Carmen Barroso, es la directora regional de la Federación Internacional de Planificación Familiar. En la Women Deliver 2010, que finaliza hoy en Washington, expuso sobre las adolescentes madres en la región. En esta entrevista repasa ese fenómeno y el problema del aborto inseguro.
Por Mariana Carbajal
Desde Washington DC
“América latina es la única región del mundo donde sigue aumentando la proporción de adolescentes que se convierten en madres”, advirtió la brasileña Carmen Barroso, directora regional de la Federación Internacional de Planificación Familiar (IPPF), una de las organizaciones más importantes a nivel mundial en la promoción de los derechos sexuales y reproductivos. Barroso es una de las expositoras de Women Deliver 2010, la conferencia internacional sobre salud materna que finaliza hoy en esta ciudad, con la presencia de más de 3000 participantes de 140 países. En una de las mesas mostró como ejemplo al estado de California, donde se redujo en 13 años la proporción de madres adolescentes en un 52 por ciento, con una política de Estado clara y constante de educación sexual integral y servicios de consejería en anticoncepción y entrega de métodos dirigidos a los jóvenes. En una entrevista de Página/12 analizó el problema de la maternidad temprana en la región y también otros temas abordados en Women Deliver 2010 como el impacto del aborto inseguro en la mortalidad materna y la decisión del gobierno de Canadá –de corte conservador– de excluirlo de la agenda de la próxima cumbre del G-20.
–¿Cuál es el alcance de esta conferencia?
–Es importante porque ahora los gobiernos se están dando cuenta de que de todas las metas fijadas por los Objetivos del Milenio, la de la salud de la mujer es la que está peor en su desarrollo y se prevé que no será alcanzada. Se dieron cuenta de que es necesario hacer algo. Hay mucha retórica al respecto sobre la importancia de destinar programas para prevenir la mortalidad materna pero todavía no hay recursos adecuados para eso. La conferencia servirá para aumentar la conciencia sobre esta problemática y en consecuencia ayudar a movilizar recursos. Pero hay problemas, para nosotros de América latina, que no están siendo visibilizados todo lo que deberían, por ejemplo el problema de las adolescentes.
–¿Cuál es la característica de la región?
–Es muy distinta de las demás regiones. Disminuyó el número de hijos de adolescentes, porque ahora tienen uno y no dos, tres o cuatro, pero en la mayoría de nuestros países aumentó la proporción de las que se tornan madres. Esto no pasa en ningún país de otra región.
–¿A qué se adjudica esta tendencia?
–Hay una expresión bastante válida que lo define como una “modernización truncada”. Un investigador de la Cepal (Jorge Rodríguez Vignoli) creó ese término. Los adolescentes se modernizaron, tienen otra visión de la sexualidad, se sienten más libres para iniciar temprano su sexualidad, pero esa modernización es truncada porque la sociedad no es lo suficientemente moderna para aceptar esta actividad sexual como algo legítimo a lo que tienen derecho. Entonces, hay una falta de políticas públicas que realmente respeten los derechos sexuales de los jóvenes. No tienen acceso a los anticonceptivos ni a la educación sexual integral y resulta que se embarazan sin que lo quieran o interrumpen un embarazo con un aborto o tienen hijos. Es una característica muy latinoamericana.
–¿Este fenómeno se observa también en la Argentina?
–Sí. En una reciente investigación, la Cepal estudió 17 países, entre ellos Argentina. Los datos observan la evolución entre 1990 y 2001. En Centroamérica hay una situación de equilibrio: bajan los niveles de maternidad adolescente en Nicaragua, El Salvador y Guatemala y aumentan en Honduras, Costa Rica y Panamá, pero en Sudamérica todos los países, salvo Paraguay, registran un incremento. (N. de R.: en Argentina el aumento fue de medio punto.) Esta situación tiene complicaciones graves para las madres adolescentes, que son en su mayoría pobres. Hay una diferencia brutal entre el quintil más pobre y el más rico al analizar este fenómeno. En todos los países estudiados ya había una gran diferencia, pero se observa que entre las pobres aumentó mucho más la maternidad adolescente. Entre las ricas, se mantiene en los mismos niveles.
