En La Plata funciona el único centro sanitario para trabajadoras sexuales de Latinoamérica abierto y mantenido por Ammar CTA Nacional, uno de los sindicatos de meretrices. Recibe más de 600 consultas mensuales y cuenta con siete especialidades.
Por Cecilia Toledo
Como cualquier empleada, las trabajadoras sexuales luchan por conquistar derechos. Pero en su actividad la pelea es mucho más encarnizada respecto de otras: se enfrentan con la policía, los proxenetas, los explotadores y los prejuicios sociales. Para afrontar esas batallas en mejores condiciones, hace 18 años un grupo de mujeres creó Ammar (Asociación de Mujeres Meretrices Argentina).
Al principio se conformó para la defensa de los derechos humanos y laborales de las mujeres que prestaban servicios sexuales. Pero frente a las necesidades del colectivo, surgieron otros objetivos, como el de dar respuesta a las demandas sanitarias de las trabajadoras. Esa necesidad social alumbró en La Plata el primero y único centro de salud en Latinoamérica para trabajadoras sexuales.
“La idea surgió por la demanda de las compañeras. Veíamos la poca accesibilidad que tenían las mujeres a los centros hospitalarios, con horarios imposibles de cumplir para quienes trabajan de noche. Además, muchas tuvieron que pasar por situaciones de discriminación y estigma”, cuenta Soledad Díaz, referente de Ammar La Plata, y directora del Centro de Salud Sandra Cabrera.
Ante un contexto tan hostil para ser atendidas por médicos, pero con la urgente necesidad de controlarse, las trabajadoras presentaron el proyecto en el Ministerio de Salud de la Provincia. La idea de crear un centro de atención médica exclusivo para trabajadoras sexuales podía ser considerada una locura para muchos, pero el Ministerio las apoyó.
Si bien son sólo mujeres quienes pueden afiliarse a Ammar, el centro de salud funciona bajo una política mucho más abierta. Por sus pasillos circulan hombres que son trabajadores sexuales, transexuales, hijos de las afiliadas, estudiantes, personas que van en busca de profilácticos y hasta clientes llevados por trabajadores que necesitan atención médica.
El centro cuenta con servicios de ginecología, infectología, pediatría, psicología, enfermería y obstetricia. Por mes, atiende entre 570 y 610 trabajadores sexuales.
Al principio se conformó para la defensa de los derechos humanos y laborales de las mujeres que prestaban servicios sexuales. Pero frente a las necesidades del colectivo, surgieron otros objetivos, como el de dar respuesta a las demandas sanitarias de las trabajadoras. Esa necesidad social alumbró en La Plata el primero y único centro de salud en Latinoamérica para trabajadoras sexuales.
“La idea surgió por la demanda de las compañeras. Veíamos la poca accesibilidad que tenían las mujeres a los centros hospitalarios, con horarios imposibles de cumplir para quienes trabajan de noche. Además, muchas tuvieron que pasar por situaciones de discriminación y estigma”, cuenta Soledad Díaz, referente de Ammar La Plata, y directora del Centro de Salud Sandra Cabrera.
Ante un contexto tan hostil para ser atendidas por médicos, pero con la urgente necesidad de controlarse, las trabajadoras presentaron el proyecto en el Ministerio de Salud de la Provincia. La idea de crear un centro de atención médica exclusivo para trabajadoras sexuales podía ser considerada una locura para muchos, pero el Ministerio las apoyó.
Si bien son sólo mujeres quienes pueden afiliarse a Ammar, el centro de salud funciona bajo una política mucho más abierta. Por sus pasillos circulan hombres que son trabajadores sexuales, transexuales, hijos de las afiliadas, estudiantes, personas que van en busca de profilácticos y hasta clientes llevados por trabajadores que necesitan atención médica.
El centro cuenta con servicios de ginecología, infectología, pediatría, psicología, enfermería y obstetricia. Por mes, atiende entre 570 y 610 trabajadores sexuales.
Un espacio abierto a la comunidad. “El centro de salud es un lugar de referencia para todas las trabajadores sexuales”, asegura Soledad, visiblemente a gusto con el perfil que tomó el lugar que dirige.
Para todas aquellas trabajadoras que no pueden llegar a la sede sanitaria de Ammar, el servicio va hasta ellas. Soledad, junto a dos compañeras, que se recibieron de promotoras sanitarias, salen de recorrida dos veces por semana por cabarets, boliches y departamentos privados. Y no van solas, lo hacen junto a un profesional médico que se encarga de atender a las trabajadoras.
Soledad relata la historia del centro de salud, y queda claro que lo alcanzado es mucho, pero tuvo su costo. En el camino quedó el sacrificio, la lucha y hasta la vida de una compañera, con cuyo nombre se bautizó a la unidad sanitaria de La Plata.
“Sandra Cabrera es en honor a una compañera que fue Secretaria General de Ammar Rosario y que resultó asesinada por la policía. Denunció proxenetismo, explotación de niñas y corrupción policial. Todas esas denuncias le costaron la vida. En 2004, recibió un tiro en la nuca. Ése fue el primer sacrificio de la organización por denunciar. A partir de ahí el trabajo fue de hormiga”, detalla Soledad, y detrás de ella puede verse un esténcil con la figura de Sandra Cabrera, un emblema que representa a Ammar en todo el país.
