El presidente uruguayo, José Mujica, realizó dos encuentros de trabajo, uno ante dirigentes sindicales y otro ante empresarios, donde fijó la posición de su administración sobre temas clave. Pasado y actualidad de su marxismo.
Por Ernesto Tulbovitz
Me limité a decir mis ideas, las que todos conocen, las que pasan por lo que yo creo es ayudar a que Uruguay tenga un capitalismo en serio para que haya más trabajo y por tanto más para repartir. Fue eso.” Eso, como señala José Pepe Mujica, son las palabras que les transmitió a empresarios argentinos del sector inmobiliario de Maldonado el pasado miércoles 1º de diciembre al mediodía, luego de retirarse del restaurante Boca Chica, en el puerto de Punta del Este.
Ese día, el jefe de Estado uruguayo pronunció un discurso ante unos 200 empresarios hoteleros, inmobiliarios y gastronómicos con los que almorzó en el cierre de las actividades de Destino Punta del Este, una entidad público-privada fundada hace ocho años para promocionar en el exterior al principal balneario uruguayo. Más allá de los camarones en la entrada y del salmón del plato principal, conceptualmente, Mujica realizó la misma arenga que daría tres días después ante 300 dirigentes sindicales en un desayuno de trabajo en la sede del PIT-CNT, la central sindical única uruguaya. Un discurso que tuvo una fuerte impronta marxista: el logro de una verdadera prosperidad sólo pasa desarrollando en su plenitud al capitalismo.
En la central obrera, rodeado de varios ministros, Mujica dijo que seguía “teniendo los mismos cuestionamientos para el capitalismo que hace 40 años”, pero planteó que “el advenimiento de sociedades mejores requiere como presupuesto básico y mínimo sociedades decentes desde el punto de vista económico y que, por lo tanto, este período tiene que desarrollar al máximo las fuerzas productivas y masificar el conocimiento y la cultura”. Operadores de primer nivel del gobierno dijeron a Miradas al Sur que el discurso de Mujica ante la dirigencia obrera local “constituye, junto con su discurso de asunción del 1º de marzo de 2010 y su alocución ante la cumbre de Río de Janeiro, las piezas centrales de su pensamiento estratégico”. Un diplomático local con fuerte prédica a nivel de Europa y Latinoamérica rescató para este periódico “el coraje de Mujica de decir lo que dijo, siendo un hombre de izquierda, a sus compañeros sindicalistas. Eso no lo hace nadie”.
Mujica compartió un desayuno de trabajo con la cúpula sindical uruguaya, acompañado por los ministros Fernando Lorenzo (Economía), Eduardo Brenta (Trabajo), Bernando Kreimerman (Industria), Daniel Olesker (Desarrollo Social), Enrique Pintado (Transporte) y Raquel Lejtreger (interina de Vivienda).
Ese día, el jefe de Estado uruguayo pronunció un discurso ante unos 200 empresarios hoteleros, inmobiliarios y gastronómicos con los que almorzó en el cierre de las actividades de Destino Punta del Este, una entidad público-privada fundada hace ocho años para promocionar en el exterior al principal balneario uruguayo. Más allá de los camarones en la entrada y del salmón del plato principal, conceptualmente, Mujica realizó la misma arenga que daría tres días después ante 300 dirigentes sindicales en un desayuno de trabajo en la sede del PIT-CNT, la central sindical única uruguaya. Un discurso que tuvo una fuerte impronta marxista: el logro de una verdadera prosperidad sólo pasa desarrollando en su plenitud al capitalismo.
