martes, 30 de julio de 2013

"ES UN HONOR ASESORAR A LA ONU"

Rut Diamint, investigadora. Es profesora y especialista en desarme. Dice que la Nación actúa de manera íntegra con respecto al desarme. Integra una junta consultiva de Naciones Unidas.  



Fueron años de trabajo volcados a la investigación en el campo de la seguridad y el desarme. Rut Diamint, profesora de Seguridad Internacional en la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicet), tendrá la misión de asesorar a las Naciones Unidas por el término de tres años. Su experiencia en la materia pesó a la hora de elegir expertos en la región, y por esa razón formará parte de un reducido y selecto grupo denominado Junta Consultiva en Asuntos de Desarme de la ONU. Diamint, que fue designada por el secretario general, Ban Ki-Moon, y que va a prestar servicios a título personal, explica los alcances de su tarea en el organismo internacional.

–¿Cuál es el objetivo de la Junta Consultiva?

–La idea es que el secretario general tenga una junta de producción de conocimiento independiente que prepare documentos para que pueda entender mejor y profundizar algunas cuestiones vinculadas a políticas de desarme y control de armamentos. La junta puede trabajar a requerimiento del secretario o bien por sugerencia de la misma comisión cuando haya un tema importante en la agenda de la seguridad global. 

–¿En qué tema están trabajando hoy?

–Son temas que están en la agenda de debate de Naciones Unidas y que han sido propuestos por países. En este año, lo que estamos tratando específicamente y como primer tema es lo que se llama las zonas desnuclearizadas, es decir, zonas libre de armas de destrucción masiva que ya existen siete, y que se pretende sean más. Otro tema es el impacto de las nuevas tecnologías como por ejemplo los “Drones” (aviones no tripulados) y las tecnologías satelitales donde el hombre no interviene y que puede tener algún impacto colateral sobre población civil no combatiente.

–¿Se aplica el desarme en escalas inferiores?

–Hay un tratado que se está negociando que ya lleva muchos años de trabajo, aunque en cuestiones de desarme no se habla de armas livianas. Este tema –en el que no trabajé– no es fácil resolver porque debe resolverse entre una cantidad de países. Hay que aclarar que Naciones Unidas no tiene el poder propio sino el poder de los Estados que están representados. A pesar de que la fórmula es un Estado-un voto, hay Estados que tienen más influencia. El tratado que se viene negociando desde hace mucho tiempo se centra en las armas livianas, las usadas no por ejércitos nacionales sino por otro tipo de actores como el crimen organizado o bandas politizadas.

–¿Cómo esta ubicada la Argentina en la cuestión desarme?

–En los grandes temas como la de no proliferación, la Argentina es un país con una conducta coherente y clara desde el retorno de la democracia. Es un país que ha firmado y puesto en práctica la mayoría de los tratados y que promovió a través de los regímenes.

–¿Qué siente al asesorar a Naciones Unidas?

–No hice un camino para esto, pero es un honor muy grande. Además existe la posibilidad de escuchar a miembros de países importantes o de políticas definitorias y saber qué preocupaciones tiene el secretario general en directo. Se intenta que esta junta tenga un equilibrio por regiones y si se puede, algo de división de género para que las comisiones no sean sólo masculinas. No hay tantas personas que en América latina trabajen estos temas y supongo que porque tengo algunos trabajos publicados alguien sugirió mi nombre. Es muy positivo como posibilidad de informarse y entrenarse. 

Fuente: Revista Veintitrés.

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