Nueva York, 20 de abril.- El desencanto con el gobierno y los políticos ha crecido a niveles sin precedente a últimas fechas según sondeos; crecen la ira, la incertidumbre, el pesimismo y la desconfianza en Washington, y el fruto de esta frustración popular lo cosechan derechistas.
Nunca he visto algo parecido en mi vida declaró Noam Chomsky. Entrevistado por Chris Hedges para el sitio de Internet Truthdig, añadió que el humor del país es aterrador. El nivel de ira, frustración y odio a instituciones no está organizado de manera constructiva. Es desviado a fantasías autodestructivas en referencia a expresiones populistas de la ultraderecha.
El sentimiento antigubernamental se ha incrementado entre la sociedad, y sólo 22 por ciento dice confiar plenamente en el gobierno, según sondeos del Pew Research Center, uno de los puntos más bajos en medio siglo. Para casi toda medida concebible, hoy los estadounidenses son menos positivos y más críticos de su gobierno. Hay una tormenta perfecta de condiciones asociadas con la desconfianza hacia el gobierno: una economía abismal, un público pesimista y un descontento épico con el Congreso y los funcionarios electos afirmó Andrew Kohut, presidente del Pew Research Center, al resumir las conclusiones de una serie de sondeos.
El Pew registró que sólo 25 por ciento tiene una opinión favorable del Congreso –el punto más bajo en 50 años– y 65 por ciento expresa una opinión negativa. Cada vez más estadounidenses opinan que el gobierno tiene equivocadas las prioridades y que eso tiene un impacto negativo en sus vidas cotidianas. El 62 por ciento afirma que las políticas del gobierno benefician sólo a algunos grupos, y 56 por ciento opina que el gobierno no hace lo suficiente para ayudar al estadounidense promedio.
Además, se confirma el incremento del sentimiento antigubernamental entre un segmento de la sociedad, al duplicarse aquellos que dicen que están enojados con el gobierno federal: de 10 por ciento en 2000, a 21 por ciento hoy. Y 30 por ciento percibe que el gobierno es una amenaza para su libertad personal.
El Pew también registró, en un revés comparado con un sondeo de meses atrás, que la mayoría desconfía de un mayor papel del Estado en la economía, con la excepción de rubro del sector financiero, donde una amplia mayoría desea que el gobierno regule estrictamente a las empresas financieras.
Tal vez el sector más desencantado con el gobierno es el llamado movimiento Tea Party, expresión ultraconservadora que surgió hace un año en protesta por el proyecto de estímulo económico y que creció en visibilidad en la campaña contra la reforma de salud impulsada por el gobierno de Barack Obama. Este movimiento es mayoritariamente conformado por hombres blancos republicanos mayores de 45 años quienes se describen enojados o furiosos con Washington. Son considerados como la parte más dinámica del movimiento conservador con el propósito no sólo de detener las propuestas de Obama, sino también de atacar a políticos republicanos considerados no suficientemente conservadores.
Encuestas recientes del New York Times/CBS News, revelaron que 18 por ciento de los estadounidenses se identifican como simpatizantes del Tea Party, se clasifican muy conservadores, son sumamente pesimistas sobre la dirección del país y severamente críticos de Washington y, por supuesto, de Obama. Más de 90 por ciento de ellos cree que el país avanza por una vía equivocada y el mismo porcentaje desaprueba al presidente y su manejo político. Un 92 por ciento estima que Obama lleva al país hacia el socialismo (una opinión compartida por más de la mitad de la población en general, por cierto).
Por otro lado, las expresiones de ira popular derechista se registran al reportarse más crímenes de odio, un incremento de grupos ultraderechistas racistas, así como informes no oficiales de un creciente número de amenazas de muerte contra el presidente. Las agencias de seguridad pública han elevado el estado de alerta por lo que llaman terrorismo doméstico.
A la vez, se han reportado incidentes, varios bajo investigación, de actos de intimidación contra legisladores federales y otros políticos electos. A principios de mes, más de 30 gobernadores recibieron cartas de un grupo antigubernamental ultraconservador que les exigía su renuncia en un plazo de tres días (aunque no había amenaza de violencia), lo cual provocó que autoridades federales advirtieran a policías locales que las cartas podrían provocar comportamiento violento. Como este, hay más ejemplos a lo largo del país.
La ola de desilusión con el gobierno y los gobernantes provoca preocupación entre algunos políticos que aún no saben qué impacto podría tener en las elecciones legislativas intermedias en noviembre. Pero para otros es aún más alarmante.
Es muy similar a la Alemania de Weimar. Los paralelos son notables. También ahí había una desilusión tremenda con el sistema parlamentario apuntó Chomsky en la entrevista con Truthdig. Estados Unidos tiene mucha suerte en que no ha surgido una figura honesta y carismática ya que si eso sucediera este país estaría en verdaderos apuros por la frustración, la desilusión y la ira justificada y la ausencia de una respuesta coherente añade.
En Alemania, recordó, el enemigo creado para explicar la crisis fueron los judíos. “Aquí serán los inmigrantes ilegales y los negros. Nos dirán que los hombres blancos son una minoría perseguida. Nos dirán que tenemos que defendernos y defender el honor de la nación. Se exaltará la fuerza militar. Habrá golpizas. Esto se podría convertir en una fuerza abrumadora. Y si ocurre será más peligroso que Alemania. Estados Unidos es un poder mundial… No creo que todo esto esté lejos de suceder”.
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