En la central obrera, rodeado de varios ministros, Mujica dijo que seguía “teniendo los mismos cuestionamientos para el capitalismo que hace 40 años”, pero planteó que “el advenimiento de sociedades mejores requiere como presupuesto básico y mínimo sociedades decentes desde el punto de vista económico y que, por lo tanto, este período tiene que desarrollar al máximo las fuerzas productivas y masificar el conocimiento y la cultura”. Operadores de primer nivel del gobierno dijeron a Miradas al Sur que el discurso de Mujica ante la dirigencia obrera local “constituye, junto con su discurso de asunción del 1º de marzo de 2010 y su alocución ante la cumbre de Río de Janeiro, las piezas centrales de su pensamiento estratégico”. Un diplomático local con fuerte prédica a nivel de Europa y Latinoamérica rescató para este periódico “el coraje de Mujica de decir lo que dijo, siendo un hombre de izquierda, a sus compañeros sindicalistas. Eso no lo hace nadie”.
Mujica compartió un desayuno de trabajo con la cúpula sindical uruguaya, acompañado por los ministros Fernando Lorenzo (Economía), Eduardo Brenta (Trabajo), Bernando Kreimerman (Industria), Daniel Olesker (Desarrollo Social), Enrique Pintado (Transporte) y Raquel Lejtreger (interina de Vivienda).
Progresismo. Mujica consideró a su gobierno y al de su antecesor, Tabaré Vázquez, como progresistas. Y de inmediato pasó a dar su definición de progresismo: “Es el intento de mitigar las injusticias del capitalismo, mejorar la distribución, mejorar el ingreso y acotar las diferencias de clase”.
Consideró que el progresismo supone aplicar “un conjunto de reformas que son sucesivas, acumulativas, y que encajan con la democracia representativa perfectamente”.
El presidente uruguayo precisó que estos gobiernos del Frente Amplio “no se desentienden de las demandas del hoy del hombre de la calle (...) en nombre de un programa utópico para dentro de 50 años”.
“Se está siempre en la frontera del capitalismo, respetando su exigencia básica de seguridad jurídica, previsibilidad, estabilidad y el juego de un conjunto de políticas que permiten el desarrollo de la iniciativa y de la vida empresarial”, dijo. Aunque admitió que “ésa es la limitante que tiene el progresismo”. Entonces, “cabe el reproche de que el capitalismo no está cuestionado en su esencia porque sigue dándose la explotación del hombre por el hombre”.
Igualmente, de inmediato reivindicó al progresismo puesto que, a su juicio, lo que ha hecho y hace “no es poco”. Mencionó que “ocho años de reformas, con 850.000 personas que se arrancan de la pobreza, no es moco de pavo”.
Mujica, que en todo momento se dirigió a su audiencia sindical con la palabra “compañeros” negó que los uruguayos vivan en un “mundo perfecto”, e insistió con que “tenemos un acumulado que vale la pena y que hay que defender”.
“Yo no pensaba así, compañeros. Sigo teniendo más cuestionamientos con el capitalismo que los que tenía hace 40 años, sobre todo a la ética del capitalismo. Pero también hemos aprendido a lo largo de muchos años”, indicó el presidente.
Mujica opinó que “el advenimiento de sociedades mejores requiere como presupuesto básico y mínimo sociedades decentes desde el punto de vista económico, que por lo tanto tienen que desarrollar al máximo, en esta etapa, la fuerza productiva y la masificación del conocimiento y la cultura. Sin eso previamente, no se crea ninguna sociedad mejor y, para mí, la historia contemporánea lo enseña, porque no se puede crear una sociedad mejor con la masiva ignorancia popular que todavía existe en el seno de nuestro pueblo”, señaló.
Semanas después, el presidente uruguayo ensayó al menos dos veces más una defensa del sistema capitalista para gobernar en la sociedad contemporánea. El 19 de diciembre reivindicó al capitalismo “en serio” como herramienta para la prosperidad económica, y luego, durante una entrevista con el periodista Guillermo Lussich, fue muy claro: “Si la inversión es el motor de la expansión económica, para invertir se necesita tener voluntad de riesgo. A esa voluntad de riesgo hay que ayudarla. Porque si yo la estoy amenazando y el tipo tiene incertidumbres, no da ese salto de riesgo. Y ese es el motor que está empujando el aumento constante y el desarrollo de la economía. Así se mueve la economía capitalista y esto hay que reconocerlo con objetividad. Si uno tira demasiado de la piola, ¿qué pasa? Hace peligrar el análisis de futura rentabilidad que el empresario puede tener y el tipo no corre el riesgo. Y se va para otro lado o se queda quieto. Sencillamente, es eso”, dijo durante la entrevista, transmitida por los programas Punta Política, de Canal 11 de Punta del Este, y Realidad 2012, de Canal 3 de Colonia.
