Matias Reck, director de la Editorial Milena Caserola. Es el ideólogo de la Feria del Libro Independiente. Nacieron como un contrapunto a diferentes editoriales más comerciales. Un trabajo en equipo.
POR BRUNO LAZZARO
Cada fin de semana, en alguna parte de América del Sur, decenas de puesteros arman sus stands henchidos de sueños como parte de la feria del libro independiente –F.L.I.A.–. Matías Reck, director de la editorial Milena Caserola –y uno de los ideólogos de la F.L.I.A.–, explica algunas de las razones por las que el encuentro se convirtió en clásico y por qué parece no tener punto final.
–¿Cómo nace la F.L.I.A.?
–En 2006 había mucha gente haciendo cosas con sus propias manos y los libros no eran la excepción. Era gente que venía dispersa por la crisis de 2001. Los escritores andaban con sus libros bajo el brazo y se nos ocurrió la idea de juntarnos. Se armó un movimiento cultural que va más allá del libro y de Buenos Aires. Nacimos como una contra a la feria internacional y después nos convertimos en algo complementario.
–¿Cómo se dio ese proceso?
–Al principio había 80 puesteros y después pasaron a ser 300 entre revistas, libros, fanzines, remeras. Crecimos mucho. La F.L.I.A. llegó a tener 10 mil visitas en un fin de semana. Nos transformamos en laburo de tiempo completo para mucha gente. Hay algunos puesteros que viven de la F.L.I.A. En la actualidad se hace cada tres meses, pero como llegó a La Plata, Mendoza, Rosario, Montevideo, Santiago de Chile y Bogotá, por nombrar algunas ciudades, hoy se realiza casi una vez por semana.
–¿Qué te provoca que se haya generado algo de estas características?
–Es una locura. Hay un laburo colectivo que hace difícil volver atrás. Y por eso es complicado poder confiar en otras estructuras porque lo que vos hacés con tus propias manos, circula. Con esto, volvimos a lo que era Corrientes, 50 años atrás. Hoy copamos el mercado y logramos que los libros independientes estén en las vidrieras. De esta manera se revaloriza nuestro laburo y es por esto que muchos grupos económicos y de poder quieren capitalizarnos.
–¿Y cuáles son sus movimientos ante esa avanzada?
–Seguiremos cambiando el rumbo. Aprendimos mucho en todo este tiempo. Y hoy el saber nos da poder.
–¿Cómo es la actualidad de las editoriales independientes?
–Son muchas porque hubo un crecimiento vertiginoso. Y estamos todas juntas. Gracias a esto logramos reconstruir el vínculo entre las personas y la idea del trabajo pensado desde otro lugar. Antes los escritores querían ser publicados por grandes sellos, hoy se da un proceso inverso en el que muchos autores de grandes editoriales se acercan a las editoriales independientes. Con Milena Caserola, en coautoría con otras editoriales, editamos más de trescientos títulos.
–¿Qué es lo que más le llama la atención de la narrativa de hoy?
–En los ’90 se volvió a lo barrial, pero hoy hay ciertas corrientes que se están recuperando –las historias mínimas, las novelas que describen una situación familiar–. A la vez, hoy se piensa desde una idea de barrio digital, donde las empresas o las publicidades saben captar lo que nos pasa cuando hablan de comunidad. Juegan con nuestras emociones. La poesía y la escritura en general tienen que romper con eso y crear algo nuevo. Y desde ahí, creo que las editoriales independientes nos diferenciamos en lo humano. En estar metidos con lo que sucede.
Fuente: Revista Veintitrés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario