Rock y Política
El rock organizado no es algo común. El rock haciendo uso de herramientas institucionales lo es mucho menos. Era una materia pendiente en la música según Diego: “El teatro había demostrado que se podía juntar, el cine y la danza también, para resolver colectivamente los problemas comunes. Se juntaron para dar una respuesta colectiva a una problemática común. En la música, siempre fue una situación dificultosa porque el mercado influyó tanto en la relación entre arte y espectáculo que con el tiempo se fue tomando como una expresión más del espectáculo que como una expresión artística. Entonces, la sociedad vislumbra que el teatro es un arte, que la danza es un arte, que el cine es un arte, pero sobre la música no lo tiene muy claro. El primer trabajo que tenía la Unión era trabajar muy fuertemente hacia adentro de la actividad, pero no es que nos juntamos para exigirle cosas al Estado. Ese tipo de conceptos no estuvo en la fundación de la Unión ni está ahora, en el sentido de la existencia convencional o tradicional al Estado”.
La asociación del rock con la política es palmaria, patente, pero por lo general, desde un lugar más libertario, digamos, más tira piedras al orden institucional. La UMI, es este sentido se para en otro lugar: “La Unión siempre tuvo claro que no iba a hacer una cuestión declamativa, que nosotros queríamos poder sostener el discurso en la práctica. O sea que no era ir a reclamar por reclamar determinados enunciados que por ahí podían quedar bien o ser políticamente correctos, pero que después en la práctica quedaban en la nada. Nosotros propusimos darnos una respuesta a los tiempos que nos tocó vivir y esa acción no podía ser reclamativa, sino que tenía que servir para transformar la realidad que nos tocó”, señala Diego con pragmatismo y sigue: “cuando nos juntamos con la unión tratamos de señalar con el paso del tiempo que política no era mala palabra. Desde el momento en que todo músico hace un disco de forma independiente, cuando una compañía discográfica no lo ha querido tomar, está teniendo una actitud política. Desde ese lugar se llamó a rescatar el concepto de política”.
Esa acción concreta de la que habla Diego tiene dos ejes fundamentales: uno es facilitar los mecanismos de producción, distribución, difusión y de tocar en vivo que tiene que ver concretamente con dar soluciones específicas. “La unión dio respuestas económicas y operativas hacia esta problemática, que era lo que más nos interesaba. ¿Como lo hicimos? Haciendo convenios para poder fabricar más barato, imprimir con mejor calidad, etcétera. Ésa fue una primera parte. Luego nos abocamos a la segunda que tiene que ver con la relación con el resto de la sociedad y con el Estado”.
Las batallas
La primera acción concreta fue salir a enfrentar la reglamentación por parte de Néstor Kirchner de la Ley del Ejecutante Musical, un acuerdo entre Frondizi y Perón, que creaba una caja recaudatoria, y obligaba a los músicos a dar un examen de idoneidad. Se pensó que se estaba dando respuesta a una reivindicación histórica y que se recuperaban beneficios sindicales, pero la cosa no era tan así, “¿alguien decide quién es músico y quién no?” Ante la movilización de la UMI junto con músicos autoconvocados, se dio marcha atrás y se derogó el decreto reglamentario.
La segunda batalla ganada fue un juicio que le hicieron al Gobierno de la Ciudad que terminó en un fallo histórico del Tribunal Superior de Justicia de febrero de 2008, que declara inconstitucionales varios artículos que regulaban la actividad musical en vivo. “Es que después de Cromañón, desde el Gobierno primero hubo precaución, luego una sobreactuación y después persecución a la música en vivo. Se legisló como si lo peligroso fuera la música y no las condiciones en las cuales se desarrollaba la música. Poco después, el INADI sacó un dictamen que decía que en la ciudad de Buenos Aires se discriminaba a los músicos por las normas que se aplicaban. A partir de esto se empezó a reformular el Código de Habilitaciones para que se cumpla con el espíritu del fallo, pero hasta ahora no hay acuerdo entre los bloques y eso está detenido.