Mujica advirtió contra esa tentación de “tirar demasiado de la piola” con el objetivo de “apretar” a los capitalistas, porque “si ese proceso se hace masivo, tiende a haber una conducta social que (provoca) el quietismo empresarial, no pasa nada y nos empezamos a quedar congelados, como estuvimos en nuestro país. Pasamos como 30 años quietitos. No pasaba nada, nadie hacía olas, no había cambios, nada... pero seguro, tampoco había progreso”.
El mandatario señaló que se trata de “una cuestión fina, porque si a mí me ven de la extrema izquierda, me van a decir ‘pero viejo, ¡cómo cambiaste!’, y yo no cambié nada. Interpreto al mundo como es”.
“Más vale que le vaya comiendo de a poquito, pero permanente, sacándole un chorrito, que a la larga le voy a comer mucho más y voy a tener para distribuir. Los negros africanos, por tradición cultural, aprendieron esto: una vaca lechera no se mata jamás. Se la ordeña. Porque con esos chorritos, se le saca mucho más comida que la que tiene en el cuerpo. (...) Si usted se la come, un día hará un buen asado, pero después no tiene un chorrito de leche para mantenerse a lo largo de la vida. Así nomás de sencillo”, explicó.
Expresamente, Mujica aceptó: “Yo hago migas con el capitalismo. ¡Vamo’ arriba! Porque necesito que me den muchos de esos chorritos para instrucción, para multiplicar la capacidad tecnológica del pueblo, para tapar los agujeros sociales que tenemos. Si no, si se me dispara, después no tengo nada para repartir”.
Según contó, en la izquierda “hay gente que simplifica y se cree que al socialismo se va a llegar con una arremetida, revoleando el lazo y ya estamos en una sociedad nueva. ¡No, papá! Necesitamos una sociedad muy rica, muy instruida. Está mucho más cerca Noruega que nosotros del socialismo. Yo no creo que se pueda crear ningún socialismo para repartir miseria. Porque eso es repartir angustia. Y la gente no quiere angustia. La gente quiere vivir lo mejor posible, masivamente. Yo sé que ésta es una lucha brava. Por el lado capitalista, le desconfían. Y por el lado de la izquierda, lo tratan de que abdicó”.
Consideró que el progresismo supone aplicar “un conjunto de reformas que son sucesivas, acumulativas, y que encajan con la democracia representativa perfectamente”.
El presidente uruguayo precisó que estos gobiernos del Frente Amplio “no se desentienden de las demandas del hoy del hombre de la calle (...) en nombre de un programa utópico para dentro de 50 años”.
“Se está siempre en la frontera del capitalismo, respetando su exigencia básica de seguridad jurídica, previsibilidad, estabilidad y el juego de un conjunto de políticas que permiten el desarrollo de la iniciativa y de la vida empresarial”, dijo. Aunque admitió que “ésa es la limitante que tiene el progresismo”. Entonces, “cabe el reproche de que el capitalismo no está cuestionado en su esencia porque sigue dándose la explotación del hombre por el hombre”.
Igualmente, de inmediato reivindicó al progresismo puesto que, a su juicio, lo que ha hecho y hace “no es poco”. Mencionó que “ocho años de reformas, con 850.000 personas que se arrancan de la pobreza, no es moco de pavo”.
Mujica, que en todo momento se dirigió a su audiencia sindical con la palabra “compañeros” negó que los uruguayos vivan en un “mundo perfecto”, e insistió con que “tenemos un acumulado que vale la pena y que hay que defender”.