Para todas aquellas trabajadoras que no pueden llegar a la sede sanitaria de Ammar, el servicio va hasta ellas. Soledad, junto a dos compañeras, que se recibieron de promotoras sanitarias, salen de recorrida dos veces por semana por cabarets, boliches y departamentos privados. Y no van solas, lo hacen junto a un profesional médico que se encarga de atender a las trabajadoras.
Soledad relata la historia del centro de salud, y queda claro que lo alcanzado es mucho, pero tuvo su costo. En el camino quedó el sacrificio, la lucha y hasta la vida de una compañera, con cuyo nombre se bautizó a la unidad sanitaria de La Plata.
“Sandra Cabrera es en honor a una compañera que fue Secretaria General de Ammar Rosario y que resultó asesinada por la policía. Denunció proxenetismo, explotación de niñas y corrupción policial. Todas esas denuncias le costaron la vida. En 2004, recibió un tiro en la nuca. Ése fue el primer sacrificio de la organización por denunciar. A partir de ahí el trabajo fue de hormiga”, detalla Soledad, y detrás de ella puede verse un esténcil con la figura de Sandra Cabrera, un emblema que representa a Ammar en todo el país.
La información es poder. Como en cualquier otro tipo de empleo, aunque en el rubro de servicios sexuales con mucha más frecuencia, la explotación laboral es un mal que afecta a miles de trabajadoras. Y si algo les dificulta el poder defenderse de todos aquellos poderes que sacan provecho de su trabajo, es la falta de información. Para dar herramientas y conocimientos a las trabajadoras sobre sus derechos y posibilidades, Ammar brinda talleres sobre derechos humanos, profilaxis y salud sexual. “Pero nos dábamos cuenta de que en las capacitaciones, sobre todo las que apuntaban a Derechos Humanos, muchas compañeras no entendían”, subraya Soledad. “Hicimos una encuesta y vimos que muchas de ellas no habían terminado la primaria. A partir de ahí generamos un proyecto que busca garantizar otro más básico: el acceso a la educación.
Así, además del centro sanitario, en Ammar La Plata funciona una escuela con modalidad semipresencial, que comenzó hace dos años. Y ya tiene la primera camada de alumnos que logró finalizar sus estudios primarios. No son muchas las mujeres que se sumaron a esta iniciativa, “pero así sean cinco vale la pena”, asegura Soledad con una sonrisa.
Y si de garantizar derechos se trata, todavía resta uno: el acceso a una vivienda propia. Si bien desde Ammar La Plata aseguran que por ahora se trata de una idea cuya concreción parece bastante lejana, no descartan la posibilidad de presentar un proyecto que les permita a las trabajadoras acceder a una vivienda digna. Pero allí comienzan los escollos. “Todos nos felicitan por el trabajo que hacemos, pero cuando pretendemos acceder a planes de vivienda como colectivo, o cuando queremos legalizar nuestro trabajo, nadie se hace cargo”, resume Soledad. Y aunque hay quienes dicen que nadie, en su sano juicio, elegiría trabajar de prostituta, “dentro de las opciones que tengo es la que elijo. Antes de estar encerrada quince horas en un taller, o limpiar la mierda de otro, prefiero ser una trabajadora sexual”, se enorgullece la dirigente.
Así, además del centro sanitario, en Ammar La Plata funciona una escuela con modalidad semipresencial, que comenzó hace dos años. Y ya tiene la primera camada de alumnos que logró finalizar sus estudios primarios. No son muchas las mujeres que se sumaron a esta iniciativa, “pero así sean cinco vale la pena”, asegura Soledad con una sonrisa.
Y si de garantizar derechos se trata, todavía resta uno: el acceso a una vivienda propia. Si bien desde Ammar La Plata aseguran que por ahora se trata de una idea cuya concreción parece bastante lejana, no descartan la posibilidad de presentar un proyecto que les permita a las trabajadoras acceder a una vivienda digna. Pero allí comienzan los escollos. “Todos nos felicitan por el trabajo que hacemos, pero cuando pretendemos acceder a planes de vivienda como colectivo, o cuando queremos legalizar nuestro trabajo, nadie se hace cargo”, resume Soledad. Y aunque hay quienes dicen que nadie, en su sano juicio, elegiría trabajar de prostituta, “dentro de las opciones que tengo es la que elijo. Antes de estar encerrada quince horas en un taller, o limpiar la mierda de otro, prefiero ser una trabajadora sexual”, se enorgullece la dirigente.
Latinoamérica
Avances legales en el Cono Sur
Avances legales en el Cono Sur
Ecuador. El presidente Rafael Correa se reunió con trabajadoras sexuales organizadas en la Red TraSex de latinoamérica. Al finalizar la reunión señalo que “Ustedes son seres humanos y tienen dignidad y derechos contra los que nadie puede atentar”.
Bolivia. El 27 de septiembre de 2012, Evelia Yucra logró que en su cédula de identidad se consigne como profesión “trabajadora sexual”. “Éste es el punto fundamental para que otras se animen. Quiero que las demás compañeras dignifiquen su trabajo, que pierdan la vergüenza, que se quiten la mochila de la culpa”, dijo Evelia al diario Los Tiempos.
Paraguay. Se lanzo una escuela de alfabetización para mujeres trabajadoras sexuales y personas trans. La iniciativa está siendo ejecutada por el Ministerio de Educación de ese país. En un lapso de 24 meses, las trabajadoras que asistan al curso habrán terminado sus estudios primarios y obtendrán un título oficial.
Fuente: Miradas al Sur
No hay comentarios:
Publicar un comentario