lunes, 7 de junio de 2010

CÓCTEL DE SANGRE EN CIUDAD JUÁREZ














Ni el despliegue de más de ocho mil soldados, ni la depuración de las fuerzas policiales, han logrado cerrar la herida por la que se desangra Ciudad Juárez, en la frontera de México con Estados Unidos. El pasado 30 de octubre se alcanzaba la cifra de dos mil muertes vinculadas al crimen organizado: la c´fra supera la de todo 2008, cuando se contabilizaron 1.653 asesinatos.

Por Walter Goobar

Por sus calles pasearon estrellas de cine como Elizabeth Taylor y cantantes como Frank Sinatra, que visitaron la ciudad cada vez que necesitaron divorciarse o ahogar sus penas en alcohol. Dicen que en alguno de esos espléndidos bares, Marylin Monroe saboreó su primer cóctel de tequila, licor de naranja y limón que hoy se llama Margarita. Fue la época dorada de una ciudad acostumbrada a convivir desde su fundación con el vicio, las drogas y los excesos, pero que ahora sólo bebe una diaria ración de un mortífero cóctel de violencia y de muerte.

Ni el despliegue de más de ocho mil soldados, ni la renovación y capacitación de las fuerzas policiales, han logrado cerrar la herida por la que se desangra Ciudad Juárez, en la frontera de México con Estados Unidos. El pasado 30 de octubre se alcanzaba la cifra de dos mil muertes vinculadas al crimen organizado: la c´fra supera la de todo 2008, cuando se sumaron 1.653 asesinatos. Desesperados por este huracán de violencia, que ha forzado el cierre de más de seis mil negocios en lo que va del año, los empresarios locales buscan la fórmula para solicitar la presencia de "cascos azules" de la ONU en sus calles. Paralelamente, no son pocos los que piden ya que el gobierno se siente a negociar con los cárteles de la droga con tal de poner fin a las masacres y la desolación que vive la ciudad.

El sonido de las ráfagas de AK-47, el ulular de las sirenas y al perpetuo zumbido de los helicópteros forman parte de una banda sonora a la que se han acostumbrado los dos millones de habitantes que viven en Ciudad Juárez, la más peligrosa de México. La militarizada ciudad fronteriza es el escenario de la gran batalla que libran los cárteles de Sinaloa y Juárez y el Ejército.

Ubicada junto al puente fronterizo que conduce a El Paso (Texas), a Ciudad Juárez algunos la conocen como el laboratorio económico y político de México. Es la metáfora de un país azotado por la pobreza, a pesar de ser rico, y consumido en la corrupción y el narcotráfico.

Ciudad Juárez es más conocida por sus asesinatos en serie, primero de mujeres y ahora de narcotraficantes, que por aportar casi el 5% del PIB a la economía del país gracias a sus "maquiladoras", que es como se llaman las plantas ensambladoras y de confección de ropa de marca. Fue allí donde aparecieron en los años 60 estas multinacionales de mano barata que cons solo cruzar la frontera sur de los EEUU transgreden todoas las leyes ambientales y laborales: emplean un 68% de mujeres y un 30% de niños a partir de 13 años que cobran salarios miserables en una ciudad con precios estadounidenses. La corrupción en las fuerzas policiales –que por lo general terminan trabajando para los carteles de la droga- y la mano de obra barata y el ejército de desocupados fueron una de las claves para explicar el imparable crecimiento de los carteles de la droga que hoy se disputan el control de ese puesto fronterizo.

"Ciudad Juárez no ha recibido ningún tipo de atención de parte de las autoridades. Está considerada la ciudad más violenta del mundo, con los índices más altos en cuanto a muertes se refiere. Al tener más de diez muertos por día, ya se considera una zona de guerra. Por eso estamos pidiendo la intervención de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, así como de un grupo de las fuerzas de paz de la ONU que frenen esta incontrolable situación de violencia", argumenta Soledad Máynez, presidenta de la Asociación de Maquiladoras de Exportación.

La presidenta de esas factorías de ensamblaje, que es una de las principales actividades económicas lícitas de la ciudad, denunció que la "falta de efectividad de las autoridades llevó a los empresarios a decidir un acercamiento con las Naciones Unidas para pedir ayuda, tal como se hizo con los feminicidios" (el asesinato de medio millar de mujeres durante la pasada década).

Daniel Murguía, presidente de la sección local de la Cámara Nacional de Comercio, insiste en que "se debe permitir el ingreso de la policía militar de la ONU y de Estados Unidos para combatir la delincuencia, ya que, aparte de los homicidios, existe un alto número de secuestros y extorsiones. Hemos visto la presencia de "cascos azules" en otros países que tienen menos problemas que nosotros". La inseguridad ha transformado la vida comercial de Ciudad Juárez, antes pujante y bulliciosa, porque los empresarios huyen para instalarse en El Paso (Texas).

El Gobierno atribuye al narcotráfico más de 14,000 homicidios desde diciembre de 2006. Para hacerle frente ha desplegados cerca de 50.000 militares y miles de policías en una docena de Estados del país.

Pero la militarización de la lucha contra el narcotráfico ha sido un fracaso. La prueba más palpable de ello es que esta misma semana la revista norteamericana Forbes ha ubicado al narco mexicano, Joaquín "El Chapo" Guzmán, entre los 67 hombres más poderosos del mundo.

El criminal más buscado de México -que de tanto en tanto aparece por alguno de los restaurantes de Ciudad Juárez-, supera en influencia y poder a los Presidentes de Rusia y de Francia, según el cálculo de Forbes.

La distinción la querría el Presidente mexicano, Felipe Calderón. Pero no fue asi. Forbes prefirió a un compatriota suyo, y nombró a Guzmán, en el puesto 41 de su lista de las 67 personas más poderosas del mundo.

El escurridizo jefe del Cártel de Sinaloa, que presuntamente se esconde en las montañas del norte de México, aparece bajo la profesión de "traficante de drogas" en el ranking que la revista publicó esta semana en su sitio web. "Esta lista pretende ser el inicio de una conversación, no la palabra final", dijo la publicación en un artículo que acompaña su clasificación, y se preguntó: "Los criminales despreciables como el multimillonario cabecilla del narco mexicano Joaquín Guzmán... ¿deben figurar en esta lista?".

Con su número 41, Guzmán aparece encima de los Presidentes Dimitri Medvedev de Rusia (43), Nicolas Sarkozy, de Francia (56).

Guzmán no es el único poderoso reñido con la ley incluido por Forbes. El líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, aparece en la casilla 37, un puesto menos que el llamado banquero de los pobres, Manmohan Singh.

Hay otro mexicano en el ranking, y más motivo de orgullo para sus compatriotas que "El Chapo": el magnate de las telecomunicaciones Carlos Slim, en el sexto puesto. El otro sudamericano distinguido por Forbes es el Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en el puesto 33.

Forbes señaló que el ranking inaugural fue compilado a partir de una lista de 67 personas, "un número basado en la presunción de que es posible simbolizar la población mundial de 6.700 millones de personas con una relación de un habitante por cada 100 millones".

En marzo pasado, Forbes ya había seleccionado a Joaquín Guzmán para su lista de los hombres más ricos del mundo, y estimó su fortuna en 1.000 millones de dólares. En esa oportunidad, se desató una fuerte polémica sobre si era ético incluir a un criminal que amasó su riqueza con las drogas.

Luego, en mayo de este año, la revista estadounidense Time consideró al líder del cartel de Sinaloa en la lista de quienes creía serían las personas más influyentes de 2009.

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