miércoles, 3 de abril de 2013

UN HOMENAJE EN LA CASA DE LA CULTURA

Se coloco una placa por los desaparecidos en la Biblioteca Nacional. Participaron Horacio González, el juez Raúl Zaffaroni, el subsecretario de Derechos Humanos, Luis Alén; Marta Vázquez, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, y la nieta restituida Jorgelina Molina Planas.
 

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Las placas desplegadas en los pasillos de la Biblioteca Nacional dan testimonio de muchos momentos y aspectos de la Argentina. En palabras del actual director, Horacio González, es “la casa de cultura más grande del país, y las placas en sus paredes hablan de su historia”. Mezcladas entre los recuerdos de Jorge Luis Borges, Mariano Moreno y Paul Groussac, desde ayer aparecen estas palabras en bronce: “A quienes lucharon contra la dictadura cívico-militar de 1976-1983 en búsqueda de una sociedad más justa, por Memoria, Verdad y Justicia”. Funcionarios, militantes de organismos de derechos humanos y ciudadanos acudieron ayer a la presentación del homenaje, que el juez de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni definió como “el eterno agradecimiento a las Madres, por generaciones y generaciones”.
En vísperas del Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, referentes de distintos ámbitos se sumaron al acto de presentación de la placa en homenaje a las víctimas de la última dictadura militar. Además de Horacio González y Raúl Zaffaroni, participaron el subsecretario de Protección de Derechos Humanos de la Nación, Luis Alén; la titular de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Marta Vázquez, y la nieta restituida Jorgelina Molina Planas. Todos ellos hicieron uso de la palabra aportando su mirada sobre la importancia de mantener en pie la Memoria.
Horacio González reivindicó a la Biblioteca Nacional como “un lugar de varios períodos históricos”, que es “la casa de cultura e historia más grande del país”. “Este período tiene una mirada crítica de fuerte reprobación al período de la última dictadura militar”, expresó y añadió que con este homenaje “se renueva un compromiso”. Explicó que cada placa colgada da cuenta de un momento y una mirada en particular, lo que otorga una valiosa diversidad al lugar. “No todas nos agradan y no es fácil cambiarlas –afirmó–, muchas veces el cemento y el metal se encargan de hacer lo más repudiable.”
Zaffaroni, a quien Horacio González antes describió como “el juez de la Corte Suprema más travieso de toda la historia y el universo”, sostuvo que “un genocidio, por más que se lo intente borrar, queda”. “Si no se lo explica, se genera en el inconsciente colectivo un bache histórico, que es un sentimiento de no saber qué pasó ni quién tuvo la culpa”, opinó. En este sentido, remarcó la importancia de la placa, la cual destacó como “un eterno agradecimiento a las Madres, por generaciones y generaciones”, dijo. Además celebró el “piberío” presente y aseguró que “lo que más fija la Memoria es la transmisión oral hacia las nuevas generaciones”.
El subsecretario de Protección de Derechos Humanos de la Nación, Luis Alén, planteó que “las Madres son la reserva ética de nuestro país”. La instalación de la placa forma parte del programa que la Biblioteca Nacional lleva adelante en coordinación con la Secretaría de Derechos Humanos. Alén argumentó que “el acto es en la casa de las palabras, porque la lucha de los desaparecidos también fue cultural”, y expresó que, por tanto, “la actual lucha por los derechos humanos también debe serlo”.
En representación de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, habló la presidenta de Madres Línea Fundadora, Marta Vázquez. “Parece mentira que hayan pasado 37 años de aquel golpe militar”, lanzó para despertar la emoción de toda la sala y provocar el unánime cántico: “Madres de la Plaza, el pueblo las abraza”. Comentó que “luchamos desde que comprendimos la necesidad de que no se puede dar lugar al olvido”. “No sabemos cómo lo hicimos, cómo llegamos hasta acá –se sinceró–, pero los hechos demuestran que se pudo y hemos podido salir adelante, despertar conciencias y pedirle a todos que no se olviden de lo que pasó.”
La nieta restituida Jorgelina Molina Planas se mostró “conmovida” y aseveró que además de “ser el Día de la Memoria”, en su caso es también “el Día de la Recuperación de la Identidad”. Señaló que sigue esperando que la Justicia avale su caso y le permita realizar el cambio de DNI para hacer uso del apellido de sus padres biológicos.
“Para que haya Memoria tiene que haber Verdad, y todavía queremos saber qué pasó con nuestros hijos”, afirmó Vázquez, quien luego lamentó que “esa pregunta la tenemos clavada en el corazón” y “quizás no lleguemos a conocer la respuesta”. “Sin embargo, lo fundamental es evitar que todo quede en el olvido”, asintió. Agregó que las Madres están “casi al final del camino”, y a veces “se cansan”, pero concluyó: “Siempre cobramos la fuerza de los 30 mil, y seguimos adelante”.
 
Informe: Juan Manuel Frías.

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