Tercera batalla: Ley de medios. Como todos sabemos, por lo menos ustedes, oh lectores de este suple, como el Código Civil, la Ley de Medios es una ley comentada, es decir, cada artículo tiene su explicación y fundamento en el texto en forma de notas al pie o algo así. Y el nombre de nuestro entrevistado, Diego Boris, figura en el artículo 65 que es el que manda a que el 30 por ciento de la música que se pasa en las radios sea nacional y el 15 por ciento sea de música que se auto gestione, es decir, de autores y compositores de su propia obra. “Nos sentimos convocados por toda esa lucha de la comunicación alternativa que se dio durante tantos años, entonces participamos fuertemente en los foros reclamando que también se tenía que proteger la música independiente, no sólo la música nacional porque entonces se corría el riesgo de solamente replicar lo que el sistema proponía. En eso coincidíamos en que el arte le debe discutir al mercado no sólo la circulación de música en vivo, sino también la producción, la distribución y la difusión que el mercado le propone a la música porque eso tiene que ver con la concentración de medios y con las alianzas de la superestructura de la música con los medios”, dice el que aparece en la Ley.
Aldana y El otro yo de la real politik
Cristian por su parte, como buen exponente de su generación y de su profesión, odiaba la política al punto de estar en contra de votar. Posturas que cambiaron luego de la experiencia de la UMI: “Hoy, como referente de la música, me parece que está bueno que los pibitos vean que no hay que tenerle miedo a la política, hay que enterarse de lo que pasa y tener en claro que la única forma de cambiar las cosas que no nos gustan dentro de este sistema es a través de la política y a través de las leyes. Si en este momento la idea de jugarse para hacer una ley significa que tengamos que tocar en un acto político como tocamos el otro día apoyando la Ley de Medios, para mí es recontra válido y le pongo el cuerpo porque no es solamente para El Otro Yo, es para todos los músicos, va más allá de nosotros”.
El Otro Yo tiene esa impronta rebelde, de autogestión e independencia, un camino que tal vez marcaron a fuego los Redondos. “El Otro Yo es una banda que nunca debería haber existido porque veníamos de un lugar que era muy difícil. Todo el desarrollo de la banda fue en los 90. Cuando empezamos, la primera opción que tomamos fue la de autogestión porque no había otra posibilidad para poder desarrollar una carrera”. Sin embargo, el camino de la autogestión, no es la de ir “en contra del sistema” a lo pavo. “La única forma es meterse dentro del sistema y tirando ideas nuevas. Es re loco. Yo nunca pensé que iba a estar en esta situación de defender una ley que es para los músicos”, explica.
Cristian se refiere al proyecto de Ley Nacional de la Música. Es una movida que busca incluir a los distintos sectores de la música con una lógica que explica Diego: “El Estado da herramientas a la sociedad para que la sociedad a través de sus artistas realice políticas culturales. Es como crear fuertemente los anticuerpos que tiene la sociedad contra la cultura hegemónica que impone el mercado. Son herramientas diferentes a los subsidios tradicionales, herramientas que solucionan una parte del proceso productivo, tales como un vale para fabricar discos, un vale para horas de grabación, etc. Otra instancia es la creación de los circuitos estables de música en vivo con un paraguas protector luego de lo de Cromañón, y además generar un circuito cultural y social para acercar la música a los sectores más postergados que no tienen acceso a estas formas de arte”.
En esta búsqueda de ideas nuevas, El Otro Yo acaba de lanzar una página con el contenido de la banda que funciona como una red social donde te podés armar un perfil, poner fotos, poner un video, conocer gente. “Es un buen experimento porque considero que la página de las bandas va a ser el nuevo nicho importante para poder generar desde allí una idea de libertad y autogestión”. En el mundo, hasta hoy, hay sólo tres bandas con su red social, Radiohead, Nine Inch Nails y la que hoy nos convoca. La pregunta inevitable: “¿Van a subir los discos para que se bajen gratis?”, “Si la bajada es legal es mejor para la banda. Pero no puedo adoptar una postura clara en eso porque es como muy adelantado si yo te dijera `ésa es la posta´, parece que está bueno que la gente se pueda bajar la música gratis, pero alguien lo tiene que bancar. Nosotros lo estamos bancando ahora porque queremos regalarle a la gente algo para que se sume a nuestra página como perfil. Queremos hacer fuerte nuestra página”.
- NiaP: ¿A qué decís ni a palos?
-A volver para atrás. La nueva Ley de Medios va a ser un cambio fundamental para la educación general. Le tengo fe porque creo que va a haber una posibilidad de un abanico mucho más amplio para poder ver otras cosas. Hoy en día, por cómo está todo, hay una sola visión de las cosas que es re negativa. La educación que tiene como base el temor es la peor forma de represión que puede haber. Ni a palos al miedo, ni a palos a esa idea de querer tener al hombre bajo el ala del temor. Hay que decirle que no al odio y sí a la paz, a los cambios y a un mundo mejor.
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