martes, 30 de julio de 2013

PANZAS PARA SIEMPRE

Bellymask, el molde que inmortaliza el embarazo. Los nueve meses de embarazo son el único momento donde uno puede decirle a una mujer que tiene panza, que “se le nota” o engordó, y se lo va a tomar como un piropo –y no como el peor de los agravios–. Hay redondas, puntiagudas, con el pupo para afuera, tatuadas, con estrías, bronceadas o pálidas. Algunas las exhiben en privado, mientras que otras arman books de fotos o sesiones de body painting.

pOR DEBORAH MANIOWICZ

Para las más osadas, el último grito de la moda, que aterrizó en la Argentina en agosto del año pasado y es un boom en Estados Unidos, España y Australia, es inmortalizar la dulce espera realizando un molde de yeso tridimensional que reproduzca la fisonomía del vientre. Se llama Bellymask y es un kit que se comercializa bajo la insignia “Do it yourself”, “hacelo vos misma”. La idea es que las embarazadas creen su propio molde en compañía de familiares o amigos sin necesidad de pedir ayuda a un experto. El pack incluye todos los materiales para crear la escultura: rollos de venda enyesada, lubricante, guantes descartables, una tela protectora y el “paso a paso”. Es tan simple que en sólo 30 minutos uno puede perpetuar la metamorfosis corporal producto de la gestación.

Victoria Podestá es la emprendedora que desarrolló el producto en la Argentina. “Cuando quedé embarazada en 2003 empecé a buscar información en la web. Leí sobre el producto en una página web de Estados Unidos y como mi cuñado vive ahí lo compré y él me lo hizo llegar. Hicimos el molde con mi marido y nos encantó: fue una experiencia buenísima, nos divertimos mucho. Cuando volví a quedar embarazada no lo dudé y repetimos la experiencia. Finalmente, decidimos instalar el producto acá, con materiales hipoalergénicos –certificados por ANMAT– de industria nacional”, cuenta Podestá y afirma que desde agosto a la fecha lleva 500 kits vendidos.

La inversión estimada que realizó Podestá para montar la firma es de 30 mil pesos y el precio de venta sugerido para el producto, que se comercializa en espacios de maternidad como Maternelle, Creciendo, Canguras, Chocolette y El Clan Tedan, entre otros, además de Facebook y Mercado Libre, es de 260 pesos. Aunque la empresaria aclara que “algunos lo venden más barato y otros más caro”, teniendo en cuenta los 500 kits vendidos, la facturación alcanzaría los 130 mil pesos: un negocio redondo.

La técnica es tan sencilla como la que utilizan los chicos para hacer máscaras con globos. Según reza el instructivo, el proceso puede resumirse en cinco etapas: 1) aplicar lubricante en toda la zona de la piel que va a estar en contacto con el yeso; 2) humedecer las tiras en agua tibia y quitar el excedente de agua; 3) cubrir con tres o cuatro capas para lograr un molde firme; 4) esperar diez minutos a que el yeso se seque; 5) quitar los excedentes con una tijera y lijar la superficie.

“Cuando fui a Creciendo a comprar el cochecito para el bebé vi el molde colgado y me encantó la idea y el vendedor me dijo que podía comprar un kit y hacerlo en casa. Con Javi, mi marido, no lo dudamos. Como todavía me faltaban unas semanas para la mejor época, lo guardamos. El día de hacerlo fue superdivertido y emotivo, filmamos todo el proceso y cuando lo vimos, no podíamos creer cuántas caricias había recibido la panza. Fue un momento de mamá, papá y Mili privado”, cuenta Mariana. Para decorarlo, optó por llenarlo de firmas: “Hicimos un asado y les pedimos a tíos, abuelos y amigos que escriban deseos para nuestra hija y fue otro momento muy especial. Primero la pintamos de rosa clarito y compramos un marcador dorado para que cada uno escriba y dibuje lo que quiera”.

Paula Acosta, psicóloga de 31 años y embarazada de 6 meses y medio, es la modelo que ilustra esta nota y comparte la experiencia del proceso. “Fue casi un mimo, una buena terapia para mí y mi beba. En ningún momento sentí frío y la sensación fue muy placentera. Todavía no sé qué uso le voy a dar al molde pero una buena opción es llenarla de buenos deseos en el baby shower. Todavía tengo unos meses para pensarlo”.

El secado tarda 24 horas y si bien la opción de colocar las firmas es una de las más populares, las variantes son infinitas. Podestá cuenta que las técnicas van desde pintura acrílica, entelado y collage hasta colocar las huellas de los piecitos y manitos del bebé una vez que nazca o estampar una foto familiar. Otra alternativa va de la mano con uno de los lemas de la empresa: “Mostrales a tus hijos cómo fue su primer hogar en tu cuerpo”: esperar a que el niño crezca y decorarla juntos.

En cuanto al perfil de las clientas, la creadora de Bellymask cuenta que se trata de un “público extranjerizado, gente que ha viajado y sigue las tendencias internacionales. Los argentinos todavía están evaluando el producto y no se los ve tan convencidos. Además, las argentinas tienen todo un tema con la panza y los rollos. Les preocupa verse gordas y apenas tienen el hijo, hacen lo imposible para que la panza desaparezca cuanto antes”.

Algunas usuarias realizan el molde con el único fin de vivir la experiencia del proceso. Otras valoran el recuerdo: conservar la imagen exacta de cómo fue el embarazo. Una propuesta tan insólita como atractiva. Y sí, el negocio de la maternidad da para todo. 
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Opinión

A la embarazada le encajás cualquier cosa
Por Dalia Gutman

La mujer es de por sí un ser consumista y la embarazada es un extremo: le encajás cualquier cosa. Todas tenemos ese pensamiento de que es una etapa única de la vida, que sólo dura nueve meses y que si no hacés todo lo que te ofrece el mercado, después te vas a arrepentir. Te da culpa y lo terminás haciendo. Por ejemplo, la 4D te la hacés al pedo, porque se ve un monstruito horrible. La panza de yeso es otra boludez. Ojo, la panza de las embarazadas es hermosa y es un momento de mucho cambio corporal así que lo hubiera dudado y hasta habría averiguado el precio porque en ese momento dudaba todo y hubiera pensado que si no lo hacía me quedaría sin el recuerdo de la panza, pero creo que después hubiera recapitulado y me hubiera autofrenado. Hacerse un yeso de la panza y después guardarlo para que lo vea tu hijo ya es cualquier cosa.  Es el súmmum del consumo boludo.

Fuente: Revista Veintitrés.

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