“Yo no pensaba así, compañeros. Sigo teniendo más cuestionamientos con el capitalismo que los que tenía hace 40 años, sobre todo a la ética del capitalismo. Pero también hemos aprendido a lo largo de muchos años”, indicó el presidente.
Mujica opinó que “el advenimiento de sociedades mejores requiere como presupuesto básico y mínimo sociedades decentes desde el punto de vista económico, que por lo tanto tienen que desarrollar al máximo, en esta etapa, la fuerza productiva y la masificación del conocimiento y la cultura. Sin eso previamente, no se crea ninguna sociedad mejor y, para mí, la historia contemporánea lo enseña, porque no se puede crear una sociedad mejor con la masiva ignorancia popular que todavía existe en el seno de nuestro pueblo”, señaló.
Semanas después, el presidente uruguayo ensayó al menos dos veces más una defensa del sistema capitalista para gobernar en la sociedad contemporánea. El 19 de diciembre reivindicó al capitalismo “en serio” como herramienta para la prosperidad económica, y luego, durante una entrevista con el periodista Guillermo Lussich, fue muy claro: “Si la inversión es el motor de la expansión económica, para invertir se necesita tener voluntad de riesgo. A esa voluntad de riesgo hay que ayudarla. Porque si yo la estoy amenazando y el tipo tiene incertidumbres, no da ese salto de riesgo. Y ese es el motor que está empujando el aumento constante y el desarrollo de la economía. Así se mueve la economía capitalista y esto hay que reconocerlo con objetividad. Si uno tira demasiado de la piola, ¿qué pasa? Hace peligrar el análisis de futura rentabilidad que el empresario puede tener y el tipo no corre el riesgo. Y se va para otro lado o se queda quieto. Sencillamente, es eso”, dijo durante la entrevista, transmitida por los programas Punta Política, de Canal 11 de Punta del Este, y Realidad 2012, de Canal 3 de Colonia.
Mujica advirtió contra esa tentación de “tirar demasiado de la piola” con el objetivo de “apretar” a los capitalistas, porque “si ese proceso se hace masivo, tiende a haber una conducta social que (provoca) el quietismo empresarial, no pasa nada y nos empezamos a quedar congelados, como estuvimos en nuestro país. Pasamos como 30 años quietitos. No pasaba nada, nadie hacía olas, no había cambios, nada... pero seguro, tampoco había progreso”.
El mandatario señaló que se trata de “una cuestión fina, porque si a mí me ven de la extrema izquierda, me van a decir ‘pero viejo, ¡cómo cambiaste!’, y yo no cambié nada. Interpreto al mundo como es”.
“Más vale que le vaya comiendo de a poquito, pero permanente, sacándole un chorrito, que a la larga le voy a comer mucho más y voy a tener para distribuir. Los negros africanos, por tradición cultural, aprendieron esto: una vaca lechera no se mata jamás. Se la ordeña. Porque con esos chorritos, se le saca mucho más comida que la que tiene en el cuerpo. (...) Si usted se la come, un día hará un buen asado, pero después no tiene un chorrito de leche para mantenerse a lo largo de la vida. Así nomás de sencillo”, explicó.
Expresamente, Mujica aceptó: “Yo hago migas con el capitalismo. ¡Vamo’ arriba! Porque necesito que me den muchos de esos chorritos para instrucción, para multiplicar la capacidad tecnológica del pueblo, para tapar los agujeros sociales que tenemos. Si no, si se me dispara, después no tengo nada para repartir”.
Según contó, en la izquierda “hay gente que simplifica y se cree que al socialismo se va a llegar con una arremetida, revoleando el lazo y ya estamos en una sociedad nueva. ¡No, papá! Necesitamos una sociedad muy rica, muy instruida. Está mucho más cerca Noruega que nosotros del socialismo. Yo no creo que se pueda crear ningún socialismo para repartir miseria. Porque eso es repartir angustia. Y la gente no quiere angustia. La gente quiere vivir lo mejor posible, masivamente. Yo sé que ésta es una lucha brava. Por el lado capitalista, le desconfían. Y por el lado de la izquierda, lo tratan de que abdicó”.
