mensual de 225 pesos durante los primeros 18 meses sin empleo y 200 pesos durante los últimos seis meses. Además del seguro, el Estado otorgará a aquellos que lo requieran servicios de “orientación y asistencia en la búsqueda de empleo”, “intermediación laboral para la incorporación al empleo en el sector público y privado”, “formación básica y profesional”, “participación en actividades de entrenamiento para el trabajo” y “asistencia técnica para la formulación de proyectos de autoempleo”. La década está ganada, auque todavía falta mucho. 
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Avances año a año

19/9/2008: Primer fallo en el país y en Latinoamérica en el que la Justicia autoriza a cambiar su DNI a una persona sin realizarse la intervención quirúrgica adecuada.

9/5/2012: Se sanciona por amplia mayoría la ley de Identidad de Género.

7/5/2013: El Ministerio de Trabajo extiende el seguro de capacitación y empleo a víctimas de violencia de género, travestis y transexuales.

8/5/2012: Por primera vez una transexual se jubila a una edad distinta a la correspondiente por su sexualidad biológica.

Fuente: Revista Veintitrés.

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