CGT, 1930–2013.
Por Pablo Galand
Alo largo de su historia, la Confederación General del Trabajo vivió varios momentos de división y fractura. Como tal, nació en 1930 a partir de la unificación de la Unión Sindical Argentina (que aglutinaba a los sindicatos anarquistas que se habían ido de la Fora) y la Confederación Obrera Argentina, de extracción socialista. Pero la convivencia duró apenas cinco años y los socialistas crearon la CGT-Independencia, en tanto que los anarquistas formaron la CGT-Catamarca, para luego refundar la USA.
En 1942, la central obrera volvió a partirse. Por un lado, la CGT-1 que agrupaba a los socialistas y por otro la CGT-2, conducida por los comunistas.
Con la llegada de Perón a la Secretaría de Trabajo y Previsión, las dos CGT y la USA se reunificaron y dieron un firme apoyo al por entonces coronel, cuando fue encarcelado en la isla Martín García, y origen a la histórica jornada del 17 de octubre de 1945.
Con la caída de Perón, la CGT pasará a ser intervenida por la Revolución Libertadora y el movimiento sindical llevará adelante la Resistencia desde las 62 Organizaciones Gremiales Peronistas.
A partir del golpe de Estado de 1966, con la caída de Arturo Illia, se produjo una nueva fractura en la CGT. El sindicalismo peronista tradicional acompañó al dictador Juan Carlos Onganía y puso en marcha la intención de llevar adelante “un peronismo sin Perón”. Oponiéndose a este sector, surgió un nuevo sector conformado por dirigentes peronistas de izquierda y de diferentes experiencias de izquierda para dar lugar a la CGT de los Argentinos, liderada por Raimundo Ongaro. Esta central tendrá su mayor protagonismo en las jornadas del Cordobazo, sucedidas en mayo de 1968, y que significaron un duro golpe para la dictadura de Onganía. El encarcelamiento de los principales dirigentes de la CGT de los Argentinos llevó a la desaparición de esta central obrera hacia el inicio de la década del ’70.
La irrupción de la última dictadura, en marzo de 1976, también provocó un cisma en la central obrera. Por un lado, surgió la CGT-Azopardo, liderada por el dirigente plástico Jorge Triaca, que mantuvo una actitud “dialoguista” con los militares. En tanto que la CGT-Brasil, conducida por el cervecero Saúl Ubaldini, lideró el sector del movimiento obrero que se opuso con paros y movilizaciones a la política antiobrera impuesta por la dictadura.
Con el regreso de la democracia, Ubaldini se convirtió no sólo en el líder de la CGT sino también en el principal referente de la oposición al gobierno de Raúl Alfonsín, ante un peronismo dividido y en plena reconstrucción, tras la primera derrota electoral de su historia.
La llegada de Carlos Menem y sus políticas neoliberales, en 1989, generaron una nueva división en la CGT. En el Congreso del 10 de octubre en el Teatro San Martín, se enfrentaron los sectores que apoyaban al menemismo, liderados por Luis Barrionuevo, y los que se oponían, de la mano de Ubaldini. Este sector se retiró del congreso denunciando irregularidades y a partir de allí quedaron conformadas la CGT-San Martín, liderada por Barrionuevo, y la CGT-Azopardo, a cargo del cervecero. De esta central obrera surgirá el Movimiento de los Trabajadores Argentinos, liderado por Hugo Moyano y el titular de UTA, Juan Manuel Palacios.
Bajo el gobierno de Fernando de la Rúa, los sectores que apoyaron al menemismo conformaron la CGT oficial, a través de Rodolfo Daer, y Hugo Moyano pasó a comandar la CGT disidente. Finalmente, en junio de 2004, la CGT volvió a reunificarse a partir de un triunvirato conformado por Hugo Moyano, José Luis Lingeri y Susana Rueda.
En 1942, la central obrera volvió a partirse. Por un lado, la CGT-1 que agrupaba a los socialistas y por otro la CGT-2, conducida por los comunistas.
Con la llegada de Perón a la Secretaría de Trabajo y Previsión, las dos CGT y la USA se reunificaron y dieron un firme apoyo al por entonces coronel, cuando fue encarcelado en la isla Martín García, y origen a la histórica jornada del 17 de octubre de 1945.
Con la caída de Perón, la CGT pasará a ser intervenida por la Revolución Libertadora y el movimiento sindical llevará adelante la Resistencia desde las 62 Organizaciones Gremiales Peronistas.
A partir del golpe de Estado de 1966, con la caída de Arturo Illia, se produjo una nueva fractura en la CGT. El sindicalismo peronista tradicional acompañó al dictador Juan Carlos Onganía y puso en marcha la intención de llevar adelante “un peronismo sin Perón”. Oponiéndose a este sector, surgió un nuevo sector conformado por dirigentes peronistas de izquierda y de diferentes experiencias de izquierda para dar lugar a la CGT de los Argentinos, liderada por Raimundo Ongaro. Esta central tendrá su mayor protagonismo en las jornadas del Cordobazo, sucedidas en mayo de 1968, y que significaron un duro golpe para la dictadura de Onganía. El encarcelamiento de los principales dirigentes de la CGT de los Argentinos llevó a la desaparición de esta central obrera hacia el inicio de la década del ’70.
La irrupción de la última dictadura, en marzo de 1976, también provocó un cisma en la central obrera. Por un lado, surgió la CGT-Azopardo, liderada por el dirigente plástico Jorge Triaca, que mantuvo una actitud “dialoguista” con los militares. En tanto que la CGT-Brasil, conducida por el cervecero Saúl Ubaldini, lideró el sector del movimiento obrero que se opuso con paros y movilizaciones a la política antiobrera impuesta por la dictadura.
Con el regreso de la democracia, Ubaldini se convirtió no sólo en el líder de la CGT sino también en el principal referente de la oposición al gobierno de Raúl Alfonsín, ante un peronismo dividido y en plena reconstrucción, tras la primera derrota electoral de su historia.
La llegada de Carlos Menem y sus políticas neoliberales, en 1989, generaron una nueva división en la CGT. En el Congreso del 10 de octubre en el Teatro San Martín, se enfrentaron los sectores que apoyaban al menemismo, liderados por Luis Barrionuevo, y los que se oponían, de la mano de Ubaldini. Este sector se retiró del congreso denunciando irregularidades y a partir de allí quedaron conformadas la CGT-San Martín, liderada por Barrionuevo, y la CGT-Azopardo, a cargo del cervecero. De esta central obrera surgirá el Movimiento de los Trabajadores Argentinos, liderado por Hugo Moyano y el titular de UTA, Juan Manuel Palacios.
Bajo el gobierno de Fernando de la Rúa, los sectores que apoyaron al menemismo conformaron la CGT oficial, a través de Rodolfo Daer, y Hugo Moyano pasó a comandar la CGT disidente. Finalmente, en junio de 2004, la CGT volvió a reunificarse a partir de un triunvirato conformado por Hugo Moyano, José Luis Lingeri y Susana Rueda.
Fuente: Miradas al Sur
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