Las dos corrientes del gobierno. Ante los dirigentes del PIT-CNT, el jefe de Estado habló de los dos sectores que coexisten al interior del gobierno y del Frente Amplio. “No hay un solo progresismo”, advirtió. El programa frenteamplista “pone de acuerdo a quienes tienen visiones distintas”.
A juicio del presidente, en el Frente Amplio están “aquellos que creen que esto queda ahí, en un conjunto de reformas sucesivas, tratando de mitigar las peores vergüenzas del capitalismo para lograr una sociedad relativamente más justa, más rica y menos ignorante, aunque la cosa queda ahí”.
Por otro lado, agregó, hay “otros que soñamos que hay que crear las condiciones sociales para otro tipo de sociedad”, pero evitó definir las características que, para él, tendría ese otro tipo de sociedad.
Mujica llamó a los sindicalistas a “militar en esta etapa y multiplicar”, pues “el capitalismo nos tiene que pagar impuestos para masificar y mejorar la enseñanza, nos tiene que ayudar para crear riqueza, mejorar el reparto y tratar de hacer frente a las peores vergüenzas que tiene nuestra sociedad”.
El presidente dijo que “si no existe voluntad política de los gobiernos, no existe ese reparto”, pero reiteró su advertencia a los jefes sindicales: “Hay un límite, compañeros. ¿Cuál es ese límite? El funcionamiento de la sociedad capitalista”.
Durante su discurso ante la cúpula sindical, el mandatario adelantó que al aumento de los precios al consumidor “le vamos a tirar con todo lo que podamos”, porque el gobierno tiene “claro que permitir que se dispare la inflación nos haría mucho mal, sobre todo a la distribución de los más débiles”.
Mujica dedicó unos minutos para caracterizar al capitalismo. Dijo que tiene “una terrible fuerza creadora y un empuje formidable que ha sacudido y ha modificado el mundo, aunque lleva en sus entrañas un brutal egoísmo”. Y afirmó que “todos (...) tenemos reacciones capitalistas, puesto que lo más difícil que hay en una sociedad no es transformar los medios de producción y las relaciones de producción; lo más difícil (...) es el cambio cultural”.
“No hay ningún triunfo a la vuelta de la esquina, mañana, y ningún programa salvador, definitivamente. Hay una lucha larguísima y las revoluciones no son un desfile con pancartas. Las revoluciones son acumulaciones históricas, de décadas, que terminan cambiando valores culturales en la sociedad”, resaltó el mandatario. Y agregó: “¿Cuánto le llevó al cristianismo la revolución burguesa? Todavía no terminó siquiera. Hay pila de países en el mundo que piensan que los reyes son de origen divino. ¡Fíjense! Y lo creen de buena fe”.
A juicio del presidente, en el Frente Amplio están “aquellos que creen que esto queda ahí, en un conjunto de reformas sucesivas, tratando de mitigar las peores vergüenzas del capitalismo para lograr una sociedad relativamente más justa, más rica y menos ignorante, aunque la cosa queda ahí”.
Por otro lado, agregó, hay “otros que soñamos que hay que crear las condiciones sociales para otro tipo de sociedad”, pero evitó definir las características que, para él, tendría ese otro tipo de sociedad.
Mujica llamó a los sindicalistas a “militar en esta etapa y multiplicar”, pues “el capitalismo nos tiene que pagar impuestos para masificar y mejorar la enseñanza, nos tiene que ayudar para crear riqueza, mejorar el reparto y tratar de hacer frente a las peores vergüenzas que tiene nuestra sociedad”.
