La historia de una banda que decidió hacer buena parte de sus giras recorriendo las cárceles bonaerenses con temas de Elvis y de los Redondos.
Por Felipe Deslarmes
La escena del niño que juega a ser guitarrista de un grupo de rock mientras rasguea una escoba es habitual para más de un padre. El papá de Vicente Linares jamás habría imaginado que ese juego sería el puntapié inicial que llevaría a que su hijo formara un grupo que además de editar discos y dar recitales en bares también lo haría en las cárceles. Hoy Vicente tiene 31 años y con la banda Más y los Multidocumentados, de la que es guitarrista y voz, se expone física y emocionalmente frente a los presos de varias unidades penitenciarias para aportar desde la música. “Gracias por llevarme un rato afuera y darme un rato de libertad mental”, suelen decirle al grupo los internos cuando terminan el recital.
La banda toca temas propios, pero también de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, de la Mona Giménez y el infaltable “Rock de la cárcel” que interpretaba Elvis Presley.
Estos recitales en vivo se dan en el marco de una serie de actividades culturales que impulsa el Ministerio de Justicia y Seguridad en las cárceles bonaerenses.
“Es una sensación extraña y muy fuerte –advierte Linares–. Primero con eso de llegar para tocar pasado el mediodía, en lugar de caer a la noche; después, entrar a la cárcel en vez de un bar. También marca una diferencia lo de dejar los documentos al ingresar, subir al escenario ahí, saber que te están esperando con ansias, aunque seas un desconocido, y que uno vuelve a tener sus papeles recién cuando te vas”.
Aunque ninguno es platense, el grupo se formó en La Plata, en 2006, y lleva ese nombre porque refiere a “sumar, a algo positivo, y por una suerte de homenaje a Sumo”, revela la voz cantante. Tienen dos discos producidos por Guido Nisenson que cuentan, además, con la ingeniería en sonido de Mario Breuer: Tiempo de especias (2008) y El tendal (2010). En este último, el tema “A naufragar” lo cantan junto a Andrés Calamaro.
“El de la cárcel es un público muy diferente y cuando tocamos ‘Juguetes perdidos’, de los Redondos, o ‘Tu cárcel’, de Marco Antonio Solís, algunos hacen gestos hacia arriba… distintos cada uno… como conectándose con algo que ya no está”, agrega Linares.
No tanto tiempo después de aquella muestra de destrezas con la guitarra-escoba, Vicente recibió de su padre una batería. Tenía 14 años. En los primeros grupos que integró, fue baterista. Después, compondría y tomaría clases de canto y guitarra. Pero cuando conformaron Más y los Multidocumentados fue cantante y guitarrista desde el principio.
“Yo ya había tocado en una cárcel con un grupo anterior y propuse esa experiencia al resto. Lo pensamos. No teníamos contacto con ninguna autoridad de ningún tipo, pero cuando nos decidimos, revisamos quiénes estaban a cargo, pedimos una reunión y les dijimos que queríamos tocar y que sólo se fijaran en abrirnos y en tener los equipos, nada más”.
En lo que va del año, la banda ya tocó en las cárceles de Magdalena, Florencio Varela, Melchor Romero, San Martín, Olmos, General Alvear y en la Unidad 9 de La Plata.
Varios de sus videos subidos a YouTube fueron grabados en cárceles, donde los recitales duran poco más de una hora. Y suelen quedarse un rato más, conversando con varios de ellos. Eso es algo que todos en la banda reconocen que los ha fortalecido y que los ha liberado de sus propios barrotes musicales. “La mayoría son pobres y buena gente. Muchas veces nos quedamos pensando que nosotros sólo hemos tenido la suerte de nacer en otro contexto. Y nos preguntamos qué habría sido de ellos si hubieran tenido más oportunidades.”
El resto del grupo lo integran Santiago Rodríguez (guitarra y coro), Pablo Toledo (guitarra), Elisa Elliott (teclados), Gonzalo Nuevo (bajo), Leandro Gutiérrez (batería) y Santiago Elisio (percusión).
“La primera vez que estuvimos en Magdalena, se habían retrasado el batero y el percusionista, y como ya estaban todos esperando, algunos empezaron a sugerir que cantara un interno de 60 años. Lo fueron a buscar. Yo me puse en la batería y lo empezamos a acompañar… no sabés cómo cantaba rock’n’ roll. Muy grosso. Cuando completamos el equipo, les dimos nuestro recital. Y volvió a subir a cantar con nosotros el ‘Rock de la cárcel’. Impresionante. Desde entonces, preguntamos si alguno quiere cantar o si alguno sabe tocar algo, y sube”. Cuenta Linares que recientemente, después de que una parte de uno de los recitales fuera emitido en un programa periodístico de televisión, algunos familiares de internos empezaron a enviarles mensajes en Facebook agradeciéndoles la alegría que vieron en sus rostro. Y es que para los internos, y para quienes los esperan afuera, se trata de saltar los muros.
