Suele pensarse que los títeres son sólo para niños. Y que sólo a ellos los atrae ese universo repleto de muñecos de gomaespuma hechos de infinitos colores, tamaños y técnicas. Sin embargo, hay un grupo de experimentados titiriteros que considera que ese arte “es para todo el mundo”. Así lo entienden Miguel Fontana y María del Carmen Hernández, quienes dieron vida al Grupo Los Títeres de Don Floresto. Este año, el proyecto cumple 40 años sobre las tablas y lo celebra con un festival en el que subirán a escena seis de sus obras, en el Auditorio de la Sociedad Italiana de Belgrano (Moldes 2157). “Luchamos contra la idea cultural de que los títeres son para los chicos. Creemos que son para todos, como medio expresivo. Lo que sucede es que el títere con esa cercanía que tiene con el juguete conecta muy bien con los chicos”, subraya Hernández, una de las fundadoras del colectivo artístico que se completa con Carlos Ignacio Cortés, Ariel Bottor y Diego Balietti.
Los titiriteros presentarán una obra distinta cada mes. Una de las historias es la de un pajarito que quiere volar, pero es chiquito y tiene alas cortas. Simplemente tiene que esperar a crecer. Todo lo que vuela le produce envidia y entonces para poder volar decide hacerse alas postizas. Y con ellas sube un poquito y luego se cae y se lastima. Allí comienza una serie de peripecias que terminan cuando al pájaro le crecen las alas y logra volar. La otra historia se trata del encuentro y desencuentro amoroso entre dos burros, uno blanco y otro marrón. Ambas historias guardan mensajes para los espectadores: “Las historias tienen que ver con el mensaje de aceptarse a uno tal como es y aceptar al otro”, cuenta Fontana.
Fontana, quien es el creador y director del grupo, cuenta a Página/12 que cuando era chico le gustaba armar obras de títeres en su casa y que desde siempre le llamó la atención ese universo. “Los títeres nos encontraron a nosotros; nosotros no los buscamos a ellos. Y a veces te persiguen”, bromea. Por su parte, Hernández cuenta que siempre le interesó la educación a través del arte. “Los muñecos generan una gran fascinación a los chicos. Enseguida se entabla un código muy interesante con el títere y no hay tecnología que valga”, coinciden. Además de presentar las obras (con textos y muñecos propios) en los teatros y centros culturales, lo hacen en las escuelas y jardines de Capital Federal y Gran Buenos Aires. Los Títeres de Don Floresto presentarán Cuento con mascotas, en abril; Un tesoro de pirata, en mayo; Revuelo, en junio; Pocas pulgas, en julio; y La mar en coche, en agosto.
Fuente: Pagina /12
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