El presidente dijo que “si no existe voluntad política de los gobiernos, no existe ese reparto”, pero reiteró su advertencia a los jefes sindicales: “Hay un límite, compañeros. ¿Cuál es ese límite? El funcionamiento de la sociedad capitalista”.
Durante su discurso ante la cúpula sindical, el mandatario adelantó que al aumento de los precios al consumidor “le vamos a tirar con todo lo que podamos”, porque el gobierno tiene “claro que permitir que se dispare la inflación nos haría mucho mal, sobre todo a la distribución de los más débiles”.
Mujica dedicó unos minutos para caracterizar al capitalismo. Dijo que tiene “una terrible fuerza creadora y un empuje formidable que ha sacudido y ha modificado el mundo, aunque lleva en sus entrañas un brutal egoísmo”. Y afirmó que “todos (...) tenemos reacciones capitalistas, puesto que lo más difícil que hay en una sociedad no es transformar los medios de producción y las relaciones de producción; lo más difícil (...) es el cambio cultural”.
“No hay ningún triunfo a la vuelta de la esquina, mañana, y ningún programa salvador, definitivamente. Hay una lucha larguísima y las revoluciones no son un desfile con pancartas. Las revoluciones son acumulaciones históricas, de décadas, que terminan cambiando valores culturales en la sociedad”, resaltó el mandatario. Y agregó: “¿Cuánto le llevó al cristianismo la revolución burguesa? Todavía no terminó siquiera. Hay pila de países en el mundo que piensan que los reyes son de origen divino. ¡Fíjense! Y lo creen de buena fe”.
Punta del Este. Luego de hablar con los sindicalistas, destacó el valor “de la inversión inmobiliaria” y el rol de “esa espléndida actividad que se llama turismo”. Dijo que esa inversión es “menos sonora pero más importante en valor”: “Se ha transformado en una de las cosas mas importantes del Uruguay contemporáneo sustentado en la generación del valor y en su multiplicación”.
“Hemos inventado un tipo de civilización en que si la economía no crece es como que se viniera el fin de mundo, pero para que la economía crezca tiene que haber más consumo y gastar más (....). Y consumir más y no parar. Y también desarrollar la innovación que en realidad es inventar cosas nuevas para vender”, comentó.
Mujica igualmente la emprendió contra lo que consideró el modelo despilfarrador de los recursos y dijo que esa es “la contradicción con patas” del momento. “No se confundan. Yo no hago una apología de la pobreza ni llamo a quedarse quieto y volver a la época de las cavernas (...), estoy en contra de la sociedad del despilfarro intelectualmente pero soy gobernante y no puedo hacer un carajo pero déjenme la libertad de decir lo que pienso”, remarcó.
El presidente asumió estar en el medio: “Tengo que luchar por multiplicar la riqueza de mi pueblo, porque mi pueblo pueda gastar más y tenga acceso a los bienes producto del desarrollo de la ciencia y brindar los mejores de servicios de salud y educación. Ese mundo mejor precisa gente instruida y eso se llama tensar las fuerzas productivas de nuestra sociedad porque no creo que con un pueblo muerto de hambre se pueda construir una sociedad mejor”.
“Hemos inventado un tipo de civilización en que si la economía no crece es como que se viniera el fin de mundo, pero para que la economía crezca tiene que haber más consumo y gastar más (....). Y consumir más y no parar. Y también desarrollar la innovación que en realidad es inventar cosas nuevas para vender”, comentó.
Mujica igualmente la emprendió contra lo que consideró el modelo despilfarrador de los recursos y dijo que esa es “la contradicción con patas” del momento. “No se confundan. Yo no hago una apología de la pobreza ni llamo a quedarse quieto y volver a la época de las cavernas (...), estoy en contra de la sociedad del despilfarro intelectualmente pero soy gobernante y no puedo hacer un carajo pero déjenme la libertad de decir lo que pienso”, remarcó.
