Amapola del 2010: Si por un lado los fans estaban ansiosos por un nuevo disco de Divididos, también quedó claro que la banda tenía todas las ganas de tocarlo. De las más roqueras a las más telúricas, pasando por las más cancioneras: "Hombre en U", "Buscando un ángel", "Mantecoso", "Muerto a laburar", "Amapola del 66", "La flor azul", "Senderos", "Jujuy", "Caminando", "Boyar nocturno", "Avanzando retroceden", "Perro Funk" y "Todos", fueron pasando de a una, sin apuros. El público de un Luna a tope cantó varias, se sacudió con otras, se conmovió en más de un caso y siempre se mostró dispuesto a escuchar. Sonaron todas casi perfectas y con el plus del vivo. Es casi redundante, pero pocas bandas suenan tan sólidas y vitales en un escenario como Divididos. "Gracias por fumarse todo el disco", diría sobre el final el propio Mollo.
Intensidad y belleza, no tan al palo: Siempre con una excelente puesta de luces con incluyó una pantalla detrás del escenario que tiraba imágenes para enmarcaban visualmente las canciones y una reproducción en movimiento del molino de la tapa del disco, la banda le dio un gran segmento del show a canciones que se acercaban a las diferentes geografías del país y se desentendían del alto voltaje. "Vientito del Tucumán", "Par Mil", "Avanzando retroceden", "La Flor Azul", "¿Qué ves?" y la bellísima "Guanuqueando" formaron parte de ese recorrido profundo que le dio más colores, historias y olores a la noche.
Con un ejército de mis amigos: Peteco Carabajal (violín), Sandra Farias (danza y bombos), Nazareno Saavedra (bombos), Gustavo Valeriano (guitarra), Facundo Nardote (lap steel), José González (vientos), José Toconás (charango), Rubén Patagonia (voz), Micaela Chauque (voz); y Fabiana Cantilo (voz), Isabel de Sebastián (voz), Claudia Puyó (voz) y Ciro Fogliatta (teclados) -estos últimos para una versión de "With A Little Help From My Friends" (The Beatles)-, fueron los invitados de la noche. No se trató de encuentros para la foto, protocolo o sumar nombres. La clave fue la música y sobre todo hacerle justicia al cada vez más decidido y rico desembarco de Divididos en la cultura de la tierra.
Fiebre de miércoles pasada la medianoche: Después se alternarían canciones nuevas, algún regreso al norte, una visita al sur y Mollo anunció: "a partir de acá, un poco de rock & roll que no viene nada mal". Entonces se sucedieron "Sucio y Desprolijo" (Pappo's Blues), "Rasputín", "El 38", "Ala Delta", "With A Little Help From My Friends" (la versión no resultó tan atractiva como podía imaginarse), "Amapola del 66" (dedicada a Gustavo Cerati) y la yapa de "Nextweek", con zapada final y Mollo bajando del escenario y abrazándose con decenas de fans. Habían pasado tres horas de música que confirmaron que -más allá que algunos nos quedamos con ganas de más novedades en "Amapola del 66" -, Divididos sigue siendo una banda viva, en movimiento y capaz de dar shows de una seriedad y compromiso que la distinguen de la mayoría de sus pares. El trío volvió a brillar por peso específico -¡cómo cantó Mollo!-, repertorio y el cuidado con el que llevaron al escenario las canciones nuevas. Repiten el 3 de julio.
Por Sebastián Feijoo
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