Es uno de los videojuegos más antiguos y simples, pero su característico bichito todavía es el más reconocible de la industria. Ideado en 1980 en una firma japonesa por un diseñador que no cobró royalties, sigue recreándose en nuevos negocios.
Que el Pac-Man ya tenga treinta años nos puede hacer sentir viejos. El Pac-Man, criatura nacida en 1980 de la compañía japonesa Namco, es uno de aquellos primeros juegos que sobrevivieron a la novedad de la era de los arcade. El adictivo videojuego con su círculo masticador minimalista fue retocado y mejorado muchas veces; hubo más de 50 versiones del popular juego de laberinto.
Más de 10.000 millones de PacMan se han jugado en el mundo. En los buenos viejos tiempos, Namco patentó 294.000 ediciones arcade del original, y su éxito dio origen a numerosos negocios más chicos complementarios. La espantosa canción de rock "Pac-Man Fever", por ejemplo, trepó rápidamente hasta el puesto 9 de las listas de éxitos de Billboard. Fue disco de oro en marzo de 1982 y vendió 2,5 millones de copias.
¿Cómo fue que se desató el furor por el Pac-Man en los Estados Unidos y en todo el planeta? Cuando se lanzó el Pac-Man, todavía no había demasiados videojuegos para elegir. Tras el éxito de Pong y Space Invaders, hubo una búsqueda constante y desesperada de un nuevo hit en videojuegos.
Pero la demanda de algo nuevo y creativo superaba la oferta de cosas nuevas y creativas. Entonces fue el turno de Namco. Antes de hacer software de juegos, Namco era una pequeña empresa de Tokio, fundada en 1955, de caballitos mecánicos que los chicos podían montar en las grandes tiendas. Cuando los videojuegos se adueñaron de los fondos de los bares, en los 70, Namco se basó en Space Invaders para crear Galaxian, en el que naves extraterrestres disparaban en picada en lugar de los alienígenas de Space Invaders, que iban bajando en formación, lentamente, por la pantalla.
Público femenino
Pero en 1979, un joven diseñador llamado Toru Iwatani recibió la luz verde para hacer un tipo distinto de juego, que empleaba colores pastel y que apuntaría primero a las mujeres.
Iwatani recién terminaba sus estudios y, aunque no estaba en las alturas de Shigeru Miyamoto, el diseñador de Nintendo, tanto él como el creador de Mario compartián el mismo objetivo. Ambos trabajaron mucho para impresionar a sus respectivos jefes y ascender en la jerarquía de sus compañías y convertirse en la cara visible de sus empresas.
Iwatani llamó "Puckman" al juego que creó junto con su equipo en 1980. El nombre fue sustituido por "Pac-Man" cuando se dieron cuenta de que los adolescentes de los Estados Unidos probablemente remplazarían la "P" de Puckman por la "F" (formando una mala palabra en inglés).
En 1980, Namco lanzó ocho juegos arcade. Lo más curioso es que la compañía nunca pensó que el Pac-Man iba a ser el más famoso de todos. En las convenciones donde se presentaban los juegos de Namco en vísperas de sus lanzamientos al mercado, los hombres deliraban con un juego de carreras llamado Rally-X. El juego de Iwatani, con su dulzura y colores más tenues, tardó en cautivar a la gente.
Fenómeno mundial
Pero cuando el Pac-Man se volvió un fenómeno mundial, Iwatani quedó fuera de las regalías. (Hoy por hoy, los diseñadores importantes de juegos pueden cobrar 10% o más de royalties). Sin embargo, Iwatani siempre se conformó con ser un hombre de la empresa y fue ascendido a jefe de Investigación y Desarrollo de juegos en Namco.
Y el éxito del Pac-Man continuó. Atari, que adquirió las licencias de los juegos de Namco en 1978, decidió hacer uso de la del Pac-Man a fines de 1981. La versión de Atari tuvo problemas, como un molesto titilar en pantalla, no obstante lo cual el juego vendió 7 millones de copias. Así y todo, fue considerado un fracaso porque Atari, en uno de sus muchos raptos de arrogancia que culminarían en su caída, hizo 12 millones de cartuchos.
Aun hoy, el Pac-Man sigue siendo el personaje de videojuego más reconocible en Estados Unidos. Todavía es el mayor éxito de Namco. Según el libro Guinness World Records 2010 Gamer’s Edition, el 94% de los estadounidenses identifican a la hambrienta esfera amarilla, superando al ubicuo Mario Bros por 1%.
Tres reglas simples
¿Por qué el bichito rápido e insaciable todavía tiene un lugar en Xbox Live Arcade, el iPhone y el iPad? Por su simplicidad. Los juegos recuperaron su esencia de la época dorada del arcade, pero se los hizo intencionalmente difíciles de ganar. La razón fue puramente monetaria. No era necesario un manual para entender el Pac-Man, a diferencia de juegos como Halo 3 o Call of Duty: Modern Warfare.
Lo único que había que hacer era seguir tres reglas sencillas: Moverse por el laberinto. Comer los puntos. Evitar los fantasmas. Para ganar, se requerían reflejos rápidos y miedo/odio por esos fantasmas. Lo mismo que hoy para el iPad o el Xbox Live Arcade.
Aun más que Pong, el Pac-Man atrajo al público femenino, difícil de captar en el mundo del juego en los inicios del arcade. La Entertainment Software Association informa que hoy el 43% de los jugadores online son mujeres que juegan ocasionalmente, mientras que en los años 80 las mujeres jóvenes y adultas no se interesaban por la mayoría de los juegos, supuestamente porque en los juegos había que disparar.
En Canyon Bomber, Death Race y Galaxian se disparaba contra algo. El PacMan no tenía armas. En marzo de 2007, Iwatani dejó de trabajar en Namco y desde entonces es profesor full time al frente del Departamento de Creación de Juegos de la Universidad Politécnica de Tokio.
Ahí, se dedica a los juegos sociales y a juegos serios que ayudan en rehabilitaciones. Pero su obra maestra perdurará en sus distintas encarnaciones. Pac-Man Battle Royale, su versión más nueva, será presentado a mediados de junio en un evento lleno de celebridades en el Club Nokia de Los Angeles durante la convención de videojuegos E3. A eso se suman los flamantes negocios fílmicos.
Para una industria de juegos muy elaborados que cuestan millones y muchas veces desaparecen a las tres semanas de su lanzamiento, es reconfortante ver que el Pac-Man sigue vigente, que es recordado con mucho afecto y que se lo sigue jugando después de tres décadas de nostalgia del joystick.
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