La banda toca temas propios, pero también de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, de la Mona Giménez y el infaltable “Rock de la cárcel” que interpretaba Elvis Presley.
Estos recitales en vivo se dan en el marco de una serie de actividades culturales que impulsa el Ministerio de Justicia y Seguridad en las cárceles bonaerenses.
“Es una sensación extraña y muy fuerte –advierte Linares–. Primero con eso de llegar para tocar pasado el mediodía, en lugar de caer a la noche; después, entrar a la cárcel en vez de un bar. También marca una diferencia lo de dejar los documentos al ingresar, subir al escenario ahí, saber que te están esperando con ansias, aunque seas un desconocido, y que uno vuelve a tener sus papeles recién cuando te vas”.
Aunque ninguno es platense, el grupo se formó en La Plata, en 2006, y lleva ese nombre porque refiere a “sumar, a algo positivo, y por una suerte de homenaje a Sumo”, revela la voz cantante. Tienen dos discos producidos por Guido Nisenson que cuentan, además, con la ingeniería en sonido de Mario Breuer: Tiempo de especias (2008) y El tendal (2010). En este último, el tema “A naufragar” lo cantan junto a Andrés Calamaro.
“El de la cárcel es un público muy diferente y cuando tocamos ‘Juguetes perdidos’, de los Redondos, o ‘Tu cárcel’, de Marco Antonio Solís, algunos hacen gestos hacia arriba… distintos cada uno… como conectándose con algo que ya no está”, agrega Linares.
No tanto tiempo después de aquella muestra de destrezas con la guitarra-escoba, Vicente recibió de su padre una batería. Tenía 14 años. En los primeros grupos que integró, fue baterista. Después, compondría y tomaría clases de canto y guitarra. Pero cuando conformaron Más y los Multidocumentados fue cantante y guitarrista desde el principio.
“Yo ya había tocado en una cárcel con un grupo anterior y propuse esa experiencia al resto. Lo pensamos. No teníamos contacto con ninguna autoridad de ningún tipo, pero cuando nos decidimos, revisamos quiénes estaban a cargo, pedimos una reunión y les dijimos que queríamos tocar y que sólo se fijaran en abrirnos y en tener los equipos, nada más”.
En lo que va del año, la banda ya tocó en las cárceles de Magdalena, Florencio Varela, Melchor Romero, San Martín, Olmos, General Alvear y en la Unidad 9 de La Plata.
Varios de sus videos subidos a YouTube fueron grabados en cárceles, donde los recitales duran poco más de una hora. Y suelen quedarse un rato más, conversando con varios de ellos. Eso es algo que todos en la banda reconocen que los ha fortalecido y que los ha liberado de sus propios barrotes musicales. “La mayoría son pobres y buena gente. Muchas veces nos quedamos pensando que nosotros sólo hemos tenido la suerte de nacer en otro contexto. Y nos preguntamos qué habría sido de ellos si hubieran tenido más oportunidades.”
El resto del grupo lo integran Santiago Rodríguez (guitarra y coro), Pablo Toledo (guitarra), Elisa Elliott (teclados), Gonzalo Nuevo (bajo), Leandro Gutiérrez (batería) y Santiago Elisio (percusión).
“La primera vez que estuvimos en Magdalena, se habían retrasado el batero y el percusionista, y como ya estaban todos esperando, algunos empezaron a sugerir que cantara un interno de 60 años. Lo fueron a buscar. Yo me puse en la batería y lo empezamos a acompañar… no sabés cómo cantaba rock’n’ roll. Muy grosso. Cuando completamos el equipo, les dimos nuestro recital. Y volvió a subir a cantar con nosotros el ‘Rock de la cárcel’. Impresionante. Desde entonces, preguntamos si alguno quiere cantar o si alguno sabe tocar algo, y sube”. Cuenta Linares que recientemente, después de que una parte de uno de los recitales fuera emitido en un programa periodístico de televisión, algunos familiares de internos empezaron a enviarles mensajes en Facebook agradeciéndoles la alegría que vieron en sus rostro. Y es que para los internos, y para quienes los esperan afuera, se trata de saltar los muros.
Fuente: Miradas al Sur
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