No tenemos gas, apenas unos caloventores que no podemos encender porque salta la térmica. No podemos dar clase por el frío. ¿Nos pueden ayudar?”. El mensaje de auxilio, tan sucinto como desesperado, llegó a última hora del jueves pasado, vía e-mail, a la Defensoría del Pueblo de la Ciudad. Lo remitían desde la escuela Carlos Vaz Ferreira del barrio de Flores. Denuncias como éstas llegan a diario al área de Educación del organismo que ya registró 56 establecimientos educativos con problemas de calefacción, en las puertas del invierno.
La llegada de las bajas temperaturas puso en evidencia la ausencia de inversión en la infraestructura escolar. Ese mismo jueves, pero a la mañana, 700 personas –entre padres, estudiantes, docentes y gremialistas– abrazaron la Escuela Media Nº2 Arturo Jauretche, ubicada en la calle Monte Castro al 3700. Protestaban porque el colegio lleva más de un año con la caldera rota y, por ende, sin calefacción.
Además, la comunidad educativa repudió el sumario que el Ministerio de Educación porteño inició a las autoridades del Liceo Nº 10 Ricardo Rojas, de Balvanera, luego de que algunos alumnos se tomaran a golpes con un vecino que se quejó porque maestros y estudiantes habían cortado la calle para manifestar su indignación por la falta de calefacción en las aulas y de vidrios en las ventanas. “Aunque rechazamos cualquier tipo de violencia, no vamos a permitir que el Gobierno porteño intente ocultar con amenazas de sanciones sus propias falencias a la hora de resolver los problemas de infraestructura. En el fondo, esos castigos intentan enviar un mensaje: al que protesta porque no hay gas, lo sumariamos”, denuncia Eduardo López, Secretario General de la Unión de Trabajadores de la Educación.
Confesión de parte. La política de infraestructura escolar del macrismo no deja de sorprender. A poco de asumir, en diciembre de 2007, el entonces ministro de Educación Mariano Narodowski se presentó en la Comisión de Educación de la Legislatura porteña y calificó –según consta en las versiones taquigráficas– de “colapsado” el parque de establecimientos escolares de la Ciudad. Señaló que el 67 por ciento de los colegios estaba en una situación de grave deterioro. Tras su exposición, logró que el presupuesto destinado a la mejora de infraestructura se triplicara para 2008 y que se declarara la emergencia edilicia, de modo de poder aplicar esos fondos de manera urgente y sin burocráticas licitaciones.
A pesar de conseguir mucho más dinero y facilidades para su uso a piacere, el Gobierno porteño subejecutó el presupuesto durante 2008 y 2009: el 55 por ciento de los fondos destinados a infraestructura –unos 320 millones de pesos– no se utilizó. Cuando no se gasta una partida de dinero ya asignada, el sobrante se traslada al presupuesto del año siguiente, pero no necesariamente se dirige a la misma área, sino que puede ser redireccionado a cualquiera otra.
Con estos antecedentes, en 2010, los recursos para mejoras edilicias fueron directamente reducidos. Si se los compara con 2008, bajaron más de 50 por ciento. De los 317 millones que el gobierno porteño destinó hace dos años a infraestructura escolar, se pasó a apenas 145 para este período.
“La política del gobierno de la Ciudad es muy clara. En el mismo lapso que se redujo el presupuesto de infraestructura edilicia para escuelas públicas, el subsidio a la enseñanza privada aumentó de 400 a 800 millones. Hay un vaciamiento de la escuela estatal, convirtiéndola en una escuela pobre para chicos pobres. La mayor inversión tiene que destinarse a colegios estatales porque a ellos concurren los niños que más lo necesitan”, señala López.
Más allá de la importante reducción de fondos, el presupuesto continúa subejecutado. Según un informe de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera (Asap), una ONG abocada a estudiar las finanzas del sector público, en el primer trimestre de este año –en el que se supone se concentra la mayor cantidad de obras en las escuelas porque aún no se inicia el ciclo lectivo y permanecen vacías– se había ejecutado sólo el dos por ciento de los recursos asignados.
“El gobierno macrista dice que, en realidad, ya se utilizaron casi todos los fondos y argumentan que los pagos se realizan a fin de año. De ser así, los contratistas compran materiales, contratan personal y se bancan, sin chistar, sin cobrar hasta diciembre. Suena raro, ¿no?”, advierte López.
El problema edilicio no se reduce a la falta de gas. La Unión de Trabajadores de la Educación confeccionó un registro con 146 escuelas con serios problemas de infraestructura. Además de la falta de gas y calefacción, aparece un menú variado de deficiencias que, entre otras cosas, incluye filtraciones de los techos, caídas de mampostería, fallas en el sistema eléctrico, baños inundados, aulas clausuradas y ascensores rotos en escuelas para chicos con discapacidades motrices.
Al problema de la precariedad edilicia, a Buenos Aires se le adosa otro de iguales o mayores dimensiones: la falta de escuelas, sobre todo en la zona sur, donde la matrícula crece por encima de la media y donde se estudia en condiciones de hacinamiento. Sólo por la implementación de la asignación universal por hijo, el Ministerio de Educación de la Nación estima que la cantidad de alumnos se incrementó un 30 por ciento. En la Ciudad, por ejemplo, hay 4.300 chicos en listas de espera sólo para jardines maternales e infantiles. La construcción de nuevas escuelas se impone como solución a este problema. Sin embargo, de 112 millones de pesos que el Presupuesto 2008 asignaba para levantar nuevos edificios escolares, este año se redujeron a 18 millones. Un dato más: desde 2002 sólo se construyeron dos escuelas en toda la Ciudad.
CIFRAS PARA ENTENDER LA REALIDAD EDUCATIVA
• Subejecución de fondos. Durante 2008 y 2009, no se utilizó el 55% de la partida destinada a infraestructura.
• Menos recursos. De los 317 millones de pesos en 2008 para mejoras edilicias en las escuelas, se bajó a 145 millones en 2010.
• Lentitud en las obras. En el primer trimestre de 2010, se había ejecutado sólo el 2% de los recursos asignados.
• Falta de escuelas. De 112 millones de pesos previstos en 2008 para levantar escuelas, este año, se pasó a sólo 18.
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