–El aborto inseguro sigue siendo una causa relevante en la mortalidad de mujeres por gestación en Latinoamérica. ¿Cómo observa esta problemática?
–Hubo algunos avances, como en la ciudad de México. Pero la reacción de la oposición ha sido fortísima: se aprobaron en las constituciones de los estados cláusulas que protegen la vida desde la concepción, lo que torna la legalización más difícil. La misma cláusula se aprobó en República Dominicana. Al mismo tiempo hubo liberalización de la ley en Colombia. Hay una mixtura de progresos en algunos sitios y retrocesos en otros.
–¿Qué impacto tiene en la salud pública la liberalización de una ley que penaliza el aborto? ¿Aumenta la cantidad de abortos?
–No. Los estudios más serios muestran que no aumentan. Cambian las condiciones en las que son realizados los abortos. Entonces las que antes interrumpían un embarazo de forma insegura, con una ley que legalice el aborto tienen la posibilidad de hacerlo de forma segura. Es lo que pasó en México o antes en Rumania. Hubo un experimento interesantísimo en Rumania porque primero la ley se liberalizó, después se prohibió el aborto y luego, nuevamente se liberalizó. Y estudios muy cuidadosos muestran que lo que pasó fue que aumentó la mortalidad materna cuando se prohibió.
–En la próxima cumbre del G-20, a fines de junio, en Canadá, uno de los temas de la agenda es la mortalidad materna...
–Es importante que esté el tema, aunque ya estuvo en el G-20 anterior, tal vez sin tanta fuerza. El problema es que Canadá tiene un gobierno conservador y planteó que la salud de la mujer será el tema central de la próxima reunión pero no quiere incluir el problema del aborto. Es muy peligrosa esa actitud, porque el aborto inseguro es la causa del 13 por ciento de las muertes maternas, pero en algunos países llega al 20 por ciento. Es una actitud bastantes contradictoria del gobierno canadiense porque está reproduciendo una política como la de (George W.) Bush.
–¿Qué consecuencias puede llevar esta posición a la región latinoamericana?
–De todo tipo. Lo que sucedió en nuestra región con la política de Bush fue que incentivó a todos los opositores a los derechos de las mujeres que había en América latina a que salieran con fuerza, fortalecidos, con un aliado tan importante. Ahora, si encuentran otro aliado puede ser un desastre.
–En foros como Women Deliver 2010 se escucha mucha preocupación por la salud de las mujeres. Pero, ¿se traduce en hechos?
Se ríe. –De una forma, en algún nivel se espera que sí. Sin una preocupación inicial las políticas no son implementadas. En mi exposición sobre los adolescentes mencioné que tenemos un ejemplo reciente en el estado de California: redujeron 52 por ciento el embarazo de adolescentes en 13 años, entre 1992 y 2005. En otros países la tasa de embarazo adolescente o está estancada o las reducciones son de alrededor de 4 al 7 por ciento en 30 años.
–¿Cómo lo lograron?
–Con educación sexual integral, nada de reducirla a la abstinencia, y con acceso a los métodos anticonceptivos.
–El embarazo adolescente es un problema complejo. A veces no se reduce solo con información y métodos. Incide también la falta de otros proyectos de vida que la maternidad entre las jóvenes...
–Tiene toda la razón. En realidad, la mitad de los embarazos entre las adolescentes son deseados, dicen ellas. ¿Y por qué son deseados? Porque no tienen otras alternativas de vida. Si se analizan los países más pobres se observa que hay más embarazos deseados de adolescentes que en los países más ricos. En los países más pobres las adolescentes no tienen oportunidades de educación ni de trabajo, entonces ¿qué les queda? Ser madres. Es importante tener un proyecto de vida para que el embarazo no sea la única salida. Es importante también que se defiendan los derechos sexuales de los jóvenes para que se sientan con derecho a usar los servicios de salud.
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