El presidente asumió estar en el medio: “Tengo que luchar por multiplicar la riqueza de mi pueblo, porque mi pueblo pueda gastar más y tenga acceso a los bienes producto del desarrollo de la ciencia y brindar los mejores de servicios de salud y educación. Ese mundo mejor precisa gente instruida y eso se llama tensar las fuerzas productivas de nuestra sociedad porque no creo que con un pueblo muerto de hambre se pueda construir una sociedad mejor”.
Con el Pepe en Chile
“Esta derecha no es la misma que antes y nosotros tampoco somos lo mismo”
“Esta derecha no es la misma que antes y nosotros tampoco somos lo mismo”
Para el presidente uruguayo José Mujica, el discurso del presidente chileno Sebastián Piñera en la cena de la cumbre de la Celac, el del presidente colombiano Juan Manuel Santos y el del jefe de Estado de Panamá Ricardo Martinelli, que son “gente que piensa muy distinto del resto, tiene en común un punto de concordancia, y es el de decir ‘vamos juntos’”.
Para Mujica, “cada uno puede tener una explicación diferente de por qué ocurre esto, pero ocurre y hay que entenderlo y no subestimarlo”. El presidente uruguayo dijo a Miradas al Sur que “evaluar a los presidentes originarios de la derecha, que son presidentes porque el pueblo los votó con la mirada congelada en el tiempo es no entender la realidad. El tiempo pasa para todos. Esta derecha no es la misma derecha que había y nosotros tampoco somos lo mismo. Objetivamente es así”.
En su intervención ante la cumbre con la Unión Europea, realizada en Santiago de Chile, Mujica adoptó como tema la falta de regulación de los sistemas bancarios, algo que, dijo, generó parte de la crisis de América y ahora de Europa. Y habló cómo al mismo tiempo desde el G-20 se critican los llamados “paraísos fiscales” de la región. Merkel asintió con su cabeza el comentario del presidente Mujica, que habló del punto con Cristina Fernández y lo hará con Rousseff.
Previamente, en declaraciones a la cadena Rusia Today, realizadas el viernes 25 tras llegar a Santiago, Mujica expresó que el subcontinente está actuando “sin el patrón del Norte”: “Estamos empezando a ser patrones de nosotros mismos, con un diálogo de igual a igual. Nunca se vio en la historia de nuestra América un clima como el que estamos viviendo. Antes no podíamos ni sentarnos juntos y ahora estamos dispuestos a cargar cada uno con la mochila de nuestras diferencias”.
Para Mujica, “cada uno puede tener una explicación diferente de por qué ocurre esto, pero ocurre y hay que entenderlo y no subestimarlo”. El presidente uruguayo dijo a Miradas al Sur que “evaluar a los presidentes originarios de la derecha, que son presidentes porque el pueblo los votó con la mirada congelada en el tiempo es no entender la realidad. El tiempo pasa para todos. Esta derecha no es la misma derecha que había y nosotros tampoco somos lo mismo. Objetivamente es así”.
En su intervención ante la cumbre con la Unión Europea, realizada en Santiago de Chile, Mujica adoptó como tema la falta de regulación de los sistemas bancarios, algo que, dijo, generó parte de la crisis de América y ahora de Europa. Y habló cómo al mismo tiempo desde el G-20 se critican los llamados “paraísos fiscales” de la región. Merkel asintió con su cabeza el comentario del presidente Mujica, que habló del punto con Cristina Fernández y lo hará con Rousseff.
Previamente, en declaraciones a la cadena Rusia Today, realizadas el viernes 25 tras llegar a Santiago, Mujica expresó que el subcontinente está actuando “sin el patrón del Norte”: “Estamos empezando a ser patrones de nosotros mismos, con un diálogo de igual a igual. Nunca se vio en la historia de nuestra América un clima como el que estamos viviendo. Antes no podíamos ni sentarnos juntos y ahora estamos dispuestos a cargar cada uno con la mochila de nuestras diferencias”.
Fuente: Miradas al Sur.
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